Topa reestrenó en El Nacional la obra por la que el año pasado recibió cálidos elogios y varios premios

“El teatro genera algo único en la gente"

En ‘Es tiempo de jugar’, dirigido por Emiliano Dionisi, profundiza en su veta actoral, aunque sin soslayar las canciones y los bailes que cautivan desde hace años a la platea infantil.

A Diego Topa no lo avergüenza emocionarse cuando habla de su hija, de sus padres o de la situación del país. Ya no. “Estoy muy sensible, me conecto con las cosas que me llegan a lo más hondo y dejo que fluya; soy así en una entrevista como en mi casa”, admite, confirmando que entre el exitoso animador infantil y el reservado padre de familia no existen grandes diferencias. La transparencia es su marca de agua.

Para alegría de sus pequeños seguidores ha vuelto en estas vacaciones de invierno al Teatro El Nacional con ‘Es tiempo de jugar’, el show que estrenó el año pasado en esa misma sala y que le dio tantas satisfacciones. Cuenta entusiasmado: “Es la primera vez que repito un mismo espectáculo de un año para el otro; es una experiencia nueva que estoy disfrutando un montón. Cuando uno crea una obra trabaja muchos meses para llegar a punto a las vacaciones, pero pasa todo demasiado rápido. Por eso, después de la muy buena repercusión de la temporada pasada y de todos los premios que ganamos, transito esta segunda temporada con muchas más ganas de disfrutar”.

-¿Qué tiene de especial esta propuesta?

-'Es tiempo de jugar' es un show hermoso. Hasta mi hija (Mitaí, de cuatro años y medio) me lo pide, y eso ya es un muy buen indicador. Se notó también cuando salieron a la venta las entradas. La gente vuelve a verlo porque dice que es una obra muy mágica. Es tan lindo que la gente me acompañe en un momento tan difícil como el que estamos pasando todos.

EL ACTOR

-Tengo la impresión de que esta obra lo posicionó en otro lugar como artista.

-Sí, porque es un show donde estoy mucho más presente como actor gracias a la mirada de Emiliano Dionisi, que nos dirige. Fue Emi quien me invitó a explorar un poco más al actor que hay en mí. "Ya cantás, ya bailás, ahora busquemos un poquito más de eso", me dijo, y yo confié en él. Emi es parte de mi familia y entregarme a una persona con tanta experiencia me resultó muy sencillo. Ya estamos empezando a pensar qué haremos el año que viene.

El tándem Topa-Dionisi tiene tres obras en su haber: 'El viajero', 'Tu primer concierto' y, ahora, 'Es tiempo de jugar'. "De los tres, este último es el show que más tiene el sello de Emi", afirma Topa, que en escena está acompañado por los actores Andrea Lovera y Ramiro Delgado. "Son grandísimos comediantes y unos compañeros excepcionales", los elogia el ex animador de Disney. "Nos divertimos mucho, la pasamos bien y eso se traspasa a la platea". El cuadro se completa con una hábil línea de bailarines que hacen que se luzcan las exigentes coreografías de Gustavo Carrizo y Florencia Liserre, ganadoras del Premio Hugo 2023.

También Topa festejó en el última edición de los Hugo al consagrarse como Mejor intérprete masculino en musical infantil y por Mejor producción. ‘Es tiempo de jugar’ fue reconocido además en los Premios Atina y estuvo nominado a los ACE.

"Hubo una ovación cuando dijeron mi nombre, una ola de amor que inundó el teatro y me sobrepasó. Es algo de lo que me estoy dando cuenta, porque ya son muchos años de acompañar a los chicos, a generaciones de hijos y nietos de esa gente que hoy me lo agradece".

-En todo este tiempo las infancias han cambiado mucho. ¿Siente que debió adaptarse?

-Sólo en algunas cosas. Trato de mantenerme en la idea del regreso a las fuentes, a lo tradicional, a dejar volar la imaginación. Uno de los momentos más lindos de este show se da cuando apagamos las pantallas y casi todas las luces, y armamos una suerte de teatro negro en una escena con dinosaurios. Desconectamos todos los recursos visuales para que sea la imaginación la que funcione.

EL VIAJERO

Planteado como un viaje a través del tiempo, en el show Topa transita del futuro interestelar a un pasado cavernícola haciendo escala en los años '70 del siglo pasado, "una época de una música muy alegre", que le permite rendirle homenaje al cancionero de Palito Ortega, Raffaella Carrá y Donald. “Tuve la suerte de hablar con Palito y Evangelina (Salazar), de enviarles la canción que hago de él, y me llamaron para agradecerme por recuperar esos temas para las nuevas generaciones”, cuenta Diego entre emocionado y sorprendido.

Inquieto por naturaleza, además de las funciones en El Nacional sigue girando por el país y la región con un espectáculo basado en sus mejores canciones. “No hay manera de llevar de gira un espectáculo tan grande como el que hacemos en Buenos Aires, pero tampoco me gusta dejar a la gente de las provincias con las ganas de pasar una tarde hermosa, por eso viajamos con el concierto”, comenta.

-¿Cómo lo afecta la situación del país?

-Este año estoy viendo un país distinto, pero soy de la idea de que no hay que bajar los brazos. Desde que tengo uso de razón no paré de trabajar y esta no es la excepción. Hay momentos en los que me va mejor, otros no tanto, pero hay que seguir apostando y confiando en el arte. Yo sufrí mucho cuando vino la pandemia y no pude estar en contacto con la gente, por eso ahora disfruto más que antes de poder llevarle un poco de alegría.

-Además, es un generador de trabajo para muchas familias. ¿Le pesa esa responsabilidad?

-Me preocupa que todos los que están a mi alrededor estén contentos, que mi equipo disfrute del trabajo tanto como lo hago yo. 

-En momentos complicados como éste es cuando uno más necesita de la caricia del artista al que admira.

-Lo sé. La risa y el amor compartido son fundamentales, distraerse y pasarla bien. El teatro genera algo único en la gente. Nosotros estamos creando un nuevo recuerdo en cada familia que viene a vernos, en los abuelos, los padres y los hijos. Un recuerdo que va a quedar en su corazón y en su memoria para siempre.