Crítica: ‘Masterplan’, una comedia lunática bien dirigida por Diego y Pablo Levy

Dos antihéroes arrepentidos

Mariano (Alan Sabbagh) no es lo que precisamente se considera un hombre de acción. Es un muchacho que trabaja en un lugar común, en este caso, una agencia de publicidad, tiene un viejo auto, un Siam Di Tella, se ha puesto de novio con Jackie (Paula Grinszpan) y piensa casarse pronto.

Pero justamente, en ese tiempo especial, ideas ajenas que parecen intentar ayudarlo económicamente ‘trampeando’ la realidad, le hacen complicarse la vida, perder su auto y empeorar los problemas afectivos con su novia. Así, por salvar un problema, se mete en mil líos.

El saldo, son inspectores que entran y salen de su departamento queriendo averiguar un posible fraude con la compañía de seguros y para peor un vagabundo se mete en su auto estacionado en la calle. 

Los hermanos Diego y Pablo Levy, directores de ‘Masterplan’, recuerdan en muchos de sus elementos estilísticos a las comedias de Daniel Burman (‘El abrazo partido’) y Juan Villegas (‘Sábado’) y remontan el absurdo a partir del momento en que Mariano (Alan Sabbagh) se encuentra con el vagabundo
(Andrés Calabria).

HUMOR DISPARATADO

La película muestra un humor ingenuo, disparatado a veces y la primera parte difiere de la segunda en cuanto a ritmo y tono. Tiene buen desarrollo técnico. Es correcto el guión y verosímil y sincero lo que se cuenta. Su humor
es especial y no todos los espectadores pueden identificarse con él, pero sus personajes despiertan algunos, estupor, otros cierta simpatía y sorpresa y en general se ven con agrado y pueden reconocerse situaciones y problemas cotidianos (el encuentro con los padres de la novia, la aparición de los burocráticos ‘veedores’ de
su culpa, las acusaciones de su novia de toda la vida). 

Los jóvenes directores muestran buen ojo en cuanto a la elección del casting, especialmente en la selección de Mariano (Alan Sabbagh), el protagonista, un verdadero antihéroe arrepentido y su desarrapado antagonista, Pablo
Levy, uno de los directores, en el papel del cuñado.

Calificación: Buena