Infleta y devaluta
La necesidad tiene cara de hereje. El Gobierno arrió sus banderas en materia de política monetaria y cambiaria a partir de los condicionamientos del Fondo Monetario Internacional en una maniobra que intentó vestir con los ropajes del éxito.
Adoptó a regañadientes el esquema de flotación que hasta hace poco desdeñaba y obtuvo a cambio un paquete de dólares que le permitió llevar las reservas internacionales del Banco Central de u$s 24.000 millones a u$s 36.000 millones. Como efecto colateral, el peso se devaluó 12%, movimiento que sin dudas se replicará en los precios. En términos libertarios, infleta y devaluta.
Vayamos, por un momento, atrás en el tiempo. Hace apenas un puñado de años Javier Milei y Diego Giacomoni, economistas libertarios de por entonces entrañable amistad, recorrían los estudios de televisión y las redacciones mofándose de la política económica macrista. Habían editado el libro titulado Maquinita, infleta y devaluta y pronosticaban la debacle de Cambiemos. No les faltó razón.
La edición era un compilado de “ensayos de economía monetaria para el caso argentino”, y estaba prologado por José Luis Espert, que en el plano político daría vueltas como una moneda lanzada al aire y terminaría cayendo, finalmente, del lado libertario.
Corría el 2016 -al año siguiente lo reeditarían actualizado como Otra vez sopa, maquinita, infleta y devaluta- y la gestión Macri todavía marchaba viento a favor. No lo sabíamos pero tan sólo dos años después iniciaría su parábola descendente hasta la derrota electoral a manos de Alberto Fernández. Visto con el diario del lunes parece increíble.
La prosa libertaria, ácida y corrosiva, descalificaba el esquema económico oficial. No había excusa posible. La vida ha querido que aquel Milei combativo e irónico hoy sea presidente de la Nación -está distanciado de Giacomini, que da pelea desde la trinchera mediática-, cabeza de un proyecto que debió apelar al pragmatismo para seguir adelante. Voló por los aires su rígido esquema monetario de dólar barato como ancla para el proceso inflacionario y se resignó a una flotación moderada con una banda del 40% que, sin dudas, arrastrará a los precios locales en su movimiento fluctuante. Infleta y devaluta.
Hay, sin embargo, una luz de esperanza, algo que asoma al final del túnel. Aseguran los expertos que esta vez la experiencia puede ser distinta. El argumento es sólido. Recalcan que el salto en el tipo de cambio, la devaluación y el rebrote inflacionario no tendrán un efecto mayor dadas las saludables políticas de equilibrio fiscal y emisión cero que ha plasmado el equipo económico.
Es más, los economistas afines a las ideas libertarias hasta se han jugado un pleno a proyectar que el precio del dólar no escalará hasta el techo de la banda cambiaria ($1.400) corrido por la loca demanda sino que, por el contrario, el Banco Central deberá salir a comprar divisas para sostener el nivel por encima del piso ($1.000). De hecho, en la última ronda de la semana corta cotizó a $1.160 en el Banco Nación. Ver para creer.
CUESTA ARRIBA
Más allá de la tranquilidad financiera que trajo la ejecución del nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional -faltan además algunos desembolsos de otros organismos-, la pregunta del millón es qué ocurrirá con la actividad económica, cuándo y cómo se pondrán definitivamente en marcha los motores de la producción y el consumo.
En base a los últimos datos del Indec, el Ieral de la Fundación Mediterránea publicó un análisis a manera de radiografía de la economía local. Allí destaca que “los tres sectores que lideran el crecimiento siguen siendo agro, sector financiero y minería, aunque comienza a haber cambios de ordenamiento respecto al mes previo y aparecen otros protagonistas, como la actividad comercial y transporte y telecomunicaciones. La actividad hotelero-gastronómica sufrió una fuerte merma y ahora se ubica entre los sectores rezagados”.
El documento agrega: “Entre los sectores rezagados, en primer lugar, se destaca la construcción que está 12% por debajo del nivel de noviembre 2023, y que tiene un crecimiento muy acotado y en los últimos 6 meses crece a la mitad que el promedio de la economía”.
Los datos, de origen diverso, se acumulan. La Fundación Observatorio Pyme relevó el estado de situación del segmento y arribó a la conclusión que hacia el último trimestre de 2024 el 40% de las pymes industriales se sentía amenazada por las importaciones y el 23% indicó una caída de su participación en el mercado interno.
