Había una vez… Esperanza

Por Franco Ricoveri

- Hola chicos, miren qué linda foto… No sé bien de dónde la saqué, creo que es de nuestra Patagonia. ¡Fíjense cómo se llama el bote!

- ¡Esperanza!

- Un botecito viejo, descuidado, varado sobre unas piedras… ¡Sin remos! Da la impresión, por lo hundida que está la popa, que debe estar lleno de agua… Eso sí, estuvo bien construido, por alguien que sabe. El lugar: espectacular, un sueño. Y todo me hace acordar a una poesía de un autor francés, Charles Peguy que medita sobre tres virtudes: la Fe, la Caridad y la Esperanza. Les leo unos fragmentos. Habla Dios. Sobre la Fe, dice que no le sorprende:

“Verdaderamente brillo de tal modo

en mi creación que para no verme sería

necesario que los hombres fuesen ciegos.”

 

Sobre la Caridad, algo parecido:

“La caridad, dice Dios, es algo

que no me extraña en absoluto.

Esas pobres criaturas son tan

desdichadas que, a menos de

tener un corazón de piedra, ¿cómo

no iban a tener caridad las unas

con las otras?”.

Y ahora viene la última de las tres que leo completa:

“Pero la Esperanza, dice Dios,

esto sí que me extraña, me

extraña hasta a Mí mismo, esto

sí que es algo verdaderamente

extraño. Que estos pobres hijos

vean cómo marchan hoy la

cosas y que crean que mañana

irá todo mejor; esto sí que es

asombroso y es, con mucho,

la mayor maravilla de nuestra gracia.

Yo mismo estoy asombrada de ello.

Es preciso que mi gracia sea

efectivamente de una fuerza increíble,

que brote de una fuente inagotable

desde que comenzó a brotar por

primera vez como un río de sangre

del costado abierto de mi Hijo.

¿Cómo será preciso que sea mi gracia

y la fuerza de mi gracia para que

esta pequeña Esperanza, vacilante

ante el soplo del pecado, temblorosa

ante los vientos, agonizante al menor

soplo, siga estando viva, se mantenga

tan fiel, tan en pie, tan invencible y

pura e inmortal e imposible de apagar

como la pequeña llama del santuario

que arde eternamente en la lámpara fiel?

De esta manera, una llama temblorosa

ha atravesado el espesor de los tiempos.

Una llama imposible de dominar,

imposible de apagar al soplo de la

muerte, la Esperanza. Lo que me

asombra, dice Dios, es la Esperanza,

y no salgo de mi asombro.

Esta pequeña Esperanza que parece

una cosita de nada esta pequeña

niña Esperanza, inmortal.

Porque mis tres virtudes, dice Dios,

mis criaturas, mis hijas, mis niñas,

son como mis otras criaturas de la

raza de los hombres: la Fe es una

esposa fiel, la Caridad es una

madre, una madre ardiente; toda

corazón o quizá es una hermana

mayor que es como una madre.

Y la Esperanza es una niñita de nada,

que vino al mundo la Navidad del

año pasado y que juega todavía

con Enero, el buenazo, con sus

arbolitos de madera de nacimiento,

cubiertos de escarlata pintada, y

con su buey y su mula de madera

pintada, y con su cuna de paja

que los animales no comen porque

son de madera.

Pero, sin embargo, esta niñita Esperanza

es la que atravesará los mundos,

esta niñita de nada, ella sola, y

levando consigo a las otras dos virtudes,

ella es la que atravesará los mundos

llenos de obstáculos.

Como la estrella condujo a los tres

Reyes Magos desde los confines

del Oriente, hacia la cuna de mi Hijo,

así una llama temblorosa, la Esperanza,

ella sola, guiará a las virtudes y a los mundos

una llama romperá las eternas tinieblas.

Por el camino empinado, arenoso y estrecho,

arrastrada y colgada de los brazos

de sus dos hermanas mayores, que la

llevan de la mano, va la pequeña

Esperanza y en medio de sus dos

hermanas mayores da la sensación

de dejarse arrastrar como un niño

que no tuviera fuerza para caminar.

Pero, en realidad, es ella la que

hace andar a las otras dos, y la que

las arrastra, y la que hace andar al

mundo entero y la que le arrastra.

Porque en verdad no se trabaja sino

por los hijos y las dos mayores no

avanzan sino gracias a la pequeña.” 

- ¿Entendieron?

- Más o menos – me respondieron los nietos con sinceridad.

- No importa… la poesía queda y sabe abrirse el camino. Me interesa solo que, mirando al botecito de la foto, pensemos en estos versos:

“esta niñita Esperanza

es la que atravesará los

mundos, esta niñita de nada,

ella sola, y llevando consigo

a las otras dos virtudes,

ella es la que atravesará los

mundos llenos de obstáculos”.