‘EL LOCO DE DIOS EN EL FIN DEL MUNDO’, DE JAVIER CERCAS, TRAZO EL POSIBLE LEGADO DE FRANCISCO

Eco literario de un pontificado

La obra, publicada este mes en el mundo de habla hispana, fue escrita a pedido del Vaticano. Su eje gira en torno a la visita papal a Mongolia en 2023.

No debería sorprender que el libro que podría operar como temprano legado literario del pontificado de Francisco sea El loco de Dios en el fin del mundo, la más reciente de las novelas “sin ficción” que suele prodigar a sus lectores el español Javier Cercas, y que se conoció apenas semanas antes del fallecimiento del Santo Padre.

Una coincidencia plena entre obra y tema pareció envolver desde el principio a la iniciativa, que, dato curioso, surgió de parte del Vaticano y no en la mente del escritor.

Cercas recibió la propuesta de escribir el libro en mayo de 2023, cuando un representante papal (Lorenzo Frattini, responsable de la editorial del Vaticano) se le acercó durante un acto de firma de libros en Turín, Italia, y lo invitó a sumarse a un viaje del Pontífice por la remota Mongolia. También lo habilitaron a acceder al interior del Vaticano para escribir y publicar un libro con total libertad.

"La pregunta que no les hice es por qué pensaron en mí, pero sé que ningún escritor en su sano juicio habría rechazado la propuesta", ironizó Cercas semanas atrás, cuando hizo la presentación formal de la obra en Madrid.

Motivo central del asombro es que el autor se define como ateo, racionalista, impío y anticlerical, características que, en principio, no deberían haber favorecido su vinculación con la Santa Sede. Pero la extraña coyunda, típica del período bergogliano, se materializó de todos modos.

"Este Papa ha hecho cosas muy raras, y una de ellas fue ofrecerme escribir un libro: ¿a quién se le ocurriría?", reconoció el propio novelista.

RARA MEZCLA

El resultado de esa extraña combinación ha sido El loco de Dios en el fin del mundo (Random House), un volumen imposible de clasificar, a medio camino entre el ensayo, la crónica, el diario de viaje, la biografía y la autobiografía, como es habitual en el estilo del autor de Soldados de Salamina, quien lo define como "una novela sin ficción". La desaparición de Francisco el lunes pasado lo convirtió en un best-seller inmediato en las librerías de habla hispana.

Para escribirlo Cercas pudo mantener conversaciones a lo lago de dos años con cardenales, obispos, sacerdotes, misioneros, religiosas, expertos vaticanistas y con el propio Papa, a quien acompañó a su visita pastoral al territorio mongol.

El escritor aseguró que tuvo que vencer sus propios prejuicios para adentrarse en la escritura del inusual proyecto literario, pero negó haber recuperado la fe tras esta experiencia y rechazó las acusaciones de que se propuso "blanquear a la Iglesia".

En su libro, que ha calificado de "gamberro", tampoco renunció al humor, rasgo al que considera "el primer instrumento de conocimiento de la novela". Lo que no se esperaba, confesó, fue encontrarse con un Papa que hacía "una feroz reivindicación de la ironía y el humor".

Cercas entendía que Francisco ha sido “un papa anticlerical", en el sentido de que no creía que el clero esté por encima de los fieles, un presupuesto del que, a juicio del narrador, han derivado conflictos serios, como el los abusos sexuales.

El otro enemigo del Papa era el “constantinismo”, término que vendría a definir "la asociación del poder político con la religión". Francisco veía en ello una "catástrofe", porque "el cristianismo o es subversivo o no es", y no puede asociarse al poder.

DIFERENCIAS

Hablando con la prensa antes de la muerte del Pontífice, el nada católico escritor se animó a opinar sobre las diferencias que han desgarrado a la Iglesia desde la llegada a Roma de Jorge Bergoglio.

"Los detractores de Francisco son muchos y muy poderosos y sueñan con darle un giro a la Iglesia; yo creo que no va a ser tan fácil", arriesgó en una ronda de prensa en el Instituto Cervantes, de Madrid.

Señaló que, pese a la opinión generalizada de que "el mundo está girando en dirección contraria a las ideas de Francisco" –un giro que dudó en calificar de "conservador" porque "Trump y Elon Musk son otra cosa"–, no será fácil revertir los "profundos cambios" que el Papa ha imprimido a la Iglesia católica.

Aquella vez Cercas recordó también un dato que ahora, en vísperas del Cónclave, es materia repetida hasta el cansancio por la prensa internacional: que Francisco ha nombrado a casi un 80% de los cardenales que elegirán a su sucesor. Por eso el español subrayó que "el centro de la Iglesia ya no está en Europa", algo que está reflejado en su jerarquía.

"Esta es la historia del 'loco de Dios' contada por el 'loco sin Dios'", insistió el autor de El monarca de las sombras.

Es decir, "una versión de mí mismo basada en el loco de Nietzsche, ese personaje que en La gaya ciencia sale a plena luz del día con una linterna encendida gritando: ¡Dios ha muerto! Y nosotros lo hemos matado. Pero ese loco no está eufórico, sino desolado, porque si Dios no existe, todo está permitido".

El motivo, admitió el impío Cercas, es que "Dios es el fundamento de nuestra civilización, lo que le daba sentido a todo".

Cambios y presunta revolución

Tras la muerte de Francisco Javier Cercas consideró que el Papa "no ha hecho muchas cosas porque llegó a la conclusión, probablemente acertada, de que la Iglesia no estaba preparada para esos cambios".

En declaraciones a la prensa en Barcelona, Cercas recordó que "la Iglesia tiene dos mil años de existencia, mientras ha visto caer a todos los imperios a su alrededor, las revoluciones de un día no existen y si se producen en la Iglesia entonces llegan los cismas".

A su juicio, Francisco no ha hecho ninguna revolución doctrinal y si se puede hablar de una revolución en el Vaticano de este Papa es "la vuelta a la Iglesia primitiva, la que ya propugnaba el Concilio Vaticano II".

Respecto de su experiencia personal junto a Francisco, a quien hace dos años acompañó a un histórico viaje a la lejana Mongolia, Cercas explicó que durante la travesía vio a "un hombre en lucha a muerte consigo mismo, muy consciente de sus propios defectos y flaquezas, que ha hecho lo posible por dar lo mejor de sí mismo".

Jorge Bergoglio, añadió el escritor, ha continuado con la renovación del Concilio Vaticano II. Dicha intención se manifestó en la primera entrevista que ofreció cuando dijo que quería "sacar a Cristo de la sacristía y ponerlo en la calle, es decir, volver al cristianismo de los desgraciados, de los que no tienen donde caerse muertos, que nada tiene que ver con el cristianismo del poder y de los ricos, del boato, de las riquezas, del clericalismo".

Francisco, subrayó Cercas, ha sido "el primer Papa que se toma en serio el Vaticano II; y esa revolución, si la Iglesia va a alguna parte, no ha hecho más que empezar; esto es el principio, porque 2.000 años de historia no se cambian en un papado, ni en doce años".