Ideas para acelerar las metas económicas del gobierno

Fijar una tasa irrevocable peso-dólar llevaría a la Argentina a una nueva fase de desarrollo.

Por Diego Barceló Larran *

La corrección de precios relativos (inflación reprimida durante el gobierno anterior) y el excedente de pesos, hicieron que la inflación compensara la devaluación inicial de diciembre de 2023 y la posterior devaluación mensual de 2% (crawling-peg). El alivio temporario que tuvieron los exportadores ya terminó, mientras que la progresiva apertura hace que la competencia de productos importados sea creciente.

El futuro monetario-cambiario pasa por una reducción gradual del crawling-peg a medida que la inflación continúe bajando. Mientras, las restricciones al libre movimiento de capitales (cepo) seguirán siendo paulatinamente levantadas conforme la situación de las reservas internacionales lo permita (aún son negativas). Como la cantidad de pesos es constante, la mayor necesidad de liquidez por la recuperación económica impulsaría un creciente uso de dólares.

No creo que Argentina esté cara en dólares como algo generalizado (algo difícil con un salario promedio de u$s 1.100, aproximadamente). Tampoco creo que sirvan una nueva devaluación o la aceleración del ritmo del crawling-peg.

Sí creo que hay una falta de sincronización inevitable entre la capacidad de adaptación al nuevo contexto de los productores locales (con el caso más grave de los que sufren las retenciones) y la velocidad a la que la desregulación permite la reducción del costo argentino.
Falta de sincronización potenciada por la imposibilidad de reducir más deprisa la presión tributaria pese al histórico esfuerzo de reducción del gasto público (aunque ya se eliminó el Impuesto País).

EXPECTATIVAS FUNESTAS

A diario se leen opiniones sobre el atraso del tipo de cambio, lo que muestra que hay una cierta expectativa de devaluación. Esa expectativa entorpece la desinflación y conspira contra una mayor recuperación de la actividad y el crédito. También desalienta la mayor difusión de la facturación en dólares (porque los compradores tienen incentivos para preferir compromisos en pesos).

La liberación del tipo de cambio tiene muchos riesgos: con excedente de pesos, podría darse un salto en el precio del dólar que haría desandar parte de lo avanzado en el control de la inflación. Eso puede tener consecuencias políticas desgraciadas, como una caída del apoyo popular al gobierno, máxime teniendo en cuenta que el kirchnerismo espera agazapado cualquier oportunidad para dañar su estabilidad.

Una alternativa para acelerar las metas del gobierno y matar varios pájaros de un tiro, sería reemplazar el crawling peg por una tasa irrevocable de conversión de pesos a dólares. El BCRA podría comprar dólares solo hasta el momento en que sus reservas dejen de ser negativas. A partir de ahí, el BCRA no emitiría ni un solo peso más por ningún concepto y las reservas pasarían a ser una cuestión fiscal, no monetaria.
Eliminada para siempre la expectativa de devaluación, la inflación debería caer más rápidamente y las compras e inversiones postergadas por temor a vender dólares a un precio barato podrían concretarse. Desterrada la posibilidad de pesificación, habría un incentivo para dejar de guardar los dólares en el colchón y depositarlos en los bancos.

Suprimida la amenaza de devaluación, los dólares en los bancos podrían prestarse a cualquiera y no solo a exportadores. Eso impulsaría la reactivación y haría crecer la recaudación tributaria, permitiendo eliminar impuestos más rápido.

Aunque los pesos en circulación podrían seguir usándose indefinidamente (serían vales por una cierta cantidad de dólares), lo lógico sería que los precios y contratos pasaran a fijarse cada vez más en dólares. Por eso sería bueno que la tasa de conversión irrevocable fuera redonda. Por ejemplo, ARS 10.000 = USD 8 (es decir, ARS 1.250 por dólar).

Fijada la tasa de conversión irrevocable, la tasa de interés debería ser completamente libre, por lo que convergiría progresivamente con la tasa internacional en dólares más el riesgo país. Proceso facilitado por la continuidad del superávit fiscal (del cual ya nadie duda), la rápida monetización en dólares y una caída adicional del riesgo país (por la eliminación del riesgo de devaluación).

Como el BCRA no podría actuar como prestamista de última instancia, el reemplazo del crawling peg por una tasa de conversión irrevocable debería acompañarse con una serie de medidas, que propondré en otro artículo.

La falta de dólares no desaparecería, pero se aliviaría más pronto. El levantamiento del cepo debería continuar poco a poco: acelerarlo implicaría un salto en la tasa de interés, que perjudicaría la reactivación.

Fijar una tasa irrevocable peso-dólar llevaría el programa económico a una nueva fase en la que, al mismo tiempo, la competencia de monedas se haría realidad, se daría un mayor impulso a la recuperación económica y se terminaría de matar a la inflación.

* Economista @diebarcelo.