Festejo azul y oro en el Monumental

El baúl de los recuerdos. Boca se consagró campeón del Nacional de 1969 con un empate 2-2 contra River en Núñez. Los xeneizes, dirigidos por Alfredo Di Stéfano, se dieron el gusto de dar la vuelta olímpica en la cancha de los millonarios.

El Monumental asistía mudo a una vuelta olímpica que le dolía. No era River el que celebraba, sino su rival de siempre, que acaba de dejarlo nuevamente sumido en una frustración que se venía repitiendo con demasiada frecuencia desde el ya lejano título de 1957. Boca festejaba en ese Nacional de 1969 después de haber igualado 2-2 con los millonarios y de haberse asegurado el campeonato que sólo los de Núñez podrían haberle arrebatado. La alegría estaba teñida de azul y oro. La pena, como pasaba en esos días aciagos para los de la banda roja, parecía no tener fin.

Con la dirección técnica de Alfredo Di Stéfano, Boca había conseguido un equipo digno de ser aplaudido de pie. No respondía al presuntamente irrenunciable ADN xeneize de garra y sacrificio. Jugaba con pelota al pie y daba espectáculo cada vez que salía a escena. La Saeta Rubia había hecho cambios sustanciales en la alineación de los años anteriores y había logrado juntar a un grupo de futbolistas dispuestos a esmerarse para tratar bien la pelota. Claro, atrás era firme como debía ser un Boca que se preciara de tal, pero del medio hacia adelante no tenía nada que envidiarle a aquellos que se jactaban de ser cultores del juego bonito.

Di  Stéfano le había abierto la puerta para salir a jugar al Muñeco Norberto Madurga y a Nicolás Novello para aportarle fútbol al equipo desde la mitad de la cancha. Ambos tenían la misión de juntarse con Angel Clemente Rojas, Rojitas, ese fenómeno de cintura endiablada que se paraba como 9 pero jugaba como un 10 hecho y derecho. Por las puntas corrían Ramón Mané Ponce y Ramón Peña. Si no estaba el Tano Novello, su lugar lo cubría Raúl Armando Savoy, otro que sabía mover la bocha. En el fondo lucía elegante el peruano Julio Meléndez Calderón, un zaguero de galera y bastón. El costado izquierdo de la defensa lo custodiaba el exquisito Silvio Marzolini.

Boca llegaba a la última fecha con 28 puntos, dos más que River, que era el único que podía impedir su consagración. Los millonarios, bajo las órdenes de Angel Labruna, estaban obligados a vencer al líder del certamen, que arribaba al Monumental con todo el crédito a favor. Era un Superclásico que el destino, caprichoso, había transformado nada más y nada menos que en la final del campeonato.

La esperanza de los millonarios se esfumó muy pronto. Boca se había puesto en ventaja temprano con un gol de Madurga a través de una jugada clásica de ese equipo: pelotazo de Savoy  (o de Orlando Medina, según la ocasión) para la entrada por sorpresa del Muñeco, un especialista en filtrarse por las grietas que dejaban las retaguardias de los rivales. Un rato después, los xeneizes recuperaron la pelota cerca de su área y salieron tocando hasta que partió otro pase exacto para el 2-0, también obra de Madurga. No había sido un calco del primer gol, pero se le pareció mucho, simplemente porque los auriazules respetaban ese credo de pelota al pie y aparición fulminante de ese volante central de tantos recursos en ataque.

Los dirigidos por Labruna reaccionaron con rapidez con un fuerte remate de Oscar Pinino Mas. No estaban dispuestos a tirar la toalla por más que la empresa se presentara muy complicada. La búsqueda no arrojó los resultados que esperaban porque su adversario, además de jugar, se sabía defender. Recién promediando la segunda etapa, un centro de Roberto Pipo Ferreiro encontró a Víctor Marchetti para establecer el 2-2 que todavía era inútil, pero que hacía posible mantener encendida una pequeña ilusión.

Por más que los locales buscaron y buscaron, no hallaron el triunfo que tanto les urgía. Y entonces Boca se dio el gusto de festejar el título en pleno Monumental. Dio la vuelta olímpica en el verde césped millonario. Su fútbol lujoso se consagraba en el escenario de su rival de siempre. River, con hidalguía, saludó la celebración del campeón. Quizás no todos en Núñez soportaban esa imagen, pues algún empleado del club abrió los regadores y los futbolistas xeneizes terminaron la vuelta empapados. En realidad, estaban bañados de gloria.

LA SINTESIS

River 2 - Boca 2

River: José Alberto Pérez; Roberto Ferreiro, Miguel Angel López, Jorge Recio, Abel Vieytez; Carlos Rodríguez, Reinaldo Merlo, Juan Carlos Trebucq; Ricardo Montivero, Víctor Marchetti, Oscar Mas. DT: Angel Labruna.

Boca: Rubén Omar  Sánchez; Rubén Suñé, Julio Guillermo Meléndez, Roberto Rogel, Silvio Marzolini; Orlando Medina, Norberto Madurga, Raúl Armando Savoy; Ramón Ponce, Angel Clemente Rojas, Ignacio Peña. DT: Alfredo Di Stéfano.

Incidencias

Primer tiempo: 12m gol de Madurga (B); 35m gol de Madurga (B); 38m gol de Mas (R). Segundo tiempo: Jorge Dominichi por Vieytez (R); 22m gol de Marchetti (R).

Cancha: River. Arbitro: Oscar Veiró. Fecha: 14 de diciembre de 1969.