Si a esta nota de hoy, tuviese que ponerle un título, la denominaría “Inquietudes Tardías”. Pero sería una denominación… incorrecta. Porque el ser humano, puede sacar de dentro de si, capacidades, que por circunstancias, sólo tardíamente pudo poner en práctica. Pero que indudablemente, las poseía.
Hay numerosísimos ejemplos de seres humanos, que crearon belleza luego de muchas décadas de vida. Porque los ancianos también tienen presente. Además talentosas voces viejas pueden expresar palabras nuevas.
Comenzaré con algunos ejemplos, de famosos escritores que comenzaron a pintar, casi en el ocaso de sus vidas. Un escritor hindú –que fue el primer asiático que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1913- visitó nuestro país teniendo 65 años. Aquí comenzó a pintar, logrando realizar casi 1.000 obras. Se llamó Rabindranath Tagore.
Un escritor alemán también Premio Nobel de Literatura, comenzó a pintar a avanzada edad. Se llamó Herman Hesse y escribió libros tan famosos como “Siddaharta” y “Demian”.
Otro escritor alemán muy conocido, fue un destacado pintor en su vejez. Se llamó Johann Wolfgang Goete. Pero Goete fue muchas cosas más. Abogado, ministro, militar, director de teatro, botánico. Un hombre realmente talentoso.
Otro pintor de buen nivel, fue Gustavo Adolfo Becker, el de las “Rimas”. También pintó, y muy bien Federico García Lorca, español como Becker.
Un gran escritor argentino fue un refinado pintor. Se llamó Pedro B. Palacios y usó el seudónimo de Almafuerte. Fue el autor del famoso aforismo “no te des por vencido ni aún vencido”.
Y mencionaré otros casos de hombres relevantes, que entendieron que vejez significa tener más años, no menos vida y que siempre podemos aprender.
Daré algunos ejemplos: Edison, el famoso científico, murió en 1931. Fue al colegio oficial solamente 3 meses. Inventó la lamparilla eléctrica, el fonógrafo, el mimeógrafo, el teléfono sin hilos, entre otros logros.
Dijo Julio Verne: “¡Cuánto pudo pensar un solo hombre. Cuanto podría una humanidad, pensante!”. Edison tuvo siempre la sensación de su falta de preparación escolar (aunque la reemplazó holgadamente). Y a los 78 años decidió estudiar filosofía griega, tarea que continúo casi hasta los 84 años, en que falleció.
Otros ejemplos de inquietud en la vejez: Sócrates, el filósofo griego empezó a estudiar la cítara, un instrumento musical, a los 64 años.
Pirandello, italiano, Premio Nobel de Literatura, que alcanzó fama internacional con su obra teatral “Seis Personajes en Busca de un Autor” escribió su primera obra de teatro a los 54 años.
Para resumir, podría expresar, que quien considera que ya es tarde para aprender, seguramente en cualquier etapa de su vida le pareció ya tarde para aprender.
Creo que podemos concluir, que envejecer es una etapa que algunos afortunados atraviesan cantando. Porque una ancianidad con talento, es siempre una ancianidad joven. Y voces viejas suelen seguir diciéndonos palabras nuevas, dado que ningún presente, está libre del pasado.
¡Y pensar que suelen desmerecerse tanto la opinión de los ancianos como sus realizaciones!. Y solamente por ancianos…
Y un aforismo final para esta injusticia que le toca soportar muchas veces, a los hombres y mujeres de avanzada edad: “No soy el de ayer. Pero tampoco, soy otro”.
Hay numerosísimos ejemplos de seres humanos, que crearon belleza luego de muchas décadas de vida. Porque los ancianos también tienen presente. Además talentosas voces viejas pueden expresar palabras nuevas.
Comenzaré con algunos ejemplos, de famosos escritores que comenzaron a pintar, casi en el ocaso de sus vidas. Un escritor hindú –que fue el primer asiático que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1913- visitó nuestro país teniendo 65 años. Aquí comenzó a pintar, logrando realizar casi 1.000 obras. Se llamó Rabindranath Tagore.
Un escritor alemán también Premio Nobel de Literatura, comenzó a pintar a avanzada edad. Se llamó Herman Hesse y escribió libros tan famosos como “Siddaharta” y “Demian”.
Otro escritor alemán muy conocido, fue un destacado pintor en su vejez. Se llamó Johann Wolfgang Goete. Pero Goete fue muchas cosas más. Abogado, ministro, militar, director de teatro, botánico. Un hombre realmente talentoso.
Otro pintor de buen nivel, fue Gustavo Adolfo Becker, el de las “Rimas”. También pintó, y muy bien Federico García Lorca, español como Becker.
Un gran escritor argentino fue un refinado pintor. Se llamó Pedro B. Palacios y usó el seudónimo de Almafuerte. Fue el autor del famoso aforismo “no te des por vencido ni aún vencido”.
Y mencionaré otros casos de hombres relevantes, que entendieron que vejez significa tener más años, no menos vida y que siempre podemos aprender.
Daré algunos ejemplos: Edison, el famoso científico, murió en 1931. Fue al colegio oficial solamente 3 meses. Inventó la lamparilla eléctrica, el fonógrafo, el mimeógrafo, el teléfono sin hilos, entre otros logros.
Dijo Julio Verne: “¡Cuánto pudo pensar un solo hombre. Cuanto podría una humanidad, pensante!”. Edison tuvo siempre la sensación de su falta de preparación escolar (aunque la reemplazó holgadamente). Y a los 78 años decidió estudiar filosofía griega, tarea que continúo casi hasta los 84 años, en que falleció.
Otros ejemplos de inquietud en la vejez: Sócrates, el filósofo griego empezó a estudiar la cítara, un instrumento musical, a los 64 años.
Pirandello, italiano, Premio Nobel de Literatura, que alcanzó fama internacional con su obra teatral “Seis Personajes en Busca de un Autor” escribió su primera obra de teatro a los 54 años.
Para resumir, podría expresar, que quien considera que ya es tarde para aprender, seguramente en cualquier etapa de su vida le pareció ya tarde para aprender.
Creo que podemos concluir, que envejecer es una etapa que algunos afortunados atraviesan cantando. Porque una ancianidad con talento, es siempre una ancianidad joven. Y voces viejas suelen seguir diciéndonos palabras nuevas, dado que ningún presente, está libre del pasado.
¡Y pensar que suelen desmerecerse tanto la opinión de los ancianos como sus realizaciones!. Y solamente por ancianos…
Y un aforismo final para esta injusticia que le toca soportar muchas veces, a los hombres y mujeres de avanzada edad: “No soy el de ayer. Pero tampoco, soy otro”.