“Es muy notoria la presencia china, pero ahora la relación es con los gobernadores”

El gobierno libertario de Javier Milei es refractario por ideología al vínculo con China. Sin embargo, las inversiones asiáticas siguen haciendo pie en las provincias. “No hay dos economías que sean más complementarias”, enfatiza el economista Gustavo Girado.


El golpe de timón ideológico que ha sufrido la gestión del Estado argentino desde la asunción del libertario Javier Milei puso en un brete la relación comercial y política con China. Soplan otros vientos y la Argentina, que durante años se alineó con Beijing, ahora desfila codo a codo con Washington.
El desdén que el gobierno nacional tiene para con la administración comunista china es tal que hasta se rechazó el ingreso al bloque de los Brics -integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-. Sin embargo, esto no parece haber sido obstáculo suficiente para deshilachar el vínculo comercial, por demás sólido.

Tras un año de gestión liberal las inversiones chinas no se han retirado del país sino que han encontrado la manera de fluir por otros canales. “El contacto ahora es con las provincias”, asegura el economista Gustavo Girado, director de la carrera de Posgrado de Especialización en Estudios en China Contemporánea y del Centro de Estudios de Investigación Sino-Latinoamericano (CEISiL) de la Universidad de Lanús.

-Estratégicamente, ¿cómo debería ser el vínculo de la Argentina con China?

-Creo que no hay dos economías más complementarias que las de Argentina y China. No sólo en esta coyuntura sino históricamente, desde que tenemos relaciones bilaterales. A comienzos de la década del ‘90 del siglo pasado, hace más de 30 años, si bien teníamos relaciones bilaterales no teníamos un vínculo estrecho porque China no estaba tan desarrollada y de hecho competía con Argentina en terceros mercados. Ellos exportaban soja y petróleo. Pero en la medida en que China fue convirtiendo su crecimiento en desarrollo, fueron consumiendo todo el producto primario que producían a tal punto de que ya no les alcanzó. Así fue que comenzó a importar ese tipo de productos. Argentina resultó ser competitiva en muchos de los insumos agroalimenticios y los energéticos que China demanda ahora. Por eso China es un destino natural de la canasta exportadora clásica de la Argentina.

-¿Qué demanda nuestro país del sector productivo chino?

-A su vez, la República Popular China tiene como oferta exportadora aquellas cosas que incluye nuestra demanda insatisfecha, que es la tecnología, infraestructura y financiamiento. Si se hace un estudio econométrico entre todas las economías sudamericanas, la que resulta más complementaria con China es la de la República Argentina. Por lo tanto el futuro es promisorio en términos comerciales pero claramente las decisiones políticas del actual gobierno influyen.

GESTION MILEI

-En lo ideal se trata de economías complementarias. ¿Cuál es el vínculo actual bajo la gestión Milei?

-La coyuntura actual, con Argentina dándole la espalda a la República Popular China, porque está estigmatizada desde la ideología del presidente como una economía comunista, al igual que otras, le da una mirada muy estrecha al vínculo. Al punto tal que durante el primer año de gobierno, sobre todo en los primeros meses, han sido muy refractarios a la relación. En lugar de estimular el vínculo, en lugar de aprovechar la apertura política china al invitarnos a formar parte del bloque de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), Argentina la rechazó. No sólo rechaza el Gobierno esta relación adonde China demanda cada vez más, sino que los ha obligado a buscar otros proveedores.

-¿Han suplantado China la oferta argentina?

-Sí, la ha ido suplantando, pero diría que inclusive es algo menor. Lo que está cambiando también es el destino de la cooperación bilateral. Yo que provengo del mundo académico noto cómo la cooperación se estimula hacia otros destinos latinoamericanos frente a los cuales Argentina tenía una ventaja ganada por un terreno abonado ya durante muchos años por aquellos que nos dedicamos a estimular la relación bilateral.

“El futuro es promisorio en términos comerciales pero las decisiones políticas del actual gobierno influyen”.

-¿Se había trabajado bien en la fortificación del vínculo durante las últimas décadas?

-Yo creo que sí, especialmente en la última administración, más allá del resultado final que puede ser discutible. Pero en el terreno de la relación, de la política exterior bilateral con China, Argentina la profundizó. El Gobierno de Fernández-Fernández asume con la pandemia apareciendo y la cooperación que se dio en el tema de las vacunas y la cuestión sanitaria fue muy conveniente. Argentina hizo de puente también para que los productos chinos llegaran a Bolivia. La asociación estratégica tipo integral se aprovechó al máximo de su potencial. Pero eso ha cambiado drásticamente con la nueva administración en la Argentina porque el presidente Milei ha decidido que Argentina debe orientar su política exterior en alineamiento claro con lo que decida el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Argentina y Estados Unidos son masivamente competitivos entre sí, somos dos productores de productos agropecuarios de clima templado.

-¿Ganará el pragmatismo en la gestión Milei a la hora de comerciar con China?

-Debería, porque de acuerdo a las últimas manifestaciones públicas no puedo decir que hay una suerte de acercamiento pero al meno se saludaron en la última Cumbre del G20. El cambio de la representación política en la Cancillería también habría significado una actitud un poco menos refractaria a la relación con China. La excanciller (Diana Mondino) tuvo gestos y actitudes sumamente inconvenientes en la relación política que tienen traducción en lo bilateral (N. de la R. En mayo la canciller destacó: “Los chinos son todos iguales”). China no mira la cuestión comercial como algo ajeno a la relación en su totalidad. Es el Estado chino el que prefigura hacia dónde va su interés y así se alinean los intereses públicos de China. Detrás de las grandes corporaciones chinas está el Estado y también las pequeñas empresas que abastecen a las compañías. Es un todo cuando se despliegan sobre otros mercados. No es una empresa china sino una empresa china con financiamiento de un banco chino, con el Estado haciéndole de ariete. En definitiva no es muy distinto a lo que hacen los presidentes de Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos cuando defienden los intereses de sus corporaciones.

