Solo aparecen los fenómenos derivados de las drogas ante hechos policiales como el sucedido este viernes en Morón en donde un adicto mató a un joven que pasaba por la casa en donde se vendía drogas. Los vecinos incendiaron el lugar luego de diversas denuncias sin ningún resultado acerca de las actividades de venta de drogas en esa casa.
En esa misma zona del conurbano hace pocos meses se realizó una exposición en donde se invitaba bajo el amparo oficial a consumir drogas en forma medida.
Triunfó en nuestro país la revolución del sentido común y así Gramsci decía que esa era la verdadera revolución que se iba a dar cuando se cambiara el sentido común como forma de derrotar al antiguo orden sin necesidad de lucha de clases virando el concepto de sentido común (el trabajo cultural revolucionario para el filósofo italiano era lograr que la población se alejara de la tradición de lo que las cosas son y significan).
Mientras tanto el gran filósofo francés Gabriel Marcel en el siglo XX enseñaba que sabiduría es solo haber llegado al sentido común en su tratado sobre “La Sabiduría”.
El sentido común nos dice que precisamente todo tipo de drogas dañan la salud pública.
DESOYENDO Y NEGANDO
La cultura, mientras tanto, impone desoyendo y negando los daños y paradójicamente cuanto más se conoce el daño al cerebro más se impone la banalización de las consecuencias y el emporio financiero político que lo sustenta.
Mientras tanto llegan a los consultorios pacientes con mas de 10 años de consumo desde adolescentes hasta seres de mediana edad. Ha triunfado la cultura de la aceptación del consumo y de la banalización de los daños.
Ningún tratamiento serio se les realizó. Fueron a guardias médicas, se los evaluó cardiológicamente y en otras funciones orgánicas, sedantes y posterior seguimiento psiquiátrico con algún medicamento de apoyo y psicoterapia la cual dejan al poco tiempo. Así comienza lo que llamamos “la puerta giratoria” de tratamientos que no lo fueron nunca.
FABRICA DE ADICTOS
Podríamos decir que nuestro país es una fábrica que va produciendo adictos día a día. Año a año. Una y otra vez quieren dejar y una y otra vez vuelven a los mismos ambientes en donde lugares, personas y situaciones de alto consumo los llevan a repetir la ingesta.
Mientras tanto se van deteriorando en sus funciones cognitivas, pierden trabajos, se alejan de familiares, etc. Aquel que era deja de serlo o quizás nunca fue porque comenzó desde muy adolescente a consumir.
A medida que avanza la carrera adictiva se van agregando nuevas drogas cada vez más dañinas para el organismo pero que cumplen un mandato fundamental para el crónicamente afectado: la inmediatez del efecto.
A mayor inmediatez mayor daño y más necesidad de repetir las ingestas.
Son leyes que impone la propia dinámica cerebral afectada por el consumo; por ejemplo, la dopamina y otros estimulantes como el éxtasis y el tusi (mezcla de ketamina, éxtasis y alucinógenos como la mescalina) van liberando dopamina (alterando el sueño, incrementando la excitación, el control de los movimientos, la presión arterial e incrementando artificialmente los sistemas del placer).
Se van generando cambios crónicos en los sistemas de recompensa cerebral y ya no importa incluso el alimento, el sexo, o las motivaciones naturales y lo único que genera recompensa es consumir.
Esto va unido a la alteración de la función frontal del cerebro (la zona más evolucionada en el desarrollo hacia lo humano).
El deterioro de la función frontal lleva a la liberación de las zonas mas primitivas del cerebro y esto desencadena conductas impulsivas repetitivas sin control.
La motivación es solo consumir y la toma de decisiones solo está centrada en esto. La memoria queda cautiva y el aprendizaje hacia lo nuevo se detiene.
Triunfo de la esclavitud y empiezan a depender de “Amos” proveedores que extorsionan con la dosis necesitada.
A su vez empiezan a aparecer comorbilidades psiquiátricas (como la depresión o los delirios persecutorios y orgánicas (diabetes, hipertensión, obesidad, etc.). Complicaciones varias que llevan al consumidor a un envejecimiento precoz.
