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El laberinto de las drogas y sus salidas

Todas las enfermedades tienen un guion, nuestra tarea como terapeutas es poder transitarlo junto al paciente y su familia y esto ya es una forma de cura y así nos encontramos con duelos, dolores, el enfrentamiento con lo irreparable, la muerte, los límites del placer y de la vida misma. A medida que nos enfermamos en las adicciones nos vamos desvinculando de nuestros seres más queridos; surge una desvinculación en donde la soledad a la cual llegamos no es la que nos permite pensar y ser mejores, sino que es la soledad del melancólico en donde nos hundimos en un sufrimiento que ya ninguna droga calma. Al contrario, a más drogas más sufrimiento …

TRES ELEMENTOS ESENCIALES
Y así estamos cerca del final o una sobredosis letal o una llamada milagrosa para que alguien nos salve. Somos seres en vinculo que necesitamos una pertenencia, los sentimientos no se compran en Tinder; la desvinculación progresiva a la cual nos lleva la enfermedad adictiva nos recuerda que necesitamos para ser seres humanos tres elementos esenciales: A) Contacto social. B) Contactos emocionales. C) Sentirnos parte de una labor común (trascendencia); en la medida que falta una de estas se desestabiliza el trípode y surge un malestar difuso.
El dependiente a las diversas drogas de esta sociedad (alcohol, tabaco, drogas en general, juego, pantallas e Internet) se va desvinculando progresivamente de los seres humanos que es lo verdaderamente gratificante y pasa de ser un ser capaz de donar (poder esencial del don) para ser un ser esencialmente narcisista y el Ego lo empieza a hacer sentir el centro del mundo.

LA COMPULSION Y LA PERDIDA DE LA LIBERTAD
Una de las notas claves de la adicción es la compulsión. No pueden parar. Precisamente Nora Volkow -directora del Nida en U.S.A que es el Instituto Nacional de Drogas- confiesa en un reportaje que su pasión por el estudio de las adicciones en la Revista de la Academia de Ciencias surge del fenómeno de la compulsión precisamente. Así nos dice: “…en los individuos adictos a la cocaína ocurre un fenómeno que en ingles se denomina ´bingeing´ y que consiste en consumen la droga cada media hora durante 24 o 48 horas, no duermen, y siguen y siguen. La compulsión los somete; no advierten consecuencias. Jorge de 20 años tiene una recaída y alguien le dice consumí un cigarrillo de marihuana cada tanto... y se hace cierto el dicho de Alcohólicos Anónimos una copa es mucha y cien son pocas”.
En dos días ya llega a los 10 cigarrillos diarios de marihuana. No puede parar y en un día compra 120.000 pesos de marihuana y su vida se transforma en un reírse a solas, dormir, estar alejado de la realidad y sentir que la compulsión lo inunda. Me lo cuenta con dolor. Todos sus proyectos de estudio y su entrada en la empresa familiar quedaron truncos. No pudo resistirse a los cigarrillos de marihuana; uno tras otro. Era un sujeto de la compulsión. Ya no era libre. La intervención familiar paro esta compulsión y hoy estamos generando el guion de esa recaída que en muchos casos nos recuerda el trabajo de Freud “…los que fracasan cuando están por triunfar”. Hay un sufrimiento en él: le cuesta crecer y lo más fácil es irse de la realidad en un mundo de alucinógenos que lo psicotiza.
Nora Volkow estudió a través de imágenes del cerebro los daños que se producían en la corteza orbitofrontal del cerebro responsables de esta compulsión y que en el adicto funciona de una manera anormal y nos sigue diciendo: La corteza orbitofrontal perdió la capacidad de regular las conductas.
Claude Oliweinstein (Francia), especialista de nota en adicciones que hizo historia desde el Centro Marmottan en Paris nos enseña que detrás de una dependencia hay un sufrimiento. Jorge está en la etapa del “segundo nacimiento” que es la adolescencia no puede adquirir autonomía y consolidar su Identidad. Esta imposibilidad está ligada a sufrimientos. Y a un guion familiar ligado a un suicidio de un familiar que lo impacto sobremanera.
Este sufrimiento según el maestro francés lleva a un triple encuentro: A) Un producto (drogas de distinto tipo). B) El encuentro con una personalidad que vive una situación que no puede resolver y que incluso no sabe que es lo que realmente le sucede. C) Un momento sociocultural determinado (en el caso de Jorge vive en una zona sojera y agrícola-ganadera cerca de Rosario -centro distribuidor de sustancias de toda la región-).
Todo esto hará de Jorge -diría Oliweinstein -un mutante, un ser a la deriva con sus ojos enrojecidos y distanciado de la realidad. Este encuentro con el producto droga cumple con tres condiciones: 1) Colmar el vacío del sufrimiento. 2) Un almacenamiento en la memoria y la posibilidad infinita de verificarla por repetición. 3) Mientras tanto surge en gran temor de encontrarse, otra vez, con el vacío sufriente inicial.
Por último, de acuerdo con nuestras experiencias ya estando solo en un cuarto el pide a la sustancia como si fuera una persona que lo mate de una vez. La melancolía suicida está ya ahí a la mano. La cura comienza cuando logramos enhebrar con el paciente y su familia el guion de su sufrimiento. El maestro francés nos sigue diciendo que el paciente tiene una extrema dificultad de constituir un Yo adulto y surgen paradojalmente un sujeto que es normal y perverso al mismo tiempo; es normal y psicótico a la vez. Y nos dice es como si el paciente “…no ha podido transmitir el mensaje de su angustia, lo ha colmado con el producto droga”.

DEJAR LAS DROGAS Y LA ORALIDAD SUICIDA
Nuestra época se caracteriza por un consumo de muchos años con tratamientos frustrados y con intervenciones clínicas en salas de terapia intensiva con casi 20 o más años de consumos. Llegan “arrumbados” y vencidos y con múltiples patologías orgánicas asociadas. El abandono de las drogas no es el problema en muchas circunstancias ya que el paciente en muchas circunstancias luego de varias crisis de abstinencia con la ayuda de un equipo terapéutico logra abandonar el consumo.
Ahí empiezan a aparecer nuevos problemas: 1- Cambios de estilo de vida ignorados en la carrera adictiva como por ejemplo vivir de día y dormir de noche, cuidar el cuerpo reemplazando los tóxicos con los cuales alimento su cerebro por el oxígeno con actividad física; el paciente disoció en esa carrera el cuerpo del cerebro. 2- Aparecen en muchos casos una oralidad suicida en donde el tabaco y la comida son centrales. La voracidad por la nicotina y los dulces son enormes. 3- El sobrepeso con sus secuelas agravadas por una vida pasada con daños a distintos sistemas de su organismo: hipertensión, diabetes, problemas respiratorios (el crac es alarmantemente dañino), peligros de neumonía, sistema defensivo del organismo debilitado (sistema inmune). 4- El tabaquismo en donde el devorar nicotina daña aún más sus sistemas pulmonares. 5- Elaborar un proyecto de vida con cambios de amistades, estudiar, recuperar situaciones laborales que lo dejaron en muchos casos en la inermidad económica, la intemperie afectiva y/o en quiebras financieras. Encontrar un proyecto, entusiasmarse del mismo suple cualquier droga; en términos del gran Víctor Frankl: darle un sentido a la vida o como diría Ortega y Gasset: “…quien en el mar bravío de la vida encuentra un proyecto, una vocación y una misión esta salvado”.