La especialista en Estudios Sindónicos, Patricia D’Aste disertó sobre la reliquia en la Parroquia de Nuestra Señora de Montserrat

El misterio de la Sábana Santa de Turín

Se sostiene que el lienzo cubrió el cuerpo de Jesucristo después de su crucifixión. Estudios revelan la asombrosa complejidad del objeto y su recorrido por varios lugares antes de llegar a la ciudad italiana. A pesar de los avances científicos, el enigma que rodea la formación de la imagen aún persiste.

"La Sábana Santa de Turín es una de las reliquias más investigadas y debatidas de la historia. Su naturaleza insólita y misteriosa la convierte en un testigo singular, si se aceptan los argumentos científicos, de la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Este lienzo, un testigo mudo de más de 2000 años, resulta sorprendentemente elocuente al ser objeto de numerosos estudios", enfatizó la profesora y magister Patricia D’Aste, especialista en Estudios Sindónicos egresada de la Pontificia Universidad Regina Apostolorum de Roma, durante su disertación sobre este singular objeto en un salón de la Parroquia de Nuestra Señora de Montserrat.

A pesar de coincidir con el último partido entre Argentina y Brasil por las eliminatorias para el Mundial, el evento contó con una notable asistencia, lo que demostró el gran interés que despierta este tema. El encuentro fue auspiciado por la “Croce Reale”, una organización internacional sin fines de lucro dedicada a la promoción cultural y la preservación del patrimonio histórico. Ezequiel Toti, presidente para Argentina de la entidad, presentó a la especialista argentina destacando su trayectoria y dedicación al estudio de la Sábana Santa.

D'Aste explicó que el Síndone, palabra griega que denota a esta prenda, es una tela de lino de 436 cm por 113 cm que se conserva en la catedral de San Juan Bautista de Turín, Italia. De color "catará" (lino puro), tiene un espesor de 0,33 milímetros, similar a una gasa, y está realizada en telares hebreos siguiendo la ritualidad de la época.

La imagen tridimensional que quedó estampada en la tela, según la creencia, fue provocada por una misteriosa energía liberada tras la resurrección de Jesús. Esta figura humana, de gran precisión anatómica, presenta numerosas marcas, heridas y traumas físicos propios de un hombre que fue cruelmente flagelado y crucificado. “Muchos la confunden con el Santo Sudario, pero es otra cosa. Aquí hay un registro del rostro de Cristo que en el Sudario no está”, diferenció la especialista.

La Sábana Santa, una de las reliquias más veneradas del cristianismo, ha tenido un viaje histórico, a veces, traumático, que abarca siglos y continentes. Se sostiene que el lienzo cubrió el cuerpo de Jesucristo después de su crucifixión. Luego, según los registros históricos, la sábana fue llevada inicialmente a Edessa, hoy Turquía, donde permaneció oculta hasta su descubrimiento en el año 544. Posteriormente, fue trasladada a Constantinopla en el año 944, y desapareció durante la Cuarta Cruzada en 1204, posiblemente llevada por caballeros franceses. Reapareció en Lirey en 1356, y en 1453 la Casa de Saboya la trasladó a Chambéry. Finalmente, en 1578, fue llevada a su actual hogar en Turín, donde ha permanecido como objeto de devoción y estudio científico.

Patricia D’Aste disertó por casi dos horas sobre la historia y controversias entorno a la Sábana Santa. Foto: Gustavo Carabajal

Por otra parte, a lo largo de los siglos quedaron distintos testimonios de su existencia por el impacto espiritual que la reliquia causó a quienes la visitaban. En el siglo IV, San Juan de Damasceno dejó su impresión al contemplar la imagen al declarar que “He visto el rostro humano de Dios y mi alma ha sido salvada”.

Sin embargo, la Sábana también ha soportado el paso del tiempo y los avatares de la historia, incluyendo el daño causado por el fuego en tres ocasiones. En particular, se menciona un incendio en 1532 “que dejó marcas visibles en la tela, un recordatorio de su fragilidad material” y de los eventos que ha presenciado.

“Cómo se sabe por los distintos registros los visitantes la tocaban, exponían en encuentros, lloraban sobre ella entre otras formas de mostrar su adoración”, señaló la especialista que también remarcó que, al ser doblada como un mantel, sólo llegaron a quemarse los bordes y no se extendió el daño por la pronta actuación de sus guardianes. Ante el daño causado por las llamas, “un grupo de hermanas clarisas la remendaron poniéndole una tela por detrás para darle más fuerza y le pegaron unos remiendos que fueron retirados en el año 2002”.

En tiempos más recientes, durante la Segunda Guerra Mundial, hubo preocupación de que Hitler buscara apropiarse de la Sábana Santa. "Fue la única vez que la Sabana Santa salió de Turín. Cuando Hitler invadió Italia, sabiendo que él buscaba todas las cosas que pudieran tener un valor esotérico, se la buscó preservar y se la lleva a un monasterio benedictino que está cerca de Nápoles, en el sur. Allí se la guarda detrás del altar del coro hasta el final de la guerra", reveló la especialista.

