SIETE DIAS DE POLITICA

El affaire $Libra no golpeó la economía ni la gobernabilidad

A pesar del estruendo mediático de las denuncias de corrupción, los mercados siguieron confiando en el plan de Milei-Caputo. Cristina Kirchner no pudo acorralar al presidente en el Senado

Tras varios días de borrasca en los medios y bajo una fuerte ofensiva opositora que hasta amagó con destituirlo, el presidente Javier Milei desembarcó el jueves en los Estados Unidos, donde fue recibido por el asesor más influyente del gobierno norteamericano, Elon Musk, y por la directora del FMI Kristalina Georgieva (ver “Lo que oyó Caputo”). 

Lo hizo con un cartel imaginario sobre la frente en el que podía leerse: No importa que despropósito político cometa, la economía argentina sigue bajo control y la oposición tiene mucha prensa, pero es inoperante, está fragmentada y su credibilidad es poco menos que nula. Ni el ajuste fiscal, ni las variables macro están en riesgo. 

En pocas palabras, ese cartel que podía representarse con un poco de imaginación despejaba las dudas sobre la gobernabilidad que habían comenzado a acumularse cuando cometió el dislate de recomendar vía Twitter (“X”) una moneda electrónica que subió verticalmente de precio. Como casi inmediatamente borró el posteo la moneda se desplomó dejando un tendal de perjudicados por decenas de millones de dólares. 

No importaron las justificaciones que ensayó malamente. Con el recorte de fondos a políticos y medios, Milei ha conformado un multitudinario club de enemigos que se entusiasmó con la oportunidad de erosionarlo con denuncias judiciales y amenazas de destitución vía juicio político en el Congreso. 
Pero como detectaron rápido que esta última jugada extrema podía resultar contraproducente, pasaron a reclamar la creación de una comisión investigadora controlada por el kirchnerismo y la UCR de Manes/Lousteau que tendría asegurada la prolongación del escándalo por el tiempo necesario para infligirle un fuerte daño electoral. Una comisión parlamentaria para hacer campaña, envuelta en el manto de la defensa de la salud moral de la República.

Impulsada por esa estrategia el “affaire” escaló en la agenda de los medios y para el lunes pasado ya había llegado a oídos de más del 80% de la sociedad. Sin embargo, el estrépito no se trasladó a los mercados. No hubo corrida cambiaria, ni multitudes retirando sus depósitos de los bancos, ni corrida contra el peso (¿sobrevaluado?). Los títulos y acciones sufrieron una baja temporaria y se recuperaron. Conclusión: ni los mercados se interesaron por los “memecoins”, ni sus votantes, según la mayoría de las encuestas, le retiraron masivamente el apoyo al presidente.

De todas maneras, la lucha en el barro que Cristina Kirchner y sus senadores le plantearon el jueves pasado en el Senado se presentaba compleja. El peronismo controlaba supuestamente 34 votos a los que se sumaron los radicales “antipeluca” y otros sectores que quieren ajustarle las cuentas a un enemigo política que los denigra de manera constante. 

Pero contra el pronóstico de la prensa, Milei los derrotó en toda la línea. El martes consiguió dictamen de comisión de “ficha limpia”, el miércoles logró convertir en ley la suspensión de las PASO y acto seguido frustró la creación de la comisión investigadora de $Libra. 

La suspensión de las internas abiertas era rechazada por Cristina Kirchner por las derivaciones que puede tener en su interna con Axel Kicillof. Sin PASO nacionales, el gobernador tiene la posibilidad de separar las elecciones provinciales de las nacionales. Es decir, de aislar a su ex mentora y a la Cámpora. La convocatoria a extraordinarias no tenía ningún otro propósito que la sanción de ese proyecto y Milei lo consiguió en ambas Cámaras.
Inicialmente el objetivo parecía imposible, especialmente en el Senado. ¿Cómo lo logró? Por el colapso peronista. De sus 34 senadores, once votaron en contra de la voluntad de la ex presidenta y seis se abstuvieron. La mitad de la tropa perdida y su autoridad, cuestionada. En suma, los kirchneristas intentaron debilitar a Milei, pero terminaron exponiendo el deterioro del liderazgo de su jefa política. En la Cámara que se supone que controlan obtuvieron un único éxito: bloquear la candidatura a la Corte Suprema de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, pero es un asunto aún en desarrollo.

Por su parte los radicales también expusieron la división que existe entre los gobernadores que apoyan al presidente y los dirigentes sin ninguna responsabilidad de gestión como Lousteau o los Manes que tienen su propia agenda y posicionamiento político. Que le hayan entregado al ex ministro de CFK la presidencia del Comité Nacional expone el nivel de desorientación de los herederos de Alem e Yrigoyen.

En el caso de la comisión investigadora, seis radicales votaron primero a favor del tratamiento sobre tablas del proyecto y minutos después lo rechazaron. Una anarquía sin remedio que por ahora le permite al presidente cometer errores garrafales con bajo costo político.