Siete días de política

El gobierno frente a una nueva etapa que tampoco será fácil

Milei venció la obstrucción del Congreso, pero el plan Caputo necesita un reseteo. Lo favorece, no obstante, una oposición sin ideas que va de la colaboración al antagonismo recalcitrante

El jueves en Rosario el presidente Javier Milei convocó a la dirigencia política, empresaria, sindical y a funcionarios de los distintos poderes del Estado a dejar atrás los faccionalismos y adherir a un gran acuerdo nacional para salir de las crisis recurrentes y encarar el camino de la recuperación económica y social.

Hizo el llamado en junio para firmar un “Pacto de Mayo” el 9 de Julio. Esos anacronismos dan cuenta de que, a pesar de haber ganado su cargo con el 55% del voto popular, no maneja la agenda del poder y que todo le llevará más tiempo que a los gobiernos convencionales. Quedó a las puertas de superar el obstruccionismo parlamentario, por lo que se espera que el jueves la Cámara de Diputados dé sanción definitiva a las leyes de bases y de reforma fiscal, pero ya enfrenta un escenario tan demandante o más que el de su primer semestre en la Casa Rosada.

Ese escenario tiene un componente económico marcado por la evolución del dólar, tanto en la cotización de las variantes libres (blue y CCL) como en la acumulación de reservas. En ambos casos comenzaron a aparecer señales de color naranja: los dólares libres se acomodaron por encima de los 1.300 pesos, la brecha entre el blue y el oficial fue del 37% y entre el mayorista y el CCL, del 47%.

Hay número que no cierran y que el gobierno deberá reformular una vez superada definitivamente la batalla del Congreso, aunque Luis Caputo lo niegue. En el primer semestre el dólar aumentó el 12%. Si continúa la tablita mensual del 2%, la devaluación de todo el año será del 26%, mientras que la inflación, en el mejor de los casos estará entre el 4 y el 5% mensual, esto es, 140% anual.

A la espera de la devaluación que el FMI prevé y con la que los medios machacan, cayeron las liquidaciones del campo. En lo que va de junio el BCRA compró divisas por un saldo de no más de 30 millones de dólares. Desde el gobierno dicen que “lo peor ya pasó”, pero con los números en la mano eso ocurrirá sólo si Economía hace las correcciones imprescindibles. El recurso al ancla del dólar para contener la inflación está tocando sus límites.

En su primer semestre de gestión Milei evitó una crisis monetaria mediante un programa de ajuste de emergencia. La inflación cayó de manera vertical, pese a la resistencia inorgánica pero generalizada de los políticos, del Congreso, de los grupos violentos en la calle, de la casi totalidad de los medios y de los aliados tácitos del antiguo régimen como los sectores de la Iglesia que conviven desde hace años con el aparato clientelista repartidor de planes y alimentos en los grandes enclaves de miseria del conurbano.

Con el acceso de Milei al poder quedaron expuestas las maniobras de los grupos piqueteros en la apropiación de recursos del Estado, las facturas falsas, el cobro de intermediación por el otorgamiento de subsidios y hasta la negativa de entregar alimentos o el acceso a un plato de comida a quienes se resistían a participar de las marchas “populares” contra el hambre. Pero a pesar de que esas lacras quedaron a la vista nada cambió. Siguen las misas y las declamaciones antigubernamentales. Ese es el corazón inconmovible de la “resistencia” peronista versión siglo XXI.

La dirigencia partidaria tuvo en cambio un giro después de la victoria parlamentaria oficialista. Comprendió que el presidente dará batalla en las urnas el año que viene y que como van las cosas hasta puede repetir la performance de noviembre pasado. Por lo tanto puso en marcha las internas con notable anticipación tanto en el peronismo como en el PRO y LLA.

Este prematuro arranque de las campañas es producto de varias circunstancias. La principal, que Javier Milei después de seis meses de ajuste retiene el alto porcentaje del apoyo que le permitió derrotar al peronismo por diez puntos en el balotaje.

Los libertarios están en condiciones de imponer candidatos por lo que comenzaron a diseñar su oferta electoral bajo la batuta de Karina Milei, armando el partido LLA en todo el país y ya avisaron que irán por la gobernación de la provincia de Buenos Aires con fórmula propia (ver “Los Milei avanzan”). Esto pone en jaque a sus aliados, en particular los del PRO que deberán elegir entre presentar listas propias o someterse a la lapicera de los hermanos Milei.

Por su parte en el peronismo se espera que la dirigencia bonaerense se levante contra la conducción de Cristina Kirchner que ya no está en condiciones de ser candidata, ni de usar el dedo para imponer luminarias de la Cámpora. El alzamiento debería comenzar por la provincia de Buenos Aires y su conductor debería ser Axel Kicillof, pero el gobernador tiene más estructura que liderazgo, más fondos que carisma y más pasado kirchnerista que futuro renovador.