Hoy te convertís en héroe, mañana en villano


"Hoy te convertís en héroe". Las palabras que le dijo Javier Mascherano, instantes antes de que comenzara la definición por penales que el Seleccionado argentino le iba a ganar a Holanda, en el Mundial de Brasil 2014, quedaron grabadas en los futboleros para siempre. Chiquito le hizo caso a Masche, su capitán de aquella aventura, atajó dos disparos y pasó a la inmortalidad. Pero para algunos, sobre todo para los hinchas de Racing que lo idolatraron, el gigante hoy es una especie de villano.

"Cancha Sergio Romero", dice el cartel de madera que tiene debajo del nombre del arquero, en el sector que cobija el espacio, el del "Complejo deportivo Tita Mattiussi". Es la número 1 del lugar donde Racing forma a sus juveniles, con el objetivo de que un día sean futbolistas que nutran el equipo de Primera. Es, además, uno de los sitios por donde se lo vio entrenando durante los últimos días al emblemático arquero del Seleccionado argentino, quien a los 35 años todavía está en carrera y acaba de firmar contrato con Boca. Porque pese a que los hinchas y los dirigentes ya lo imaginaban atajando en el Cilindro vestido de celeste y blanco, el fútbol es un negocio. ¿O, a esta altura, alguien puede confundir la cuestión?

Sergio Germán Romero atajó en la Academia 4 partidos. 1, 2, 3 y 4. Fue en la temporada 2006-07. Le hicieron 7 goles ocupando el arco racinguista con su metro noventa y dos de altura, pero su presencia despertó la atención de clubes de Europa, de inmediato. Y voló repentinamente a Holanda (hoy Países Bajos) para jugar en el Alkmaar Zaanstreek. Se fue de Avellaneda joven, agradecido con el club al que había llegado con cara de nene y nunca volvió a jugar en Racing, aunque sí regresó en muchas oportunidades para alentar al equipo desde las tribunas. Y para ponerse en condiciones físicas alguna vez, como lo estaba haciendo ahora. Porque Romero siente que Racing es el patio de su casa. Y en Racing sienten que Romero tiene parte de la escritura del club.

Pero el guardavallas construyó su notable carrera fuera del país. Es curioso su caso: es el arquero que más partidos (86) atajó en la historia para el Seleccionado argentino por sobre, entre otros, Ubaldo Fillol (58), quien para muchos es el mejor de todos los tiempos con el buzo en la celeste y blanca. Chiquito, en todo ese tiempo pasó por 6 clubes que y jugó poco, teniendo en cuanta la cantidad de años que lleva en el fútbol grande. Su récord de participaciones con el Seleccionado, que incluye haber disputado los Mundiales de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, contrasta con su derrotero en las instituciones que lo contrataron.

Tras su salida de Racing, jugó 9 partidos en Mónaco, 11 en Sampdoria, 61 en Manchester United -entre 2015 y 2021- y apenas 14 partidos en el más humilde Venezia. De 2013 para acá, fueron 95 partidos en 9 años. Su último encuentro en el club italiano data del 6 de marzo, en la derrota categórica de su equipo a manos de Sassuolo 4-1, por la Serie A del Calcio. Después se lesionó una rodilla y ya no volvió a ponerse el buzo ni los guantes para competir por los puntos.

El formoseño entonces obtuvo su pase y volvió al país. Se entrenó en Racing esperando una oferta que lo convenciera. El presidente Víctor Blanco dice que desde la Academia intentaron todo para sumar al viejo ídolo al plantel, pero que no hubo caso y que les duele que haya partido a La Ribera. Pero desde la casa de Chiquito dicen lo contrario. Su mujer, Eliana Guercio, se expresó dando una versión inversa a la del veterano dirigente.

Y Romero se fue a Boca. Román lo llamó y Hugo Ibarra decide por estas horas cuándo le dará el arco que dejó desguarnecido la no renovación del contrato de Agustín Rossi. Mientras la noticia explotó y algunos lo tomaron como un acto de traición, el propio Romero dijo que él juega por dinero, para mantener a su familia. Y agregó que Boca es el club más grande del país. Quizá esa última expresión (que tanto les dolió a los hinchas del club que lo vio nacer) y el hecho de haberse entrenado en Racing hasta último momento, hayan sido sus dos deslices en el mundillo hipócrita y torpe del fútbol, que te puede convertir de héroe a villano de la noche a la mañana.