“La relación podría ser mucho más estrecha y conveniente para la Argentina si no tuviéramos un gobierno tan reactivo al progreso de la relación con China”, recalca Gustavo Girado.

COMERCIO

-¿El sector privado argentino que ya tiene vínculos comerciales con China podrá apartarse de la lógica del gobierno libertario y seguir su camino?

-No van a tener alternativa más que seguir su camino. Si ya están en el mercado chino, dejarlo de lado porque al presidente no le gusta China es ridículo. Sobre todo por el esfuerzo y la inversión que han metido ahí para hacerse de un lugar, un canal de comercialización, un socio local para vender los productos. Todo eso que cuesta muchos años conseguir con China, entiendo que una administración que hoy está pero mañana puede no estar no debería ser la que marque el rumbo de una corporación argentina que quiere ganar dinero y conquistar mercados. Por supuesto que con este gobierno le va a resultar más difícil entrar en China.

-La cultura milenaria china los lleva a tener una mirada distinta del largo plazo en lo estratégico, cosa de lo que nosotros carecemos. ¿Puede ser que Beijing piense que cuatro u ocho años de liberalismo extremo sean insignificantes y que el vínculo continúe de manera subterránea?

-Y no tan subterráneo, porque ahí está el punto. Uno también puede ver hoy cómo los chinos se acercan a través de sus ministerios y sus empresas directamente a los estados subnacionales. Se los ve desembarcar en las provincias permanentemente teniendo relación con los gobernadores. Recuerdo que La Libertad Avanza no tiene ningún gobernador de su propio partido. Es muy notoria la presencia del Estado chino a través de sus empresas en diversas regiones como el Noroeste argentino, donde tienen clavadas varias inversiones de gran cuantía y hay proyectos para la explotación del litio. Eso no ha sido pasando por Buenos Aires. Están también en San Juan, Mendoza y Santa Fe. Si miramos el bosque y no el árbol, creo que no hay una menor presencia china sino que se manifiesta de forma diferente. La relación podría ser mucho más estrecha y conveniente para la Argentina si no tuviéramos un gobierno tan reactivo al progreso de la relación con China.

 

SE EXPORTARON U$S 5.365 MILLONES EN DIEZ MESES

Un socio clave para Argentina

La República Popular China es un mercado que todo lo absorbe, tanto que con el paso del tiempo se ha transformado en uno de los tres principales socios comerciales de la Argentina, detrás de Brasil y los Estados Unidos.

De acuerdo al ultimo documento En Contacto China, elaborado por la Cámara Argentina de Exportaciones (Cera), las ventas de Argentina al Gigante asiático entre enero y octubre fueron de u$s 5.365 millones, representando una caída de 16,3% interanual.

Por otra parte, las importaciones en el mismo período cayeron 25,5% año contra año, a raíz de la fuerte recesión que impacta en el sector productivo nacional. La balanza comercial bilateral ostenta para la Argentina un rojo de u$s 3.906 millones, siendo el mayor saldo negativo en el intercambio con un país.

El informe subraya que entre enero y octubre China fue el segundo destino de las exportaciones argentinas (8,1% del total) y el segundo origen de las importaciones (18,5%).

CARNE

Por su parte, el informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carne y Derivados de la República Argentina (Ciccra) dio cuenta que en octubre de 2024 el total exportado de carne vacuna fue equivalente a 56,2 mil toneladas peso producto. De ese total, las ventas a China se mantuvieron en torno a las 37,8 mil tn pp mensuales, concentrando poco más de dos tercios del total exportado en el mes (67,2%).

En los restantes destinos principales se observaron mejoras en las exportaciones a Estados Unidos (+12,6%), Alemania (+21,2%), México (+28,1%), Brasil (+28,1%) y España (+26,3%).

En la comparación interanual continuó registrándose una variación positiva y muy importante de las exportaciones totales (+39,8%). La recuperación de las ventas a China explicó 42,5% de esta suba general.

 

Traerá problemas la tensión con EE.UU.

-¿Habrá ruido en el mundo comercial cuando asuma en enero Donald Trump como presidente de los Estados Unidos?

-Sí, en términos comerciales va a haber ruido, no tengo ninguna duda. Y nos va a pegar duro. Tendría que remitirme al acuerdo de Fase 1 que firmó Trump cuando estaba en su primera experiencia en el Ejecutivo norteamericano, cuando luego de dos años de fuertes disputas comerciales y mutuas subas arancelarias, llegan a un acuerdo mediante el cual China se compromete a comprar por u$s 200.000 millones más productos de los Estados Unidos. Esto totalmente independiente de los precios del mercado y de la calidad. Ahí el mercado libre no existió más. La libertad de mercado y la competencia que predica el hemisferio norte occidental no existe. Ellos empezaron a comprarle directamente a los Estados Unidos lo que Argentina estaba en condiciones de venderle a China. De hecho, nuestras ventas cayeron en ese momento. No tengo porqué pensar que Trump, que ya ha amenazado con una suba de los aranceles a México, Canadá y muy específicamente a China, no vaya a proponer un acuerdo de Fase 2 -el Fase 1 no se terminó de cumplir a raíz de la pandemia- y perjudique directamente a intereses nacionales. China se abastecería más de productos estadounidenses en un segmento en el cual Argentina era un proveedor alternativo.