Ha comenzado el año con una notable fortaleza de los mercados. Esto se debe a que los inversores han recibido con optimismo las noticias provenientes de Estados Unidos. Más aun, han ignorado el asalto al Capitolio protagonizado por los fanáticos de Trump. El mercado ya ha aceptado a Joe Biden y le gusta lo que ha escuchado del presidente electo.
Hasta ahora, toda la comunicación y las designaciones importantes anunciadas por el líder demócrata fueron muy bien recibidas. Y se esperan que los demócratas, con el firme control de las dos cámaras del Congreso, aprueben más estímulos fiscales.
A tal punto, que el viernes Wall Street cerró con sus tres principales indicadores anotando récords por segundo día consecutivo. El Dow Jones se situó en 31.097,97 puntos; el S&P 500, en 3.824.68 unidades; y el índice compuesto Nasdaq, en 13.201,97 unidades.
Así en las últimas cinco jornadas, el alza acumulada ha sido del 1,61 % para el Dow Jones, del 1,83 % para el S&P 500 y del 2,43 % para el Nasdaq.
Quizás, el único punto que crea suspicacias es que los demócratas son, históricamente, más restrictivos a las libertades de las empresas tecnológicas. Tiendo a pensar que la brecha que el Nasdaq consiguió los últimos meses se reducirá un poco, no porque espere caídas significativas sino porque los otros indicadores probablemente suban más rápido. Naturalmente, en el caso de hipotéticas correcciones el Nasdaq perdería más, a mi juicio.
El petróleo también se destacó en estos días. El viernes cerró a 52,24 dólares el crudo de Texas. Es producto del acuerdo que cerró la OPEP + 2. Determina que el equilibrio entre oferta y demanda favorece la suba de precios. Durante el año vamos a ver esta materia prima por encima de los u$s 70.
Oro y plata siguen en procesos correctivos, pero en tiempo no en precios, es decir han entrado en una meseta. La plata permanece en el orden de los 26/27 dólares, y el oro bajando ayer a 1.846,60 dólares la onza, situación transitoria, insisto. Aquí también espero que se retome el ciclo alcista durante 2020.
Temo ser repetitivo pero los hechos son testarudos. La estrella de los primeros diez días del año han sido las criptomonedas. El bitcoin, que es el que más volumen tiene, hace un año cotizaba a 7.000 dólares; hoy roza los u$s 41,5 mil. El ethereum llegó a los u$s 1.250, cuando no hace mucho lo veíamos en 900. Se consolidan pues como refugio alternativo contra la emisión monumental de billetes que hacen los países para enfrentar al virus chino.
Puede haber correcciones importantes en el corto plazo (la volatibilidad es brutal) pero no me sorprendería que el bitcoin supere los 70 mil dólares este año. Esta semana trascendió que otros grandes fondos de inversión han decidido introducir criptos en sus carteras; de ahí la escalada.
Pero ningún producto sube hasta el firmamento y ya hay destacados analistas que mencionan la palabra más temida: burbuja. Además, ya hemos superado la etapa inicial de desarrollo de las cripto.
Por eso, querido lector, si usted aun no entró al bitcoin, le sugiero prudencia, espere un poco. Como regla general siempre conviene comprar en porciones, de manera escalonada, para no depender de un solo precio de entrada. Y, en el caso de las criptos, no más del 10 por ciento de su disponibilidad total para invertir. Piénselo.