Gana, gusta, golea… y lo aplauden hasta los rivales

El baúl de los recuerdos. Huracán tuvo una actuación maravillosa en 1973. Se quedó con el Metropolitano con un equipo que dio cátedra en todas las canchas. Le ganó 5-0 a Central en Rosario y provocó que los hinchas canallas se pusieran de pie para ponderar su actuación.

“Vinieron una noche a Rosario, amagaba lluvia. Empezó el partido y se largó a llover torrencialmente. El partido se suspendió a los pocos minutos. Se jugó al día siguiente, y nos metieron 5. Así de simple. Pocas veces he visto una superioridad tal de un conjunto sobre otro, aun considerando que el Central de ese campeonato era muy buen equipo. Solamente muchos años después, cuando vino River con Francescoli, Orteguita, el Diablo Monserrat, la Bruja Berti y también nos hizo 5, viví algo semejante. Fue una de esas ocasiones en que uno se ve venir la maroma ya desde el principio y la gente, la hinchada canalla en estos casos que menciono, acepta con resignación la derrota, casi noblemente, hidalgamente, entendiendo que no sólo está ante un gran equipo sino que está ante un gran equipo en una tarde en la que le salen todas. La hinchada de Central -que no es complaciente, que exige, que suele ser intolerante, que ha visto jugar al Gitano Juárez, a Humberto Rosa y a Massei- aquella tarde, tras el último gol de Houseman, se puso de pie y, simplemente, aplaudió”.

Sin perderse en un laberinto de adjetivos calificativos desperdigados profusamente a lo largo de un texto, Roberto Fontanarrosa relató en su libro No te vayas, campeón -una obra de arte para los futboleros- la victoria de Huracán por 5-0 sobre Central en Rosario. No fue el triunfo de cualquier Huracán, sino el que dirigía César Luis Menotti y que quedó en la memoria popular como una de las mayores expresiones de belleza futbolística.  Incluso, para que esa concepción artística del deporte no fuera sólo una anécdota, ese Globo voló tan alto que se quedó con el título en el torneo Metropolitano de 1973.

El Gigante de Arroyito recibió ese 6 de mayo al puntero del campeonato. Huracán llevaba 27 goles en 9 partidos. Por si fuera poco, su valla sólo había caído nueve veces, en una demostración de que no era un equipo desbalanceado que atacaba atropelladamente. El promedio de tres tantos a favor por encuentro era apenas un dato estadístico de la producción de un Globo que hacía que los festejos brotaran de jugadas que nacían de la inspiración de sus integrantes, pero que seguían cierto patrón de juego. Carlos Babington, el Inglés, el talentoso número 10, buscaba con sus pases de precisión científica al flanco derecho para la entrada de Miguel Angel Brindisi, el 8 que jugaba siempre diez puntos y que tenía una capacidad de definición digna del más despiadado de los delanteros o para René Orlando Houseman, el Loco o el Hueso, ese prodigio del potrero que mantenía un romance inquebrantable con la pelota. No era un misterio. Tampoco constituía la única forma de avanzar. Se iba por el costado izquierdo Jorge Carrascosa, aunque rápidamente entendió que no valía la pena desgastarse en agotadoras proyecciones ofensivas si bastaba con darle el balón al Inglés o a Miguel. También empujaba desde el fondo el Coco Alfio Basile, quien llegó libre de Racing y se transformó en el abanderado de la defensa. Con menos magia pero con temible efectividad se sumaban Omar Larrosa -el máximo artillero del equipo- y Roque Avallay. 

A los 15 minutos abrió la cuenta Houseman y a los 37 aumentó Larrosa. Los canallas, que a pesar de poseer buenos jugadores estaban cumpliendo una irregular campaña, no fueron capaces de oponer demasiada resistencia a ese juego sin secretos pero con muchos pases y goles. Cuando estaba a punto de extinguirse el primer tiempo, las huestes de Flaco armaron una de esas maniobras en las que todos tocaban la pelota y entraba el Loco para definir. De pronto, la explosión que detalló Fontanarrosa y que evoca Babington en el libro Menotti - El último romántico: “Después del tercer gol todo el mundo empezó a aplaudir. Y yo dije ¿qué carajo pasó? Era para nosotros. No fue cuando terminó el partido. Fue en el tercer gol. Hicimos una jugada de esas, que bueno… les gustan a todos. Y el Loco la definió … y salió corriendo por atrás del arco y nosotros empezamos a correrlo para abrazarlo y empezamos a escuchar los aplausos. Creo que fue uno de los picos máximos de ese equipo del ´73.  El equipo era un violín”.

En el complemento estiró las cifras Leónidas Del Valle -reemplazante de Houseman- y sobre el final Brindisi estampó el 5-0 definitivo. Había sido un festival de fútbol.

En su crónica en la revista El Gráfico, Osvaldo Ardizzone, una de esas plumas eternas del periodismo deportivo, resumió el partido: “Fue muy bueno por todo lo que mostró Huracán. Por la riqueza que encierran esos cinco goles que pudieron ser mucho más. Ya hay que decir ´gran equipo´.  Por el funcionamiento ofensivo-defensivo. Porque juega con la pelota y sin la pelota. Porque se jerarquiza con una serenidad que denuncia, justamente, la plena convicción de los hombres para interpretar eso que ya está instalado en la mente de cada uno. Espectáculo. Rendimiento. Goles. Todo”.

O como enunciaba Fontanarrosa con esa llamativa simpleza a la que no le hacían faltan adjetivos: “A ese Huracán de Menotti no le costaba mucho ganar, golear y gustar. La broma es que dejó esa pesada máxima sobre la conciencia de los demás equipos venideros del fútbol argentino, como si a todos les resultara tan, pero tan fácil”.

LA SINTESIS

Rosario Central 0 - Huracán 5

Central: Carlos Alberto Munutti; José Jorge González, Aurelio Pascuttini, Daniel Killer, Mario Killer; Carlos Aimar, Angel Landucci, Carlos Alberto Colman; Carlos Fogel, Aldo Pedro Poy, Luis Giribet. DT: Angel Tulio Zof.

Huracán: Héctor Roganti; Nelson Chabay, Daniel Buglione, Alfio Basile, Jorge Carrascosa; Miguel Angel Brindisi, Francisco Russo, Carlos Babington; René Houseman, Roque Avallay, Omar Larrosa. DT: César Luis Menotti.

Incidencias

Primer tiempo: 15m gol de Houseman (H); 37m gol de Larrosa (H); 44m gol de Houseman (H). Segundo tiempo: 10m Daniel Arico por Poy (C); 15m Roberto Cecilio Cabral por Giribet (C); 22m Carlos Alberto Leone por Russo (H); 30m Leónidas Del Valle por Houseman (H); 32m gol de Del Valle (H); 45m gol de Brindisi (H).

Cancha: Rosario Central. Arbitro: Jorge Romero. Fecha: 6 de mayo de 1973.