El capitán Veto

Gobernar no es gratis. La función desgasta, la imagen declina. Las encuestas son implacables. En ese proceso, los presidentes suelen ir acomodándose a lo que marca la opinión popular y a veces negocian, ceden, declinan ideas y promesas. Javier Milei, en cambio, parece ser una rara avis en la materia. Al menos en lo esencial de su programa, el equilibrio fiscal, no hay bala que le entre.

Si este dogmatismo puede considerarse una estrategia política inteligente o falta de muñeca política, es materia de debate. Lo cierto es que en el segundo semestre el presidente de la Nación cumplió con lo prometido: vetó todo aquello que, en su enfoque libertario, fuera a echar por tierra con el esfuerzo por conservar el superávit fiscal, piedra basal de su lucha contra la inflación.

Poco le importó que el veto fuera contra dos leyes sensibles en la consideración social, dos temas que los argentinos no negocian porque hacen a la esencia de nuestro colectivo: el aumento a los jubilados y la financiación de la Universidad Pública. Pues Milei igual cargó contra ellas.

La semana tuvo un punto bisagra y fue el miércoles, cuando la Marcha Federal Universitaria plasmó lo que los ciudadanos sienten en torno a la educación superior. En esta Argentina devastada, con 52,9% de pobreza, la Universidad pública sigue siendo vista como un camino para la movilidad social ascendente.

De allí que cada vez que el Gobierno la ataca recortando fondos, volviendo su situación más precaria aún, una franja de la sociedad se levanta como un lomo erizado y resiste la lógica del equilibrio fiscal a toda costa. Le será difícil al gobierno horadar esta resistencia. Tal vez le tenga sin cuidado, sus votantes jóvenes no suelen acudir a estas aulas.

Ácido, a Javier Milei le gusta ser corrosivo tanto en el discurso como en los hechos. Por eso en la misma noche del miércoles, finalizada la Marcha Federal que impactó en todo el país, el jefe de Estado confirmó que vetará la Ley de Financiamiento Universitario. Al día siguiente dio otro paso: se anunció el proyecto para arancelar a los estudiantes extranjeros.

La medida es parte del bagaje ideológico de La Libertad Avanza y poco responde a las necesidades del financiamiento universitario. Basta mirar las cifras. Los extranjeros en la Universidad pública representan sólo el 4,1% del alumnado, alcanzando el 9,9% en los posgrados. ¿Cuántas chirolas podrían aportar al presupuesto?

Quienes argumentan que los estudiantes extranjeros vienen a la Argentina para estudiar gratis, olvidan o ignoran que el principal aporte en el esquema tributario nacional viene por el lado del consumo, es decir del Impuesto al Valor Agregado (IVA). Cada vez que un extranjero compra una cerveza, pan, carne, leche o cualquier otro producto, abona el 21% de carga impositiva -igual que los argentinos- que luego el Gobierno destina al financiamiento de lo público.

Queda claro que Milei no va a rendir el estandarte del equilibrio fiscal. Lo mantendrá cueste lo que cueste, aunque en el camino pague el precio político de negarle un aumento a los jubilados -quienes perciben la mínima cobran $300.000- o desfinancie la educación superior.

OTRA LOGICA

Desde el 10 de diciembre otra lógica política y económica impera en la Argentina. El anarcocapitalismo de LLA es por completo disruptivo. Se parece en algunos matices a lo visto en la década del ‘90 pero amenaza con ser mucho más extremo e insensible.

En la semana se informó que el Gobierno cerrará la Casa de la Moneda e importará los billetes cuando sea necesario. Bien que la entidad no sólo se encargaba de imprimir dinero, pero todos sus servicios serán provistos ahora por el sector privado. La medida tiene sus razones: el vocero presidencial informó que la institución adeuda u$s 371 millones y que la negativa de la gestión Fernández-Fernández de imprimir billetes de mayor denominación produjo gastos operativos de relevancia porque la Maquinita estaba todo el tiempo funcionando.

También le pusieron la faja de clausura a Trenes Argentinos Capital Humano, una rama de la empresa Trenes Argentinos que se dedicaba a la formación del personal. Se despidieron allí a 1.388 personas, lo cual generará un ahorro de $42.000 millones anuales.

En la política de austeridad también entró la Armada Argentina. De acuerdo a trascendidos, la Fuerza estudia la posibilidad de desprenderse de la Escuela Nacional de Pesca y otras instituciones que no tienen que ver con el área militar, según contó el diario La Nación.

