Mirador político

El laberinto opositor

Según la mayoría de las encuestas la gestión de Javier Milei registra una aprobación del 50%, estable desde hace siete meses. La explicación hay que buscarla en que logró frenar una inflación desbocada. Pero existe, además, un factor coadyuvante: la inexistencia de una alternativa razonable al plan fiscal de Luis Caputo y mucho menos una fuerza opositora capaz de sacar a la economía del desastre en el que la dejó el último gobierno peronista.

La más patética imagen de esta impotencia la representó en los últimos días Axel Kicillof ante el riesgo de quedarse sin una enorme inversión extranjera para construir una planta de gas en la ciudad de Bahía Blanca. Inoportunamente para él, surgió la posibilidad de que la planta sea instalada en Punta Colorada, Río Negro, que ofrece mayor seguridad a los inversores.

Río Negro está en manos de un partido local y su gobernador, Alberto Weretilneck, que en su anterior rol de senador nacional fue muchas veces un aliado clave del kirchnerismo, hizo aprobar rápidamente por la legislatura provincial la adhesión al RIGI, un régimen con ventajas aduaneras y fiscales de largo plazo para alentar las inversiones. Kiciloff, en cambio, por presiones de Cristina Kirchner, no adhirió al RIGI y está trabajando en un proyecto propio que  enviaría a la legislatura bonaerense en los próximos días. En otras palabras, trata de ganar tiempo.

Voceros “K” se preocuparon por aclarar que la dos veces presidenta quiere una legislación que no favorezca “mucho” a las empresas. Esto es, quiere una ley que atraiga a los inversores a la provincia de Buenos Aires, pero con peores condiciones que Río Negro. La cuadratura del círculo.

Como se ve, el problema de Kicillof no es Milei, sino en primer lugar su mandante y, en segundo, la inaplicabilidad de las políticas que le impone. Para peor él carga con la mochila personal de haber expropiado YPF a un costo sideral para la Argentina agitando la bandera de un nacionalismo económico a mitad de camino entre el sainete patriotero y los negocios dudosos.

¿Qué seguridad le puede dar a los inversores –precisamente de YPF y Petronas—de que no repetirá sus andanzas apenas el peronismo regrese al poder? Otra pregunta: ¿Qué dirá su proyecto de RIGI de la prórroga de jurisdicción que le ha hecho perder tantos millones de dólares al país en los tribunales neoyorquinos?

Resultaría políticamente inadmisible que la provincia más grande del país por población, PBI y poder electoral pierda la pulseada frene a una pequeña provincia patagónica, gobernada por un partido sin alcance nacional y que tiene una representación ínfima en el Congreso. Pero se llegó a esa absurda situación porque el más numeroso partido político del país es abiertamente incompatible con la realidad y los que han convivido con él en las últimas décadas –UCR, PRO, provinciales—, también. Conclusión: parece difícil que la alternativa a Milei surja de sus antecesores. Parece que en el balotaje de noviembre se pasó un punto de no retorno, pero los opositores siguen sin tener nada nuevo para ofrecer.