El Desastre de Suecia

El baúl de los recuerdos. Argentina volvió a los Mundiales en 1958 tras 24 años de ausencia. Atrasaba siglos en la concepción táctica del fútbol. La caída 6-1 con Checoslovaquia fue la demostración más contundente.

“A nosotros ese día los checos si querían nos hacían 14 goles. ¡Cómo llegaban! Pero no por incapacidad de nuestros jugadores. El problema fue la desorientación que teníamos. Y tácticamente no jugábamos a nada”. Amadeo Carrizo, el mejor arquero de la historia del fútbol argentino, le contó en 2002 a La Prensa sus recuerdos de la inolvidable derrota por 6-1 que la Selección sufrió en 1958 a manos de Checoslovaquia. Esa goleada, la mayor padecida por los albicelestes en su derrotero mundialista, tuvo nombre propio y definió para siempre el fracaso del equipo nacional en su vuelta a las Copas del Mundo después de 24 años de ausencia. Fue nada más y nada menos que El Desastre de Suecia.

Amadeo -fue tan grande que bastaba con pronunciar su nombre para saber de quién se trataba- quedó como el símbolo más acabado del triste papel argentino en tierras escandinavas. El Seleccionado que dirigía Guillermo Stábile -el goleador del Mundial de 1930 y con casi dos décadas como DT del elenco albiceleste- pagó un precio enorme por su desconexión con el fútbol internacional. Pero el guardavalla no fue el único culpable. Fallaron todos. Mejor dicho: fracasaron todos. Los de adentro y los de afuera de la cancha.

En 1958 Argentina regresó a las Copas del Mundo tras 24 años de ausencia. Su última participación había sido con un elenco amateur que se despidió al cabo de un partido en 1934. La Segunda Guerra Mundial conspiró contra las grandes estrellas que brillaban con la camiseta de la Selección en los Sudamericanos de la década del ´40.

El Charro José Manuel Moreno, René Pontoni, Mario Boyé, Norberto Tucho Méndez, Adolfo Pedernera, Vicente Capote de la Mata, el Chueco Enrique García -solo por nombrar a los delanteros de la época- brillaban en los certámenes continentales y cosechaban títulos a granel. Pero el resto del planeta estaba en pausa por la contienda bélica.

Autoexcluidas de Brasil ´50 y Suiza ´54, las huestes de Stábile reaparecieron en Suecia ´58 pensando que el tiempo no había pasado. Hasta se habían atrevido a prescindir de Humberto Maschio, Antonio Angelillo y Enrique Omar Sívori, las figuras de Los Carasucias de Lima, campeones de la Copa América del ´57, tan solo porque habían emigrado a conjuntos italianos. El fútbol argentino derrochaba orgullo por la calidad individual de sus jugadores -algo indiscutido-, pero se había desentendido de la evolución táctica del deporte.

El debut con traspié incluido por 3-1 a manos de la Alemania Federal campeona del mundo pasó a un segundo plano cuando, en la segunda fecha del Grupo 1, el equipo se impuso 3-1 a Irlanda del Norte. Poco importaba que los rivales exhibieran una velocidad inalcanzable para los estáticos futbolistas albicelestes o que el planteo de Stábile atrasara respecto de lo que proponían los otros entrenadores. Argentina creía en su talento. Se aferraba ciegamente a él.

Sin embargo, el 15 de junio de 1958, Checoslovaquia, una selección que estaba lejos de ser una potencia, le dio una brutal bofetada. Le tomó menos de diez minutos al conjunto que orientaba tácticamente Karel Kolsky hacer estallar en mil pedazos a un adversario muy frágil.

Milan Dvorak probó puntería desde larga distancia y dejó parado a un impotente Carrizo. Un rato más tarde, Zdenek Zikan envió al fondo del arco un centro que le llegó desde la derecha y luego capturó un rebote y volvió a someter a Amadeo. Argentina perdía 2-0 en poco más de un cuarto de hora. Y cerca del cierre del primer tiempo, Zikan aumentó luego de un rebote que dio Amadeo ante un disparo de Dvorak.

Los albicelestes tardaron en reaccionar. Promediando el complemento, el Loco Omar Oreste Corbatta, el único argentino que salió indemne de un fracaso estrepitoso, descontó desde el punto penal. En realidad, fue un atisbo de reacción. Casi inmediatamente, Josef Masopust -un excelente mediocampista- habilitó a Jiri Feureisl, quien avanzó con pelota dominada y gambeteó al arquero antes de establecer el 4-1.

Los últimos dos goles los marcó Vaclav Hovorka. Primero capitalizó un centro desde la derecha y luego entró solo por el medio del área y le dio forma al histórico 6-1.

Las caídas de la valla de Carrizo parecían calcadas: centros desde una punta para un atacante que definía libre en las inmediaciones del arco o ingresos francos por el centro del área con defensores corriendo desde atrás sin lograr alcanzarlos.

“Fui analizando todo lo que pasó y a lo mejor no estuve como tendría que haber estado, pero me hicieron cuatro goles iguales. Pensaba qué culpa tenía yo si no podía solucionar nada de eso. ¡Ni dos arqueros impiden eso!”, analizaba Amadeo.

Checoslovaquia 6 - Argentina 1 fue mucho más que la peor derrota de la Selección en un Mundial. Quedó con un símbolo del fin de una era. Ya no bastaba con tener buenos jugadores. También había que pensar en la táctica más adecuada para salir a la cancha.

El plantel fue recibido bajo una furiosa lluvia de monedas por un grupo de desilusionados hinchas. “Fue bastante bravo. Yo recibí algunos monedazos. Ese gran desastre pudo haber servido para que se abrieran más los ojos”, advirtió Amadeo, quien jamás pudo recuperarse de esa pésima jornada en Suecia.

LA SÍNTESIS

Checoslovaquia 6 - Argentina 1

Checoslovaquia: Bretislav Dolejsi; Gustav Mraz, Ladislav Novak, Jan Popluhar; Milan Dvorak, Josef Masopust; Jaroslav Borovicka, Pavol Molnar, Zdenek Zikan, Vaclav Hovorka, Jiri Feureisl. DT: Karel Kolsky.

Argentina: Amadeo Carrizo; Francisco Lombardo, Pedro Dellacha, Federico Vairo; Néstor Rossi, José Varacka; Omar Oreste Corbatta, Ludovico Avio, Norberto Menéndez, Ángel Labruna, Osvaldo Cruz. DT: Guillermo Stábile.

Incidencias

Primer tiempo: 8m gol de Dvorak (CH); 17m gol de Zikan (CH); 40m gol de Zikan (CH). Segundo tiempo: 20m gol de Corbatta (A), de penal; 24m gol de Feureisl (CH); 37m gol de Hovorka (CH); 44m gol de Hovorka (CH).

Estadio: Olympia (Helsingborg, Suecia). Árbitro: Arthur Ellis, de Inglaterra. Fecha: 15 de junio de 1958.