TIEMPOS MODERNOS

D'Aste abordó la incertidumbre y polémica en torno a la Sábana Santa, destacando la importancia de la evidencia en la fe cristiana y trazando un paralelo con la figura de Tomás en los evangelios, quien necesitaba "tocar para creer". Señaló que la “demanda de pruebas tangibles se ha intensificado, especialmente con la evolución de la ciencia desde el siglo XX”.

En este contexto, la verificación de hechos relacionados con Jesucristo y las reliquias de la pasión enfrenta un escepticismo constante. D'Aste también subrayó la relevancia de los estudios sindónicos actuales, donde ciencia y fe se entrelazan para profundizar en el conocimiento de la Sábana Santa, reflexionando que, en el tiempo y las épocas presentes, "muchas de estas cosas tienen que ser probadas para creer".

"San Juan Pablo II impulsó a trabajar desde la ciencia para ir caminando en la demostración de lo que dicen los evangelios", señaló. En este sentido, D'Aste mencionó que se han realizado investigaciones conjuntas para determinar si ambas telas (Sábana Santa y Sudario) cubrieron el mismo cuerpo, siendo los resultados con un valor positivo y, aún más, se llegó a constatar un mismo factor de grupo sanguíneo: AB.

Un primer abordaje científico destacado de la disertación fueron los resultados obtenidos por el botánico austríaco Max Frei que realizó un estudio en 1978 utilizando cinta scotch para recoger muestras de la tela. “Esto permitió catalogar polen, tierra, restos de aceites, plantas y flores de la zona de Jerusalén, algunas de ellas ya extintas”, señaló la profesora.

Las polémicas recientes en torno a este venerado objeto no tardaron en revivir cuando en 1988, la revista Archeometry de la Universidad de Oxford publicó un estudio de carbono 14 que databa la sábana “entre 1260 y 1390”. Sin embargo, en 2019, la misma revista publicó un documento donde se desdice de este estudio, explicando que científicamente hay errores en la medición y que “no se consideraron las contaminaciones” de la veneración de tantos fieles y traslados de por medio.

MISTERIOSA IMAGEN

Uno de los aspectos más fascinantes de la Sábana Santa es la imagen tridimensional que quedó estampada en la tela. Allí se revela con gran exactitud anatómica un cuerpo que lleva las marcas de una cruel flagelación y crucifixión, manifestándose en múltiples heridas y traumas físicos.

Desde hace años, la ciencia ha intentado determinar cómo quedó plasmada la imagen tan nítida dos milenios atrás. Para ello en 1978 un equipo norteamericano llamado STURP (Shroud of Turin Research Project) tuvo cinco días para trabajar directamente sobre la sábana. Este grupo de investigadores, compuesto por católicos, protestantes, hebreos y ateos, llegó con la premisa de demostrar que la Sábana Santa era una pintura medieval. “Cuando cierran este pedido de investigación, hay un informe donde ellos mismos dicen: “No hemos encontrado pigmento, ni marcas de pincel, una mancha, una gota, algo que salga del otro lado de la tela, porque la imagen está en un solo lado de la tela. Así finita como es como una gasa, si uno le da vuelta, del otro lado no hay imagen”, señaló la especialista al marcar una de las conclusiones del informe.

El Proyecto de Investigación sobre la Sábana Santa de Turín (STURP) fue el primer examen científico en profundidad de la Sábana Santa. Foto: Gentileza sabanasanta.org  

Además, explicaba que la imagen no está compuesta por pigmentos y no tiene direccionalidad. “Los claroscuros son proporcionales a la distancia entre la tela y el cuerpo, y la imagen está térmicamente y químicamente estable. Asimismo, tiene cualidades que permiten obtener una imagen tridimensional”, recordó la magister. Luego agregó que “ellos mismos afirman que efectivamente no saben cómo se hizo la figura. Confiesan que no está quemada, no está pintada y no tiene óxido. Al final también dicen que “sabemos muchas cosas, pero no sabemos cómo llegó la imagen” allí hace más de dos milenios”.

Los datos reveladores surgían de otros estudios, esta vez de la sangre contenida en la tela. Baima Bollone, director del Instituto de Medicina Legal de Turín “rehidrató una muestra de sangre de la superficie de la sábana y determinó que es sangre humana del tipo AB. Esta sangre se conserva rojiza por la presencia de bilirrubina, un componente que se encuentra en personas que sufren alto estrés. Además, se encontraron componentes de sangre viva, lo cual es sorprendente en una muestra tan antigua. El ADN de la sangre está fragmentado, sin presencia de ADN paterno, lo cual ha generado interrogantes”.

