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El autismo tóxico de hoy

El autismo fue un término acuñado por uno de los grandes de la psiquiatría E. Bleuler en 1908 que aludía al alejamiento de la realidad a través de una disociación de la vida psíquica. Hay una ruptura con la realidad que P. Janet, otro iluminado, llamaría “pérdida de sentido de la realidad”. El mundo autista, decía Bleuler, tenía tanta realidad como el verdadero.

El autismo permite desconocer realidades, acontecimientos, sucesos; enfrascado en un mundo disociado lleno de delirios y fantasmas. Así también parece vivir un adicto la realidad en donde el otro y los otros parecen no existir. El autismo no solo hoy es patrimonio de la enfermedad esquizofrénica …la clínica de todos los días nos muestra un autismo tóxico masivo en nuestros pacientes.

Al mismo tiempo el autismo nos muestra historias de pacientes que siempre nos delatan un vacío de ser, de sentido, de un “para que …vivir”.

Es el vacío lo que aparece como la otra cara de este vivir tecnológico en una sociedad de imágenes, del espectáculo y de la técnica transformada en dinero, apuestas, etc. En esta clínica del vacío impera la constitución narcisista (el ego imperando) en donde el goce (placer buscado como ilimitado) excluye a la existencia misma y a la libertad.

Ese goce, por lo tanto, no se inserta en el intercambio con el otro sexo. Parece ser sexuado pero excluido de la vía del amor se justifica en pura descarga compulsiva.

Es un goce asexuado que se produce y consigue en el mercado social producto de la química y de la técnica siendo, la misma, una forma radicalmente autista de percibir y desmentir la realidad.

Esta clínica del vacío tiene un “llamador” exigente que es la angustia y que en las variadas adicciones reviste el nombre imperioso de abstinencia y de “craving” como anhelo por la inmediatez de la saciedad de cualquier agujero corporal para sentir.

DESTRUCCION

Así la clínica del vacío queda confrontada y asimilada con la tendencia cada vez mayor a la destrucción, a una pasión mortífera por la nada y a exigirnos cada vez perentoriamente un suicidio diferido y a la vez cada vez más cercano.

Era del vacío y cambio de las referencias socio-simbólicas surgiendo una lógica de la prisa:

A- Civilización mediática: La validez institucional de la opinión pública fundamenta a un nuevo tipo de hombre moldeado por los medios. A. Huxley lo en su libro “Utopía de un mundo feliz” cuando habló de una “hipnopedia” que funcionaría como elemento de control social. Así decía casi irónicamente: “… cien repeticiones… cuatro veces por semana durante cuatro años… setenta y dos mil cuatro repeticiones que van creando una verdad”. Así va anunciando al anónimo de hoy y al robot que muchos de nosotros somos.

B- La civilización tecnológica con la emergencia del hombre técnico. La ciencia y la técnica son el modelo social válido y prestigiado.

C- Cambios en la educación infantil con gran incidencia de la disminución de los vínculos familiares, escolares y religiosos.

Este tiempo del vacío anuncia hechos claves en la historia de la humanidad:

• El paso de la cultura alfabética a la digital y de la imagen

El nuevo papel de la mujer y de la familia

• La individualización creciente y, conjuntamente, la estandarización de la vida y la conformación del “hombre-serie”

• La crisis del Estado de Bienestar y la desigualdad extrema en donde 2/3 partes de la humanidad está empobrecida o pauperizada.

Así nos vamos de-socializando en este vivir a prisa y el paciente resulta ser una cruel caricatura de este tiempo. El ideal alucinatorio promovido por las drogas intenta sustituir el coeficiente de adversidad (término freudiano) que todo encuentro con la realidad conlleva.

Se va formando así una operación lógica propia de la alienación: me disocio de lo que rechazo. En la narco-psicosis se rechaza un ordenamiento. El coeficiente de adversidad era la “ananké” griega, concepto tomado por Freud; que es una forma de mentar lo inevitable o sea lo que no se debe eludir, lo que no se puede no asumir salvo que nos disociemos a costa de suspender el contacto con lo inevitable y lo necesario.
 