Según el paper, el origen de la amenaza tiene como protagonistas a los productos provenientes de China, Brasil y Chile, principalmente en los rubros textil, cuero, calzado y metalmecánica.
De manera inevitable la actual dinámica del sector productivo iba a terminar impactando por debajo de la línea de flotación en la creación de empleo, por cantidad y calidad.
De hecho, de acuerdo a datos del Indec, la informalidad laboral en Argentina alcanzó al 42% de la población ocupada. Es decir que más de 5,7 millones de personas trabajan sin acceso a derechos básicos como aportes jubilatorios, cobertura de salud o licencias laborales.
Los más afectados son los jóvenes, las mujeres y los trabajadores independientes. Entre las personas menores de 29 años la tasa de empleo informal se dispara al 58,7%, mientras que entre las mujeres es del 43,4%, frente al 40,9% en varones.
Por tipo de ocupación, los cuentapropistas son el grupo más afectado, con una informalidad del 62,4%. Le siguen el servicio doméstico (77%), la construcción (76,6%) y el comercio (51,9%), sectores históricamente vinculados al trabajo precario y con escasa fiscalización.
Frente al orden del área financiero, con un dólar que fluctúa entre bandas, los datos sociales se erigen como abrumadores. Durante la última semana el Indec difundió el índice de Crianza, el cual revela que más de la mitad de los niños y niñas menores de 15 años son pobres. En el segundo semestre de 2024 la pobreza alcanzó al 51,9% de esta franja etaria.
El indicador informó que el costo mensual de la canasta llegó a $409.414 para familias con niños menores de un 1 año. Mientras que para niños de 1 a 3 años el valor ascendió a $486.393. En el caso de los niños de 4 a 5 años, la cifra fue de $ 408.372, y para los niños de 6 a 12, alcanzó los $513.720.
“En las comunidades donde trabajamos, las madres no están preocupadas por el aumento de la canasta básica; están preocupadas por si mañana pueden dar de comer a sus hijos”, señala Diego Bustamante, fundador de Pata Pila, una organización solidaria sin fines de lucro que trabaja para socorrer a familias en situación de pobreza extrema en la Argentina.
GUERRA COMERCIAL
Durante la semana continuaron lloviendo las esquirlas de la guerra comercial. Hubo, sin embargo, un capítulo insólito en estas tierras. El secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, recibido por Javier Milei en la Casa Rosada, se encargó de cuestionar el swap de monedas firmado por Argentina y China, que fue renovado hace unos días.
La respuesta de la embajada china en Buenos Aires no se hizo esperar. Acusó al funcionario, mediante un comunicado, de “calumniar y difamar maliciosamente” el pacto monetario sellado entre el Banco Central de la República Argentina y el Banco Central de la República Popular de China.
“Aconsejamos a Estados Unidos que ajuste su mentalidad en lugar de perder tiempo difamando y atacando repetidamente a China e interfiriendo en la cooperación exterior de los países de la región”, enfatizó el documento oficial.
Pensar que Washington y Pekín se pelean por Argentina es algo así como una exageración pero, al mismo tiempo, queda claro que a la administración Trump no le hace nada de gracia que China avance de manera constante -instalando supuestos observatorios, por ejemplo- sobre lo que considera su propio patio trasero. Como en el TEG, ha salido la carta de destrucción y no cejarán hasta poner de rodillas al enemigo.
En medio de tanta tensión externa el Indec difundió los números del intercambio comercial. Argentina obtuvo en marzo un superávit de u$s 323 millones, un número saludable pero por completo alejado de los u$s 2.160 millones que arrojó el ejercicio marzo 2024.
El resultado fue hijo de una caída de 2,5% de las exportaciones -el peso apreciado podría haber sido uno de los motivos de la merma- y un crecimiento notable de las importaciones, que escalaron casi un 39%. El rubro Bienes Intermedios encabezó la suba con un 32,9% (un total de u$s 1.975 millones).
Con el dólar flotando tal vez algunos sectores exportadores de la Argentina ganen en competitividad y, quizás, se ralentice el proceso importador que tanto preocupa a los industriales locales.
El país cuenta con nuevo esquema cambiario y lo que en otras sociedades podría ser apenas un detalle o menos que eso, en estas pampas se vuelve un elemento central. Y aunque tenemos el cuero curtido, cada movimiento del dólar produce zozobra, acciones de resguardo, angustia, alivio o desazón. Esta vez no será diferente.