Historia y presente de un gran bodegón
‘Pepito’, en Uruguay casi Corrientes, acaba de cumplir 75 años. Se destaca por sus grandes milanesas y un ambiente acogedor con mozos atentos y conocedores.
Fotos de la Negra Sosa, Fangio. Maradona y Monzón cubren las paredes del bodegón ‘Pepito’. Esa mezcla que se ve en las imágenes -tan popular, potente y bien argenta- sirve para caracterizar a todo el restaurante, un verdadero clásico del centro porteño, ubicado en la calle Montevideo, a media cuadra de Corrientes.
El lugar cumplió 75 años a fines de enero último y por sus mesas y paredes pasó la historia de la ciudad, con subidas y bajadas y reconfiguraciones varias, por supuesto. Sucede que el esplendor que vivía esa zona de Buenos Aires hace unas pocas décadas ya no está.
‘Pepito’ llegaba a permanecer abierto hasta las 6 de la mañana y era visitado por todas las figuras de los espectáculos que hacían funciones en los teatros vecinos. También se convirtió en punto de encuentro de políticos como los ex presidentes Carlos Menem, Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner. Eso entró en crisis y no por culpa de ‘Pepito’ sino porque el centro dejó de ser el lugar al que todo el mundo iba a pasear de noche. Palermo, por supuesto, desde hace años, aglutina la movida porteña. Entonces, qué hacer. ¿vivir de recuerdos? No, dicen los mozos, la idea es volver a crecer. Y hablan de los nuevos dueños, de la incorporación de platos, de que incluso la chispa del teatro sigue firme: comentan que por ejemplo Luis Brandoni y Solita Silveyra se dan una vuelta postfunción varias veces a la semana para disfrutar de los manjares de la casa.
VIEJA USANZA
Al entrar al lugar -la visita de La Prensa ocurre un domingo por la noche- se palpa un ambiente tranquilo y sin demoras (hay algunas mesas vacías al principio). Enseguida, los mozos, todos a la vieja usanza -esos que saben lo que sirven y que conocen a su público-, reciben con calidez e invitan a disfrutar.
Como buen bodegón, y ‘Pepito’ lo es, el secreto está en sus platos. Generosos, ricos, bien servidos.
Se destacan las milanesas con distintos tamaños S, M y L todas para compartir. El menú incluye pastas, carnes a las brasas, empanadas, buñuelos de acelga, tortillas y todo lo que pueda imaginarse relacionado con un bodegón.
La degustación de la noche incluye, por un lado, una entrada de rabas a la romana con salsa tártara ($15.000), además de una combinación de jamón crudo, queso gruyere y aceitunas ($15.000). Los platos cubren la mesa y representan un estupendo aperitivo para los potentes platos principales.
Se pide pollo a la provenzal con papas a la española ($13.000) -bien resuelto, contundente, aunque tal vez no tan grande como podría desearse- . Como contrapartida, la milanesa simple con guarnición tamaño S ($9.000), la más pequeña, resulta gigante para un solo comensal. Según explican desde la difusión, los nuevos dueños pusieron especial énfasis en las milanesas y entonces se ofrecen diez tipos diferentes -americana, pampeana, y porteña, entre otras- que se sirven en tres tamaños diferentes. Son muy populares en ‘Pepito’ y parece que todas las mesas del salón piden al menos una.
De postres, se sirve flan casero al caramelo ($5.000) y el helado de una bocha ($4.000). Ambos resultan exquisitos.
Vale la pena la experiencia ‘Pepito’, sin dudas, y dan ganas de repetirla. Buenos precios, platos generosos y ambiente cálido hacen una gran combinación para que tanto locales como turistas lo sigan eligiendo.
‘Pepito’
Montevideo 383. Abierto de 12 a 1.
@Pepitobodegon