Escritores prisioneros de su aura palermitana
Una intimidad discreta
Por Agustina Larrea (compiladora)
Ediciones Godot. 113 páginas
Las nuevas tecnologías, superadoras en el área de la comunicación, han sepultado para siempre la vieja costumbre de enviar cartas. Las epístolas sobreviven hoy en día apenas en su rol documental, oficial, jurídico, como primas severas de aquellos papeles adonde solíamos narrar las alternativas de nuestra vida.
Ya nadie pide papel carta en la librería ni sobres para envíos por avión. Tampoco anida en las personas la ansiedad propia de quien aguardaba una carta, la nerviosa espera por las mañanas, las miradas vigilantes en el intento por comprobar si el cartero había deslizado el sobre por debajo de la puerta.
Con el cambio de época también se apagó el género epistolar, que persiste en la industria editorial con limitadas ediciones que recrean los intercambios de escritores con obras consagradas, sacralizados por el paso del tiempo.
El intento de darle un soplo de vida al diálogo postal cobró forma en Una intimidad discreta, un libro de ediciones Godot donde cinco parejas de escritores cruzan pensamientos, reflexiones, logros y frustraciones en una dinámica breve, como toda muestra.
Las plumas de Cynthia Edul y Romina Paula; Betina González y Tamara Tenenbaum; Mercedes Halfon y Fernanda Nicolini; Sebastián Martínez Daniell y Soledad Urquía; y Juan Mattio y Ricardo Romero van y vienen sobre la base de cinco ejes temáticos: la realidad, el dinero, el silencio, la fama y el azar.
De la narrativa emergen experiencias personales, íntimas e incuestionables. El correr de las páginas, sin embargo, termina por darle forma a una singular imagen del escritor o escritora argentina: una persona ensimismada en sus textos, alguien que necesita recostarse en citas de autores famosos para redondear una opinión, una idea. Como si todo el tiempo se viera urgido/a a mostrar todo lo que ha leído, su frondosa biblioteca, sus viajes, sus amistades con glamour.
No son escritores o escritoras a los que la vida los atraviese desde una realidad concreta, con problemas comunes y corrientes, apremiados por situaciones pedestres. Viven o aparentan vivir como si fuesen criaturas incapaces de cambiarle el cuerito a una canilla y sólo existieran envueltos en su aura palermitana, comiendo empanadas en frasco.