Desdichas nacionales

El conurbano bonaerense

 

POR JOSE LUIS MILIA

Es un inmenso monumento. Es un monolítico panteón erigido en homenaje a la ingeniería social que los dirigentes peronistas vienen diseñando desde 1946; es esa desmesura geográfica que los argentinos llamamos el conurbano, y al que fue relegado el aluvión de una migración interna que vulgarizó a la república. No lo dudemos, al conurbano lo inventó Perón.

Es el conurbano una suerte de far west en el que los sheriff son, generalmente, tan delincuentes como cualquiera de los forajidos que lo habitan, donde los indios son un día indios y al otro se disfrazan de carmelitas descalzas que cobran peajes en la esquinas a punta de faca a aquellos esforzados habitantes que de madrugada empiezan su jornada laboral. Territorio apache manejado a horca y cuchillo por intendentes que se autodenominan peronistas pero que no desentonarían con un mastro di giornata de la Ndraghetta calabresa.

Es un conjunto de municipios donde el abandono, la desidia y la mediocridad son tan constantes como las aguas servidas, la falta de agua corriente, el mal olor y la inseguridad. Un amontonamiento de villas que son hoy el equivalente de las tolderías mapuches en las cuales se sobrevive malamente a fuerza de planes sociales que un puntero distribuye a discreción como pago de favores políticos o sexuales; lugar donde, al caer la noche los sufridos habitantes deben esconderse entre la fragilidad de las chapas que componen su vivienda rezando para que una bala perdida no acabe con la vida de alguno de los suyos y en los que la pobreza estructural y la asignación universal por hijo hacen que prostitutas púberes se vendan por monedas, sin cuidarse, a fin de conseguir algo de merca y comida.

Es su característica primordial kilómetros y kilómetros de calles de tierra a las que una simple lluvia convierte en lodazales profundos, donde es lo común llevar en un catre a un enfermo hasta la primera calle asfaltada, lo que puede representar una hora de caminar por el lodo porque ni ambulancias ni médicos entran a esos lugares.

SOLDADITOS

Es el lugar donde los narcos reclutan soldaditos de catorce años que tienen como futuro una bala o el paco que le quemará la cabeza; donde ver un fiambre en una zanja es lo habitual y en el que la violencia manda. Donde el analfabetismo genera seres torpes que pueden ser dirigidos y empujados a cualquier pendencia y a los que en elecciones basta ponerle una boleta en la mano y cien pesos en la otra para que a fuerza de choripán y tetra, única comida consistente en ese día, voten solo por aquellos que les han hecho creer que es una maravilla el muladar asqueroso que les han dado como hábitat y que -más allá de hablarles de Perón, sus promesas y su justicia- seguirán empeñados en que esa fábrica de pobres siga funcionando y entregue sin pausa, en medio de la roña, la enfermedad y la mala muerte su producto; ese espécimen antropomórfico que, a fuerza de resentimiento, mala comida y vino barato seguirá votando sin conciencia ni voluntad.

Sin embargo, y quizás más por lo dicho precedentemente que por su densidad demográfica, es el conurbano bonaerense el problema principal de la Argentina, pero también es el eje alrededor del cual se mueve la vida política del país, el lugar donde el sueño unitario sigue doblegando a un país que pretende ser sin quererlo, federal, y que, hasta que no resuelva este problema, no tendrá solución política ni social.

* josemiliaÑ686@hotmail.com