Buena Data en La Prensa

El llamado telefónico

Otro de los notables cambios de estos tiempos, es la caída en desuso y la constante desinstalación de los teléfonos de línea. La arrolladora adopción de la telefonía celular y el desinterés de las empresas telefónicas en reparar las líneas que sufrieron algún corte en el servicio, están haciendo desaparecer esta tradicional y útil herramienta de comunicación.

En ciudades como la nuestra y sus alrededores, son muy pocos los que reciben llamados en su teléfono fijo y los pocos recibidos suelen ser ventas, encuestas de opinión o algún intento de estafa.

Desde la estatización de los teléfonos durante el primer gobierno de Perón, hasta la privatización en los años noventa, conseguir una nueva línea de teléfono era casi imposible. En la década del ochenta vender una propiedad con teléfono solía cotizar un 20% más que otra similar sin ese servicio. Era muy difícil que ENTEL (Empresa Nacional de Telecomunicaciones) instalara una línea nueva. Tener teléfono fue por esos años casi un sueño para muchos.

CAMBIO Y DEPENDENCIA

A partir de los años noventa sucedió lo que parecía imposible, cualquiera que solicitaba un teléfono se lo instalaban. Empezaron a multiplicarse rápidamente las nuevas cabinas telefónicas. Aparecieron los locutorios y los teléfonos públicos instalados en lugares insólitos hasta entonces, como, por ejemplo, puestos de flores o kioscos de golosinas. Desaparecieron los cospeles. Se podía hablar con dos monedas de 10 centavos, dos minutos en hora pico. También se agregaron a los teléfonos públicos la posibilidad de utilizar tarjetas telefónicas. En pocos años la privatización del servicio telefónico cambió radicalmente la situación. Acceder a un teléfono dejó de ser una tarea imposible.

En el último lustro del siglo XX y en la primera década del XXI , la telefonía celular empezó a popularizarse, con el incesante desarrollo de nuevos servicios y los cada vez más atractivos y funcionales aparatos que constantemente van apareciendo.

Hoy es difícil encontrar una persona que no tenga o no sea usuario de telefonía celular. Podemos afirmar que el mencionado aparato, para muchos forma parte inconsciente de su ser. Por algo es frecuente escuchar "me quedé sin bateria" y no “el celular está sin batería”.

Cueste lo que cueste el servicio, se va a seguir manteniendo con una compañía o con otra. La gran cantidad de cosas que se pueden almacenar y las variadas aplicaciones que se van sumando, generan un mayor tiempo de uso y dependencia.

LA GUÍA TELEFÓNICA

Hoy son muy pocas las personas que recuerdan algún teléfono sin buscarlo en el listado de contactos cargado en su móvil. Ni siquiera de los familiares y amigos cercanos.

Otro gran desafío, es tratar de obtener el número de alguien que no tenemos agendado. Si no lo conseguimos a través de otro contacto que nos lo facilite, es una tarea casi imposible. Otra posibilidad es intentar ver si por intermedio de las redes sociales podemos ubicar a nuestro objetivo y en tal caso esperar que nos responda.

Cuando reinaba el teléfono de línea, esto se solucionaba casi con seguridad consultando la guía telefónica.

EL LLAMADO INESPERADO

Al atender un llamado en el teléfono fijo, salvo que tuviéramos identificador de llamadas, nos enfrentaba al desafío de atender a un desconocido o a alguien del que hace tiempo no teníamos noticia, entre otras posibilidades. Aunque parezca exagerado, para muchos fue una manera de aprender a entablar un diálogo con diversas personas y manejar distintas situaciones, sobre todo siendo chicos o adolescentes.

Los jóvenes están acostumbrados a comunicarse solamente con el que buscan hacerlo. A veces ni el portero eléctrico se animan a tocar. El desafío de ser atendido por alguien inesperado puede descolocarlos. Situaciones como estas muchas veces nos sirvieron para ampliar nuestra forma de comunicarnos con los demás.

Es así como al efectuar un llamado al celular de alguien que no nos tiene agendado, es muy probable que no nos atienda y tengamos que enviarle un WhatsApp para avisarle quienes somos y por qué lo estamos llamando. A otros les parece una intromisión ser llamados directamente.

El celular se ha convertido en una herramienta de envío y recepción de mensajes, búsquedas en Internet y registro de imágenes, más que su función de teléfono.

SIN ATENCIÓN TELEFÓNICA

Intentar comunicarse telefónicamente con una empresa u organismo oficial, es otra forma en extinción. Muchas ya no tienen líneas fijas y otras que poseían centros de atención telefónica, los han reemplazado por contestadores con mensajes grabados.

En la era de las comunicaciones muchas veces encontrar una respuesta simple, se complica bastante.

Las ventajas y desventajas que trajeron estos cambios nos traen a la memoria uno de los conceptos expresados por Marshall MacLuhan:
“Las sociedades siempre han sido moldeadas más por la índole de los medios con que se comunican los hombres que por el contenido mismo de la comunicación”.

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