Todo vuelve en la política nativa: el peronismo, el default y en algún momento los fondos buitre, que volverán para comprar bonos argentinos a precio de liquidación y después pleitear contra el país con un resultado no muy difícil de imaginar. Los tribunales de Nueva York entraron en "stand by". En Argentina Kafka es un escritor costumbrista.
El eterno retorno se puso en marcha el día después del triunfo peronista en las PASO por el 47%. Los hechos hablan por sí solos: el dólar trepó el 25%, hubo una pérdida de reservas de casi 4 mil millones de dólares, el riesgo país se disparó cerca de los dos mil puntos y una conocida calificadora mandó los bonos argentinos a triple "C", esto es, al borde de la cesación de pagos.
A lo que hay que añadir declaraciones del casi presidente, Alberto Fernández, que constituyeron un sólido aporte a la desconfianza de los mercados. En rigor, no se hundieron por lo que dijo Fernández, sino por los antecedentes del peronismo que hoy él lidera. Aquel que aplaudió de pie la cesación de pagos en 2001 y acto seguido rompió todos los contratos.
Fernández declaró que hay que sentarse con los acreedores uno por uno y ver "qué se puede hacer", que la Argentina no tiene dólares para pagar, y que lo que piensa hacer "primero" es volver a hacer crecer la economía. O sea, olvídense de cobrar.
Eso apareció en los diarios del domingo y el lunes debió salir a apagar el incendio Guillermo Nielsen, ex secretario de finanzas "K" y presunto vocero de Fernández en cuestiones económicas. Su aporte fue modesto; se limitó a aclarar que el futuro presidente no quería confrontar con los acreedores.
Las declaraciones económicas de Fernández despejaron la incertidumbre, pero en sentido negativo. Después de pelearse insólitamente con el presidente de Brasil, quiso "aliviar las tensiones" diciendo que no iba a cerrar la economía, pero siempre que la apertura "no dañase a los argentinos", es decir a los empresarios que gozan de un mercado cautivo y se han entendido a la perfección históricamente con los políticos. Un paso para adelante, dos para atrás.
LA INCERTIDUMBRE BAJO
En resumen, con las palabras de Fernández la incertidumbre económica se redujo. Quedó en claro que no va a continuar con el acuerdo con el FMI que mantuvo la precaria estabilidad del dólar y que tampoco piensa pagar la deuda bajo sus actuales condiciones. Tampoco quedan dudas acerca de cuál será el efecto de estas decisiones; el país tiene fresca la experiencia del default.
Lo que en cambio va en aumento es la incertidumbre política. Usó los mismos reportajes para avisar que el kirchnerismo es sólo una parte de la alianza que él encabeza y que ganó holgadamente el domingo 11. En algún punto no le falta razón porque CFK como candidata no hubiera quebrado con esa holgura el techo del 34-35%. Pero sus palabras sonaron a intento de reducir el papel político de la ex presidenta y alertan sobre una interna en el seno del poder que viene. Esto recién empieza.