Por otra parte, una de las hipótesis más estudiadas es la de la energía. El equipo de ENEA de Frascati, Italia, liderado por Paolo di Lazzaro, realizó experimentos lanzando el primer láser a telas de lino para intentar reproducir las características de la imagen.

DATOS CERTEROS

Pese a que la ciencia aún no ha elucidado completamente el misterio de cómo la imagen perdura en la Sábana Santa, los estudios forenses han arrojado luz sobre otros aspectos relacionados con la figura humana impresa en la tela, revelando particularidades sobre su complexión física, las torturas sufridas y las características de la sangre presente en la reliquia.

Detalles impactantes sobre la figura impresa señalan que se trata de un hombre de entre 30 y 40 años, con una estatura de aproximadamente 1,78 a 1,80 metros y una complexión física bien proporcionada. El individuo sufrió una intensa tortura, al estilo romano, y murió crucificado según la misma usanza. La imagen presente en la tela muestra el cuerpo completamente lacerado, de la cabeza a los pies, lo que da cuenta de la brutalidad de los tormentos padecidos.

El cuerpo no fue lavado y fue envuelto aproximadamente dos horas y media después de la muerte, en estado de rigor mortis. La sangre muestra la presencia tanto de sangre arterial como venosa y una elevada concentración de bilirrubina, biliverdina y carboxihemoglobina, consistente con fuertes traumas. Se observó que se coaguló sobre la piel, con halos de suero visibles bajo luz ultravioleta, y que se volvió líquida al entrar en contacto con la sábana húmeda. El grado de relicuación sanguínea sugiere que el cadáver permaneció en la sábana entre 36 y 40 horas, sin mostrar signos de descomposición.

El contacto entre el cuerpo y la sábana ocurrió “sin movimiento, evidenciado por la ausencia de corrimiento en los bordes de las manchas de sangre, y se destaca que debajo de estas marcas de sangre no se encuentra la imagen del cuerpo”.

MAS INTERROGANTES

Cerrando la disertación, Patricia D’Aste dio unos datos que dejaron perplejos y reflexivos a los presentes. Bruno Barberis, profesor de Física Matemática de la Universidad de Turín y vicepresidente de la Cofradía del Santo Sudario de Turín, expuso hace pocos meses siete razones que permiten asegurar que la figura del hombre de la Sábana Santa es Jesús de Nazaret.

Para esto consideró siete variables independientes, que ocurren sin influirse mutuamente, y calculó la probabilidad de encontrar una coincidencia asignando una probabilidad a cada variable. Estas siete características están presentes tanto en la Sábana Santa como en los relatos de la Pasión de Jesús, asignando una probabilidad a cada una.

Para conservar la tela, su exhibición al público es restringida, aunque se ha mostrado en ocasiones especiales, como durante la visita del Papa Juan Pablo II. Foto: Gentileza sabanasanta.org

Entre las variables consideradas se encuentran el hecho de que el hombre de la Sábana Santa, al igual que Jesús, fue envuelto en una sábana (un hecho inusual para un crucificado), que ambos llevaron una corona de espinas, cargaron el patíbulo, fueron fijados a la cruz con clavos, y no sufrieron la fractura de las piernas.

La investigadora citó algunos de los valores de probabilidad asignados por Barberis al señalar que "si el envoltorio del cadáver es una sábana tan fina, que era para sumos sacerdotes, maestros y demás, le da el valor de 1 en 100".

"¿Cuántos crucificados eran coronados de espinas? Era muy raro por lo que le pone 1 en 5000 posibles casos. Después, cargar una cruz era común y le dio 1 de cada 2. La crucifixión con clavos, le dio 1 de cada 2”, señaló.

A esto, agregó, se le suma la herida del costado que recibe 1 cada 10 ya que “no se tiene muchos datos de otros que fueran lanceados por el costado, pero podrían haber tenido una herida, no del mismo tipo. Fíjense que no es exagerado, le asigna probabilidades bastante humanas".
También se incluyó “el entierro apresurado y adicional, 1 en 20, porque los judíos no dejaban los cuerpos allí nomás. La cuarta instancia del cadáver en la sábana tras el entierro, una probabilidad de 1 en 500”.

La probabilidad total de que estos siete sucesos se hubieran dado a la vez en otro hombre y que haya sufrido el suplicio de la crucifixión es de “1 entre 20 mil millones. Hay que recordar que en todas las zonas de la cuenca del Mediterráneo no había toda esa población. Todo el imperio romano habrá tenido entre 60 mil a 80 000 personas como máximo. El mundo no tenía ese número total de población”.

Finalmente, la especialista en el Síndone hizo hincapié en que, a pesar de los numerosos estudios, la ciencia aún no puede explicar cómo se formó la imagen en la Sábana Santa. “No sabemos muchas cosas aún, pero seguramente se seguirá estudiando esta importante reliquia”, concluyó Patricia D’Aste.