"TRES CRIMENES RITUALES", UNA OBRA INQUIETANTE DE MARCEL JOUHANDEAU
El mal y su realidad insondable
Publicado originalmente en 1962, el libro disecciona tres asesinatos que horrorizaron a la sociedad francesa de mediados del siglo pasado. En sus páginas tema y autor se enlazan a la perfección.
En Tres crímenes rituales (Impedimenta), Marcel Jouhandeau reflexiona sobre unos célebres asesinatos que consternaron a la sociedad francesa a mediados de la década de 1950. Muertes horrendas marcadas por alguna forma de instigación o posesión que dejan en evidencia la insondable realidad del mal y su efecto perturbador sobre el ser humano.
Los tres casos van de menor a mayor en la escala de la crueldad. Una mujer mata a su hija incitada por su novio ("Los amantes de Vendame"). Un médico asesina a su esposa usando como instrumento a su sirvienta ("El proceso del doctor Evenou"). En el tercero, y el más espantoso de todos, un sacerdote asesina a la adolescente que embarazó, luego arranca al bebé de su vientre y, tras bautizarlo, lo desfigura y también lo asesina ("El crimen del cura de Uruffe").
Jouhandeau (1888-1979) siguió los crímenes en los diarios o asistió a los juicios posteriores que condenaron a los culpables. El libro que compuso con sus disquisiciones apareció en 1962, algunos años después de ocurridos los hechos. No pretendió hacer allí una crónica precisa de los asesinatos sino indagar en sus causas, bucear en las almas de los autores y extraer algunas enseñanzas.
Su formación católica -aunque es cierto que se trató de un católico heterodoxo- sin dudas le señaló el tema y le dio un vocabulario adecuado. Palabras como "réprobos", "condenación", "salvación", "proyecto satánico" o "posesiones" se repiten a lo largo de las páginas.
Ante el horror de los crímenes que estudia, su curiosidad lo conduce a interrogarse sobre la idea de la responsabilidad ("parecería que una porción de nuestro destino no nos pertenece", desliza) y a constatar la debilidad humana frente a la acechanza del mal. "Incluso el hombre más respetable del mundo -advierte- ha apurado a veces el paso o se ha demorado un minuto salvándose así de ser innoble. Lo asediaba alguien que podría haberlo envilecido, pero el encuentro no tuvo lugar. De muy poca cosa depende la honestidad de mucha gente".
Acaso Jouhandeau pensaba en su propia vida cuando escribió esas líneas. En Tres crímenes... tema y autor se dan la mano. Católico místico de joven, luego homosexual culposo y más tarde admitido, panfletista antijudío, simpatizante nazi, esposo de una actriz y padre de un hijo adoptado, amigo de Max Jacob y Jean Paulhan, Jouhandeau fue un autor prolífico (se le atribuyen 130 volúmenes) y en su tiempo conoció el elogio de Genet, Cocteau, Morand, Léauteaud y Gide. Walter Benjamin también lo admiraba y lo tradujo al alemán.
Esos datos y otros aparecen en la informativa introducción de Eduardo Berti, responsable además de la traducción. Libro menor de un autor menor, Tres crímenes rituales incluye sin embargo observaciones inquietantes sobre la condición humana y su inestable oscilación entre el bien y el mal.