Economía
El Papa ante la titular del Fondo: "No es lícito exigir pagar deudas con opciones políticas que llevaran al hambre"
El ministro de Economía, Martín Guzmán, ratificó el compromiso de "resolver el tema de la deuda de manera ordenada y redefiniendo prioridades", durante un seminario organizado por el Vaticano, en el que el papa Francisco dijo que "no se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables" y del que también participó la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva.
Al exponer en el seminario “Nuevas Formas de Solidaridad”, organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, Guzmán aseguró el compromiso del gobierno argentino por “hacer un esfuerzo y resolver el tema de la deuda de la manera más ordenada” y explicó que la iniciativa no aplicará austeridad fiscal sino que, en su lugar, “se redefinieron prioridades”.“No funciona aplicar austeridad fiscal para pagar deuda en una situación de deuda insostenible; al contrario, hace la situación peor, por lo que debemos cambiar ese camino que el país transitaba”, sostuvo el funcionario en su disertación, que brindó en inglés.
Previamente, el Papa en su intervención había instado a la comunidad internacional a "encontrar modos de reducción, dilación o extinción de deuda compatibles con el derecho a la subsistencia y el progreso".
"Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito, en cambio, exigir su pago cuando impusiera de hecho opciones políticas tales que llevaran al hambre a poblaciones enteras", aseveró el pontífice argentino.
En ese marco, Francisco llamó a "la acción" de los pueblos para aliviar la carga de la deuda de las naciones más endeudadas y aseguró que las deudas no pueden ser pagadas con "sacrificios insoportables".
"Es un punto humano y exhorta a todos los pueblos a ayudar a los países en desarrollo a lograr la sostenibilidad de la deuda a largo plazo a través de políticas coordinadas destinadas a fomentar el financiamiento de la deuda, el alivio de la deuda y la reestructuración de la deuda, según corresponda", expresó.
Por su parte, en su discurso, Guzmán señaló que "la manera en que este Gobierno se acerca al tema es interesante porque estuvimos pensando durante años cómo aproximarnos a esta situación dada la complejidad del panorama internacional y ahora lo estamos poniendo en práctica”.
El ministro evaluó que “está claro que las cosas no están funcionando bien en términos globales: la inequidad está aumentando y llevó a tensiones sociales y políticas y tenemos un sistema de reglas que impide la innovación”.
“El mismo sistema de reglas que hace muy difícil a países que sufren problemas de demanda, en los que las deudas se vuelven insostenibles, está claro que debe haber un cambio en las reglas de la economía global y esto tiene que ver con el desbalance de poder y el uso poco saludable del poder”, añadió.
El funcionario argentino señaló también que “la arquitectura financiera internacional para la resolución de crisis de deuda soberana es altamente deficiente”, ya que “hay una protección para los acreedores en caso de que las cosas salgan mal”.
“El problema es que cuando las cosas salen mal no hay esquema formal que diga específicamente cuándo es el momento en que el deudor debe dejar de hacer las transferencias al acreedor, no hay un esquema formal para resolver esta situación de una manera ordenada”, criticó.
Ese panorama “trae mucho sufrimiento” porque “lleva mucho tiempo a los países en crisis empezar a abarcar el problema y retornar al crecimiento”, consideró el ministro.
“Ese contexto aumenta el desempleo, la pobreza y la desigualdad; la evidencia es abrumadora y esto es lo que sucede. Hubo mucha discusión en los últimos años en foros internacionales pero no avances muy grandes”, concluyó.
Más temprano participó del seminario el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, quien señaló que "América Latina es un ejemplo vivo de que la teoría del derrame nunca funcionó".
"Esa teoría, aplicada a la democracia, no está funcionando: 8 de cada 10 latinoamericanos no está satisfecho con cómo funciona la democracia en sus países y piensan que el gobierno está en manos de unos pocos que no trabajan por el bien común", aseguró.