El dulce sabor del encuentro con la gloria
El baúl de los recuerdos. Quilmes fue el campeón del Metropolitano en 1978. Alcanzó el título con una victoria sobre Central en Rosario que le permitió aventajar por un punto a Boca. El marplatense Jorge Gáspari le puso la firma al gol más importante de la historia de los cerveceros.
La pelota quedó flotando cerca de la medialuna del área. Mansita, como esperando que alguien aparezca con la suficiente determinación para quedar en la historia. Surgió el marplatense Jorge Osvaldo Gáspari y sacó un zurdazo rotundo que viajó sin escalas al fondo del arco del Oso Ricardo Ferrero. Golazo de Quilmes. El golazo del campeonato. Porque ese remate le dio la victoria al Cervecero contra Central en Rosario e hizo posible la consagración del equipo del Piojo José Yudica que ese inolvidable 29 de octubre de 1978 vivió el dulce sabor del encuentro con la gloria.
El Metropolitano se hacía eterno. Un torneo de 21 protagonistas y 42 fechas. También resultaba apasionante. Boca, el Boca de Juan Carlos Lorenzo que hacía menos de tres meses había tocado el cielo con las manos al vencer a Borussia Monchengladbach en la final de la Copa Intercontinental, tenía todo para ser campeón. Pero, en los últimos capítulos del certamen dejó puntos inesperados en el camino y permitió que Quilmes lo alcanzara tres jornadas antes del epílogo. El quedo xeneize fue tan pronunciado que los cerveceros arribaron al cierre con una unidad de ventaja. Los del Piojo visitaban a Central en Rosario; los del Toto recibían a Newell´s en la Bombonera… Se venía una definición apasionante.
¡Qué atrás había quedado ese momento del Metro en el que Quilmes merodeaba el fondo de la tabla y decidió remover a la dupla Oscar López-Oscar Cavallero para eludir el descenso! Yudica había tomado el toro por las astas y, aprovechando el extenso receso por la realización del Mundial ´78, consiguió amalgamar un equipo que sabía a qué jugaba. Sin grandes figuras, con un plantel reducido (apenas actuaron 22 jugadores, casi la mitad a la que recurrió Boca) fue cosechando triunfo tras triunfo hasta alcanzar la punta y quedar a un paso de un título tan merecido como sorprendente.
Los 20 mil hinchas cerveceros que se instalaron en las tribunas del Gigante de Arroyito estallaron cuando, cerca de la media hora del primer tiempo, el árbitro Arturo Andrés Ithurralde cobró un penal para Quilmes por una infracción sobre Miguel Angel Filardo. Luis Andreuchi, el goleador, acertó desde los doce pasos y enseñó la ruta hacia la ilusión. Sin embargo, igualó Central con un cabezazo de Guillermo Trama e inmediatamente surgió el fantasma de la duda cuando Roberto Mouzo, de penal, marcó el gol de Boca contra Newell´s.
Se fueron al descanso con el título en poder de los xeneizes. Y para incrementar la angustia de los visitantes, fue derribado Rubén Alfredo Pérez en el área y el Pampa Félix Lorenzo Orte estampó el 2-1 para Central. El equipo del Piojo no había llegado a esa instancia dispuesto a rendirse fácilmente y por eso 60 segundos más tarde igualó, también de penal, Andreuchi, quien sumó así su 21ª conquista en el torneo. Junto a Diego Armando Maradona, en esa época figura excluyente de Argentinos, fue el máximo artillero del Metropolitano.
Al Cervecero todavía no le alcanzaba. Pero quedó esa pelota en las cercanías del área y apareció Gáspari para pegarle con alma y vida y enviarla al fondo del arco del Oso Ferrero. ¡Quilmes campeón!
Ithurralde marcó el final y la alegría desbordó desde las tribunas ocupadas por el público visitante. Los muchachos de Yudica dieron la vuelta olímpica, el acto que simbolizaba el triunfo de un equipo de solidez defensiva personificada en Horacio Milozzi (además aportó 9 goles) y Alberto Fanesi (tiene el extraño privilegio de haber ganado el primer título profesional de liga con Central, Huracán y Quilmes) como custodios del arquero Bernabé Palacios, un mediocampo con la vitalidad de Horacio Bianchini y Gáspari, la creatividad de Horacio Oscar Salinas y la chispeante aparición del Indio Omar Gómez -el hombre de los botines blancos- y los goles de Andreuchi. Gracias a ellos, el Cervecero disfrutó el dulce encuentro con la gloria.
LA SINTESIS
Rosario Central 2 - Quilmes 3
Central: Ricardo Ferrero; Carlos Magistral, Oscar Craiyacich, Edgardo Bauza, Jorge Alberto García; Hugo Zavagno, Víctor Mancinelli, Rubén Alfredo Pérez; Ramón Bóveda, Guillermo Trama, Félix Orte. DT: Carlos Timoteo Griguol.
Quilmes: Bernabé Palacios; Guillermo Zárate, Horacio Milozzi, Alberto Fanesi, Timoteo Gaño; Horacio Bianchini, Jorge Gáspari, Horacio Oscar Salinas, Héctor Milano; Miguel Angel Filardo, Luis Antonio Andreuchi. DT: José Yudica.
Incidencias
Primer tiempo: 31m gol de Andreuchi (Q), de penal; 41m gol de Trama (C). Segundo tiempo: 2m gol de Orte (C), de penal; 5m gol de Andreuchi (Q), de penal; 7m gol de Gáspari (Q); 28m Oscar Agonil por Zavagno (C); 28m Oscar Coullery por Bauza (C); 32m Omar Hugo Gómez por Filardo (Q), 41m Heriberto Recavarren por Salinas (Q).
Cancha: Rosario Central. Arbitro: Arturo Ithurralde. Fecha: 29 de octubre de 1978.