El dogma del equilibrio fiscal tuvo su inevitable coletazo en los fondos que el Estado nacional destina a las provincias para financiar la obra pública, que en algunas partes del país está prácticamente paralizada. Sin ir más lejos, la partida para Construcción de Obras Viales pasó de $91.777 millones a $1.590 millones.

De acuerdo a un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), las transferencias no automáticas a provincias en septiembre ascendieron a $ 280.948 millones, lo que implica una caída real de 67,5% en forma interanual. Los distritos que sufrieron menos recortes fueron CABA (-11,4%), Santa Cruz (-74,3%) y Neuquén (-79,6%), mientras que Chubut (-98,2%), Río Negro (-98,7%) y La Rioja (-99,2%) resultaron los más perjudicados.

Escaldada por tantos años de despilfarro y acomodo político, buena parte de los argentinos y argentinas que todos los días se levantan para ir a trabajar aplaude el cierre de áreas estatales, el despido de empleados y la política de austeridad fiscal que baja desde la Casa Rosada. A los gobiernos anteriores les cabe aquello de cosecharás tu siembra. Fue su caprichoso manejo de lo público lo que hizo emerger este experimento libertario de futuro incierto.

EL FMI ADVIERTE

La que pasó fue también la semana en la que de manera insólita la nafta bajó su precio por la efímera retracción de la cotización del barril de crudo, que luego volvió a subir tras el intercambio de misiles entre Israel e Irán. Hizo punta YPF, la empresa de mayoría accionaria estatal, como una muestra de que la lógica del mercado también puede ser benigna.

En el terreno de lo singular se dio además la increíble mutación de China, que pasó de ser un repulsivo gobierno comunista a un socio ideal en un abrir y cerrar de ojos. Al menos eso dijo Javier Milei en el nuevo programa de Susana Giménez, adonde reconoció que lo que más le sorprendió del gobierno de Beijing es que “no pide nada a cambio”. Extraña visión para un mandatario que no cesa de repetir aquella frase de Milton Friedman que dice ‘no hay tal cosa como un almuerzo gratis’.

En esta vorágine de vetos presidenciales a proyectos sensibles, datos estadísticos preocupantes -en la Ciudad de Buenos Aires casi 1 millón de personas son pobres y 417.000 están en situación de indigencia-, y visitas presidenciales fugaces como la de Nayib Bukele, el polémico mandatario de El Salvador, llegó una velada advertencia del Fondo Monetario Internacional.

La vocera del FMI, Julie Kozack, destacó el jueves que la situación social en la Argentina es "muy delicada" pero, en una maniobra típica del organismo, luego recalcó que el crecimiento inclusivo es una prioridad del gobierno libertario.

El eje del análisis fue el dato de pobreza a escala nacional, cuyo 52,9% generó una ola de reprobación sobre todas las administraciones responsables del flagelo. "Hemos reconocido sistemáticamente la situación social muy delicada, y esto se ha demostrado en los datos de pobreza publicados recientemente", señaló Kozack.

El panorama dista de ser sencillo. El Gobierno defiende a rajatabla el equilibrio fiscal y se ve ante la necesidad de cumplir ante el Fondo el objetivo de sumar dólares a las reservas internacionales del Banco Central. Los va a necesitar.

De acuerdo a un informe de la CTA, en lo que resta del año los vencimientos en moneda extranjera llegan a u$s 3.000 millones, donde u$s 782 millones cobrará el BID; u$S 764 millones el FMI; u$s 428 millones el BIRF; y u$s 366 millones otros organismos de crédito multilateral.

La situación de la deuda pública en moneda dura se vuelve más compleja el año próximo ya que los vencimientos ascienden a u$s 17.522 millones. De allí la desesperación del Gobierno por implementar un blanqueo de capitales y generar la normativa necesaria para atraer la Inversión Extranjera Directa.

En medio de todo esto, y por si nos estuviera haciendo falta otro motivo para zozobrar, los fondos buitre que tienen un fallo a favor frente a la Argentina por los bonos en default le solicitaron a la jueza Loretta Preska, magistrada de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, que informe dónde está depositado el oro del Banco Central de la República Argentina en el exterior y cuál es su uso.

Los litigantes hace rato ya buscan demostrar que el Banco Central no tiene un carácter independiente del Tesoro Nacional y por ende del Estado, lo cual haría posible el embargo del oro argentino que el Gobierno envió a Europa para que genere intereses. Algunas voces expertas le habían advertido al ministro de Economía, Toto Caputo, del riesgo de la maniobra. Es deseable que la próxima vez que se encuentren no sea para ensayar el incómodo reproche y la siempre urticante frase: ‘Te lo dije’.