En las adicciones existe lo que se denomina el “aprendizaje revertido” en donde los consumidores “saben que están haciendo cosas incorrectas, perseveran y haciendo las mismas cosas esperan resultados diferentes”.
Un verdadero proceso terapéutico comienza con el trabajo dentro de un equipo del paciente y su familia para el reconocimiento de la adicción. Nuestro lema de recuperación parte de la aceptación de la enfermedad en donde la máxima de conducta es “lo que tengo que hacerlo solo porque de eso depende mi vida, pero no lo puedo hacer solo, dependo de un grupo de compañeros y terapeutas”.
La escucha y el cambio de estilo de vida es fundamental. Lograr el compromiso con una recuperación puede durar meses venciendo trampas, mentiras, manipulaciones que tienen que ver son la personalidad adictiva que se fue formando a lo largo de los años como ser contactos, personas lugares y situaciones que lo llevarían a volver a consumir.
El tratamiento implica un trabajo muy intenso de articulación con los centros ejecutivos frontales (los aspectos más evolucionados) por distintos medios terapéuticos.
En este aspecto necesitamos lograr hábitos de vida que prevengan las recaídas ya que éstas reactivan todo el proceso adictivo. Existe una vulnerabilidad para aquel que consumió drogas y ahí se hace cierto aquello que muestra como máxima de recuperación Alcohólicos Anónimos: “…una copa es mucha y cien son pocas”. Además de los instrumentos psicoterapéuticos, las terapias familiares, los grupos de reinserción, la actividad física como medio de recuperación cerebral, los distintos talleres es fundamental proveer estructuras mas sanas y rituales de vida sana (dormir, descansar, cambio de ambientes de amistades, etc.).
CASA TERAPEUTICA
Esto implica establecer un mapa de vida basado en la sobriedad y con algo fundamental: el terapeuta debe estar siempre disponible y que la “casa terapéutica” se convierta en su segunda casa.
Sobre todo esto se edifica la emergencia de un proyecto de vida que le dé misión y sentido a su existencia.
Este es solo uno de los aspectos a estudiar en la adicción ya que la urdimbre familiar es fundamental (abandonos, duelos, violencia, secretos familiares, etc.). Ahí la trama vincular vivida desde la infancia hoy se transforma en fundamental ya que nos encontramos con jóvenes infra socializados y que se han criado desde pequeños sin orientación y en la calle.
En esa misma zona del conurbano hace pocos meses se realizó una exposición en donde se invitaba bajo el amparo oficial a consumir drogas en forma medida.
Triunfó en nuestro país la revolución del sentido común y así Gramsci decía que esa era la verdadera revolución que se iba a dar cuando se cambiara el sentido común como forma de derrotar al antiguo orden sin necesidad de lucha de clases virando el concepto de sentido común (el trabajo cultural revolucionario para el filósofo italiano era lograr que la población se alejara de la tradición de lo que las cosas son y significan).
Mientras tanto el gran filósofo francés Gabriel Marcel en el siglo XX enseñaba que sabiduría es solo haber llegado al sentido común en su tratado sobre “La Sabiduría”.
El sentido común nos dice que precisamente todo tipo de drogas dañan la salud pública.
DESOYENDO Y NEGANDO
La cultura, mientras tanto, impone desoyendo y negando los daños y paradójicamente cuanto más se conoce el daño al cerebro más se impone la banalización de las consecuencias y el emporio financiero político que lo sustenta.
Mientras tanto llegan a los consultorios pacientes con mas de 10 años de consumo desde adolescentes hasta seres de mediana edad. Ha triunfado la cultura de la aceptación del consumo y de la banalización de los daños.
Ningún tratamiento serio se les realizó. Fueron a guardias médicas, se los evaluó cardiológicamente y en otras funciones orgánicas, sedantes y posterior seguimiento psiquiátrico con algún medicamento de apoyo y psicoterapia la cual dejan al poco tiempo. Así comienza lo que llamamos “la puerta giratoria” de tratamientos que no lo fueron nunca.
FABRICA DE ADICTOS
Podríamos decir que nuestro país es una fábrica que va produciendo adictos día a día. Año a año. Una y otra vez quieren dejar y una y otra vez vuelven a los mismos ambientes en donde lugares, personas y situaciones de alto consumo los llevan a repetir la ingesta.