El TRATAMIENTO EN LA CLINICA DEL VACIO

1) ¿Que tratamos de recuperar en el paciente adicto de hoy?

Al sujeto del relato de su propia historia, a diferencia de la historia que los demás cuentan de él. Ayudarlo en el rescate de su subjetividad sobornada por los lenguajes coactivos de la adicción. Esto va a implicar un reconocimiento paulatino de los modos de captura. Hay que estudiar clínicamente las vías de conexión de su cancelación como sujeto.

2) ¿Cuáles serían las vías de cancelación?

Una de las fundamentales es a través de las cancelaciones de las estructuras elementales del parentesco. La cancelación de la función simbólica del padre como tercero mediador de la ley ya sea como amo un apropiador y explotador abusivo o como ausente explotador...y el abandono familiar como corolario del inicio de su existencia.

3) ¿El papel de la madre?

…mientras tanto la madre puede ser; a. Cómplice del apuntalamiento dependiente del hijo; b. Ofrece al hijo el primer espejo de la dependencia adictiva.

4) El sujeto así va en progresiva desaparición por el anonimato al que queda reducido y expuesto al arbitrio de los otros (dealers, grupos de consumidores). Es lo que los pacientes dicen “… estamos regalados”. O sea, al arbitrio de lo que venga. Así va cayendo en el desamparo de los “nameless” (los nadies de esta sociedad).

5) ¿Son un multiuso?

El “nameless” en su desaparición es un objeto. Sujeto objeto y en uso para lo que los otros del Poder quieran hacer de él.

6) ¿Son los nuevos desamparados?

El desamparo pasa a ser la vía de participación en un mundo paralelo (para-mundo) del ideal del placer de estar ausente. Es un desaparecido sin nombre que vaga buscando la dosis.

7) ¿Es un juguete de los otros?

La fantasía en la cual está expuesto el sujeto es la de un condenado que no puede hacer nada por propia iniciativa. Esa condena pesa como un destino oculto de la cual se transforma progresivamente en cómplice y aparece así el deseo de muerte; la pulsión de muerte ha tomado la forma del destino del condenado.

8) ¿Dónde quedó el sí mismo?

En el silencio en el cual vive que es el retrato y la representación de su propia ausencia y el vaciamiento de su propia mismidad. Esto va acompañado existencialmente del secreto que responde a un pacto tácito de dependencia y de mantenimiento de los rituales establecidos (horarios, parafernalia, lugares, sitios, olores).

9) ¿Pero quiere recuperarse?

Escucharlo es fundamental, acogerlo. Aceptarlo, no juzgarlo. Si está con nosotros es por algo, la función primordial es recuperar al sujeto de su propia historia respecto a las máscaras. Ahí debemos encontrar el ritmo que nos lleve al tiempo del deseo en lugar del tiempo del consumo instantáneo. Buscamos analizar cómo el goce fue agotando al propio deseo.

10) ¿Qué va recuperando?

Las funciones del sujeto del acto diametralmente distintas del Sujeto de la compulsión que fueron canceladas a partir de la fijación especular con las drogas que sustituyeron el mundo integral del sujeto. Así pasamos (progresiva y críticamente y también con estancamientos y abandonos) al sujeto del relato de su propia historia. Las drogas son un recurso para construir el “para-mundo” del olvido.

11) ¿Cómo funciona el olvido en esta instancia?

Es un modo de no estar ahí donde, sin embargo, se está porque no hay fuga posible. Todo esto estimula la repetición adictiva de la fuga que es el modo de defensa alucinatorio para no estar ahí.

 El problema de las drogas no puede ser reducido solo a una temática existencial privada. Hay una sociedad anclada en la cultura y nuestro malestar está vinculado al malestar cultural. En las adicciones hay una entrega del sujeto articulada con la compulsión y en cuanto éste sujeto de la compulsión se revela hay una entrega a un Poder Social (el Poder Narco).
 
 
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