El adiós a Lanata: el sueño en una calesita y los días de chocolatinero
Además de haber concedido varias entrevistas al Diario La Capital, de Mar del Plata, en distintas épocas, tanto por su perfil periodístico y analizando la actualidad política del país, como cuando encabezó un espectáculo de revista producido por Lino Patalano, Jorge Lanata le contó también a ese periódico (integrante del Multimedios La Capital, al que pertenece también La Prensa), sus sensaciones y recuerdos de Mar del Plata, ciudad donde nació y vivió sus primeros años. Fue en el marco de la sección que por muchos años publicó este diario, llamada ‘Mar del Plata y yo’. Su testimonio fue publicado el 25 de abril de 2011, y esto decía:
* “Mar del Plata tiene una particularidad muy especial, pues debe ser una de las pocas ciudades en el mundo que forma parte de los sueños colectivos. No debe haber más de doce localidades a las que puede afectarse esta particular condición. Son lugares en los que uno sueña cambiar, ser uno mismo o convertirse en otro, sitio pensado para poder descansar, vivir realmente, soñar y tomar un contacto distinto con la naturaleza, sin descuidar la aproximación a uno mismo y lo que como persona tal vez no fue.
* “Mi padre, el doctor Ernesto Lanata, soñó muchas cosas en esta ciudad y tuve la suerte de nacer aquí, en la actual Mar del Plata, partido de General Pueyrredon. Pero mucho no fue el tiempo que pasé aquí. Recuerdo que teníamos casa en la zona de Punta Mogotes, en la 61 y 20, un lugar que luego fue nomenclado como la calle Lynch 999, una zona bellísima con una naturaleza muy inolvidable. Esta ciudad me ofreció sus bellos regalos estéticos de una escala edilicia y natural muy conmovedores, particular localidad donde experimenté mi primera borrachera, por más que luego jurara no tomar más gin-tonic en lo que siguiese”.
* “En un momento me fui de casa después de una pelea, dormí dos noches en una calesita y fui rescatado por mi primo Caito, tiempos donde trabajé como chocolatinero en el recordado Cine Diagonal. Lo gracioso fue que renuncié cuando quisieron ascenderme a acomodador”.
* “No me olvido del viento frío de Punta Mogotes en mi cara y aquellos cinco años iniciales donde las vivencias se graban a fuego. Esta ciudad no fue mi sueño sino que lo sigue siendo a cada instante, lugar que recuerdo con mucho aprecio y cariño”.