“Es mucho más liberador actuar que dirigir”

Rita Cortese debuta en un nuevo rol con el estreno de ‘No tiene un desgarrón’, en la sala Dumont 4040. La obra, que protagonizan Julieta Cardinali y Vera Spinetta, es una adaptación de ‘Heldenplatz’, de Thomas Bernhard, que interpela al espectador sobre el mundo en que vivimos.

El ritmo de la calle se contrarresta con lo que se vive dentro del teatro Dumont 4040. Afuera la gente disfruta de un día feriado, muchos caminan por el barrio de Chacarita mientras miran los puestos de la feria del Parque Los Andes; adentro acaba de terminar un ensayo de ‘No tiene un desgarrón’, esta vez ante los ojos del productor Sebastián Blutrach. Al llegar, la persiana de la sala está a medio abrir y en los sillones del hall conversan Rita Cortese, Julieta Cardinali y Vera Spinetta (protagonistas de la pieza), Blutrach y demás personas que colaboran con la obra que desde mañana se presentará en ese espacio teatral.

Rita Cortese, vestida de negro, enseguida se para, saluda y ofrece sentarse a un costado para comenzar a hablar sobre este nuevo desafío que la tiene por primera vez como directora: “Lo que estoy descubriendo es que el nivel de angustia de los directores es fuerte”, dirá en algún momento de la charla. Mientras conversa sus ojos y su atención van y vienen entre lo que dice, lo que sucede a su alrededor y un cigarrillo que le convidó Vera Spinetta y que se le apaga en varias oportunidades.

ADAPTACION

“‘No tiene un desgarrón’ es una adaptación de la obra ‘Heldenplatz’, del austríaco Thomas Bernhard. Yo la hice hace un tiempo en el Teatro San Martín, entera; la original se divide en tres actos pero decidí hacer una versión propia reduciéndola al primer acto, trayendo textos de los otros dos, y está contada por las dos empleadas domésticas de una familia muy importante de Austria. Es una pieza de un profundo pensamiento, con textos que nos interpelan hoy muchísimo y donde se habla de la condición humana y de lo que está pasando en el mundo en general. No es una obra complaciente; es compleja pero muy poética. Yo estoy muy fascinada”.

-¿Por qué decidió tomar este texto?

-Porque es una interpelación muy grande al mundo que estamos viviendo, ya sea acá en la Argentina como en cualquier otro punto del plantea, con las derechas brutales.

-¿Cómo se está llevando con esta nueva faceta de directora?

-Estoy feliz. Tengo un profundo amor por el teatro. Me parece que el teatro es muy chamánico y a esta altura de mi vida también siento que tengo una gran generosidad para los actores y las actrices. Así que lo único que quiero es que florezcamos. No quiero nada para mí, más que ser feliz.

-¿Cómo tomó la decisión de comenzar a dirigir?

 -Hace mucho que tenía ganas de dirigir esta obra y fue en un encuentro con Julieta, con quien somos muy amigas. Le dije: “¡Ay, tenés que hacer esa obra!” y enseguida me dijo que sí. Ella me impulsó y acá estamos, a punto de estrenar.


 

EN EXTINCION

-¿Qué fue descubriendo en este nuevo rol?

-Voy descubriendo que sé bastante más de lo que me imaginaba (risas). Tuve grandes maestros también: Roberto Villanueva, Jaime Kogan, Jorge Lavelli, Lorenzo Quinteros, Tina Serrano. Entiendo que hay cierto teatro que está en vías de extinción si no lo rescatamos, producto de cierto facilismo. Pero, hay tal cantidad de actores jóvenes que se meten y que están haciendo...La prueba es este lugar, que está híper programado con lo mejor del teatro.

-¿Hay algún momento en el que se pregunte para qué se metió en esto?

-Sí, casi todos, menos en este momento en que siento que la cosa está más o menos bien. Pero cuando algo no sale, sí. Además, siempre hay un instante donde como director sos un objeto de odio, siempre; yo me acuerdo de mí como actriz y eso ocurre. Ese momento es duro, o cuando te obsesionás con un texto. Me he encontrado a la noche repitiendo el primer texto de la obra para ver cuál era el piso. Es loco. Dirigir es algo fuerte, es mucho más liberador actuar que dirigir. Ahora yo estoy más tranquila que las chicas (risas). Empiezo a disfrutar un poco más.

-¿Ve la dirección como un nuevo camino dentro de su profesión?

-Sí, es sufrido te digo, pero hermoso al fin (risas). Tenés que cuidar mucho al otro. Yo personalmente, como soy actriz, tengo mucho cuidado con los compañeros, entonces tenés que saber cómo no lastimar, cómo pedir, cómo sacar lo mejor del otro. Hay que ser muy amable, además, y tener un profundo amor por esos compañeros que están tan desvalidos arriba de un escenario.


DESAFIOS

-¿Cuál ha sido su mayor desafío como directora?

-El desafío es la construcción de las líneas de tensión de la obra. Esta no es una obra fácil, son textos muy complicados.

-¿Está preparada para las críticas?

-No lo sé. Como actriz siempre he tenido suerte con las críticas, me han tratado muy bien, y como directora, quién sabe. Creo que la figura del crítico también es bastante...No debe ser una tarea agradable ponerse a criticar una obra. Por suerte desconozco de qué se trata.

-Más allá de ‘No tiene un desgarrón’, ¿cómo sigue su año laboral?

-En julio voy a cantar en Café Berlín y en septiembre empiezo a filmar la miniserie que es el spin off de ‘El marginal’, que se llamará ‘Barro’. Voy a ser la directora del penal de mujeres y tendré toda esa perversión que en general ocurre con esos personajes. Por suerte tengo trabajo.

-¿Se siente una privilegiada?

-Sí, en este contexto sí. Ha caído mucho el cine, la televisión no existe más. Realmente no entiendo por qué, desconozco los valores, pero no creo que una ficción en tevé salga tanto más que un reality. Seguro que a Adrián (Suar) algo se le va a ocurrir.