En torno al silencio y la vida espiritual
Arbol del Paraíso
Por Ricardo Rey Beckford
Alción Editora. 71 páginas
¿Puede el silencio considerarse parte de la poesía? ¿Puede acaso ser escindido de ella? Sustrato de toda cavilación, frontera de la expresividad, anonadamiento ante el misterio, el silencio se hace presente de muy diversas formas para el poeta. Y en Árbol del Paraíso, de Ricardo Rey Beckford, se entrelaza incluso con las palabras hasta cobrar un cierto protagonismo.
Al silencio están dedicados nada menos que los versos que abren y cierran el libro. De él se nutren los 31 poemas que componen este volumen y a él vuelven de una u otra forma. “Poema/ silencio y canto del alma/ sus palabras callan y cantan”, dice uno de esos versos.
Para el autor, el silencio es también, finalmente, “umbral de un estado más alto”. Y ese anhelo de elevar la mirada, de traspasar la realidad tangible, se respira en toda la obra.
El propio Beckford confirma, en un breve comentario escrito a posteriori, que los poemas aquí reunidos se ocupan de la vida espiritual o son el resultado de un camino interior. Más aún: reconoce en ellos una levedad que aspira a iluminar otro sentido.
Las contadas palabras que vuelca en cada poema tienen, en efecto, esa ligereza que es propicia para levantar vuelo y para ver un horizonte más amplio.
Un horizonte de contornos imprecisos pero con un cierto aire cristiano, donde el alma puede ser “tierra fértil” como en la parábola del sembrador, la caridad se expresa en “un corazón visitado” y la conciencia rectora es “el corazón y sus venturosas certezas” que nos mantienen a salvo en medio de las “pertinaces tinieblas”.
Ese aire se respira en la invitación a saborear lo simple, el silencio mismo. También en el llamado a gozar de la hermosura de la creación, o en la ambición de presentar las mismas cosas desde un punto de vista nuevo. Sabiduría destilada, podría decirse.
Ricardo Rey Beckford ha escrito dos libros de ensayo, Eurídice en sombras y La otra mirada, y tres obras narrativas, El plácido aspecto del mar, El Informante y El motivo dominante. Es además autor de relatos, artículos, notas, cuentos, prólogos y poemas, y ha colaborado con diversos diarios del exterior y también de nuestro país, entre ellos La Prensa.