Dilemas y preocupaciones del legado digital

Hoy analizaremos un tema poco explorado y a veces delicado: qué sucede con la identidad digital de aquellos que ya no están. Para eso nos remitiremos a la segunda parte de un informe de Kaspersky difundido en estos días (pueden leer un análisis de la primera acá), titulado “Entusiasmo, superstición e inseguridad: cómo los consumidores globales interactúan con el mundo digital”.

Esta segunda parte del informe gira en torno a esta cuestión sensible. Es que como nunca antes, la huella digital de las personas está ampliándose cada vez más debido a la expansión de redes sociales y otras plataformas en línea. Al contrario que hace una década, hoy son muy pocos los usuarios que interactúan con una sola red social. Esta proliferación de perfiles plantea importantes dudas y desafíos, especialmente en términos de privacidad y gestión de datos.

Según el estudio de Kaspersky, el 61% de los usuarios a nivel mundial considera que las identidades digitales de las personas fallecidas son particularmente vulnerables al robo de identidad. Esta preocupación se agrava por el hecho de que, al no existir un monitoreo exhaustivo acerca de la actividad digital de quienes ya no están, sus perfiles y datos pueden quedar más expuestos. Estos temores se desarrollan en un contexto en el que, de acuerdo con un trabajo reciente de Kepios, el 95% de los usuarios de internet utiliza redes sociales de forma mensual: sólo en el último año se han sumado 282 millones nuevas identidades digitales. Este aumento masivo de presencia online hace que la discusión sobre el manejo de la identidad digital post-mortem sea cada vez más relevante y urgente.

Pasemos a los datos. El 43% de los consumidores encuestados por Kaspersky cree que, en teoría, no existe un límite de tiempo para cada imagen, video o grabación de voz que hacemos y publicamos en redes sociales. Esta percepción de permanencia digital lleva a muchos a considerar la necesidad de controles más claros y estrictos sobre qué sucederá con su huella digital cuando ya no estén. No es sorprendente que el 63% de los encuestados esté de acuerdo en que cualquier persona con algún tipo de presencia online debería especificar en algún momento qué hacer con sus datos y cuentas de redes sociales cuando ya no estén. Aunque parece una medida extrema, es un debate que ya está comenzando a plantearse en el mundo. Es que es una iniciativa que, a futuro, podría aportar tranquilidad a los familiares y amigos, además de evitar posibles malentendidos o vulneraciones de privacidad.

Aunque no se vincula directamente con la seguridad de datos, también está comenzando a debatirse acerca de los alcances de recrear la identidad de alguien fallecido a través de la inteligencia artificial. Aunque un 35% de los encuestados considera aceptable esta práctica mediante el uso de fotos, videos y otros recuerdos digitales, una proporción ligeramente superior (38%) la rechaza. Esto revela un panorama complejo y para nada definido sobre los límites éticos y el respeto a la memoria de quienes ya no están. De hecho, y aunque se trata de un asunto estrictamente personal, un 67% planteó dudas sobre el impacto emocional negativo que podría tener la recreación de recuerdos a través de inteligencia artificial. Esta preocupación reafirma la necesidad de manejar con prudencia estos contenidos en el mundo digital.

Mientras este tema continúa su curso y se amplía el debate, es posible tomar algunas medidas preventivas para minimizar la exposición innecesaria de datos y proteger tanto nuestra privacidad actual como nuestro legado digital. Se pueden utilizar distintas soluciones de seguridad avanzadas para monitorear qué datos personales procesan las aplicaciones que usamos y reducir la cantidad de información que recopilan; mantener actualizados el sistema operativo, el navegador y el software de seguridad, ya que las actualizaciones suelen incluir parches críticos para protegernos contra vulnerabilidades que los ciberdelincuentes pueden aprovechar; y por último, la recomendación más importante: recurrir a más herramientas de verificación de privacidad. Esto último reduce sensiblemente la vulnerabilidad de los perfiles que utilizamos en el mundo digital y aumenta la dificultad de su uso indebido por terceros, tanto en el presente como en el futuro.

La gestión del legado digital es un aspecto que, aunque pase desapercibido en nuestro día a día, resulta fundamental para proteger no solo la privacidad del usuario, sino también su memoria y la tranquilidad de sus seres queridos. Adoptar una actitud proactiva frente a la seguridad digital puede hacer una gran diferencia para que la presencia en línea de una persona se mantenga de forma segura y respetuosa en todo momento.

(*) General Manager para el Grupo Dinatech.