Mientras tanto se van deteriorando en sus funciones cognitivas, pierden trabajos, se alejan de familiares, etc. Aquel que era deja de serlo o quizás nunca fue porque comenzó desde muy adolescente a consumir.
A medida que avanza la carrera adictiva se van agregando nuevas drogas cada vez más dañinas para el organismo pero que cumplen un mandato fundamental para el crónicamente afectado: la inmediatez del efecto.
A mayor inmediatez mayor daño y más necesidad de repetir las ingestas.
Son leyes que impone la propia dinámica cerebral afectada por el consumo; por ejemplo, la dopamina y otros estimulantes como el éxtasis y el tusi (mezcla de ketamina, éxtasis y alucinógenos como la mescalina) van liberando dopamina (alterando el sueño, incrementando la excitación, el control de los movimientos, la presión arterial e incrementando artificialmente los sistemas del placer).
Se van generando cambios crónicos en los sistemas de recompensa cerebral y ya no importa incluso el alimento, el sexo, o las motivaciones naturales y lo único que genera recompensa es consumir.
Esto va unido a la alteración de la función frontal del cerebro (la zona más evolucionada en el desarrollo hacia lo humano).
El deterioro de la función frontal lleva a la liberación de las zonas mas primitivas del cerebro y esto desencadena conductas impulsivas repetitivas sin control.
La motivación es solo consumir y la toma de decisiones solo está centrada en esto. La memoria queda cautiva y el aprendizaje hacia lo nuevo se detiene.
Triunfo de la esclavitud y empiezan a depender de “Amos” proveedores que extorsionan con la dosis necesitada.
A su vez empiezan a aparecer comorbilidades psiquiátricas (como la depresión o los delirios persecutorios y orgánicas (diabetes, hipertensión, obesidad, etc.). Complicaciones varias que llevan al consumidor a un envejecimiento precoz.
En las adicciones existe lo que se denomina el “aprendizaje revertido” en donde los consumidores “saben que están haciendo cosas incorrectas, perseveran y haciendo las mismas cosas esperan resultados diferentes”.
Un verdadero proceso terapéutico comienza con el trabajo dentro de un equipo del paciente y su familia para el reconocimiento de la adicción. Nuestro lema de recuperación parte de la aceptación de la enfermedad en donde la máxima de conducta es “lo que tengo que hacerlo solo porque de eso depende mi vida, pero no lo puedo hacer solo, dependo de un grupo de compañeros y terapeutas”.
La escucha y el cambio de estilo de vida es fundamental. Lograr el compromiso con una recuperación puede durar meses venciendo trampas, mentiras, manipulaciones que tienen que ver son la personalidad adictiva que se fue formando a lo largo de los años como ser contactos, personas lugares y situaciones que lo llevarían a volver a consumir.
El tratamiento implica un trabajo muy intenso de articulación con los centros ejecutivos frontales (los aspectos más evolucionados) por distintos medios terapéuticos.
En este aspecto necesitamos lograr hábitos de vida que prevengan las recaídas ya que éstas reactivan todo el proceso adictivo. Existe una vulnerabilidad para aquel que consumió drogas y ahí se hace cierto aquello que muestra como máxima de recuperación Alcohólicos Anónimos: “…una copa es mucha y cien son pocas”. Además de los instrumentos psicoterapéuticos, las terapias familiares, los grupos de reinserción, la actividad física como medio de recuperación cerebral, los distintos talleres es fundamental proveer estructuras mas sanas y rituales de vida sana (dormir, descansar, cambio de ambientes de amistades, etc.).
CASA TERAPEUTICA
Esto implica establecer un mapa de vida basado en la sobriedad y con algo fundamental: el terapeuta debe estar siempre disponible y que la “casa terapéutica” se convierta en su segunda casa.
Sobre todo esto se edifica la emergencia de un proyecto de vida que le dé misión y sentido a su existencia.
Este es solo uno de los aspectos a estudiar en la adicción ya que la urdimbre familiar es fundamental (abandonos, duelos, violencia, secretos familiares, etc.). Ahí la trama vincular vivida desde la infancia hoy se transforma en fundamental ya que nos encontramos con jóvenes infra socializados y que se han criado desde pequeños sin orientación y en la calle.