Denuncian una contaminación potencialmente dañina para la salud de la vacuna Pfizer contra el covid
Un bioquímico y biólogo molecular estadounidense que analizó viales del producto halló fragmentos de ADN capaces de alterar de manera permanente el genoma humano. No solo se presenta como una posible explicación para las muertes sospechosas por ataques cardíacos que están ocurriendo en los últimos tiempos, sino también como un riesgo real de casos de cáncer, alertó al brindar testimonio en el Senado de Carolina del Sur.
Alguien debería forzar a que se secuencien muestras de ADN de personas vacunadas contra el covid con el producto de Pfizer para confirmar si presentan alteraciones potencialmente permanentes producidas por fragmentos de ADN plasmídico provenientes de este inóculo, instó el doctor en bioquímica y biología molecular Phillip Buckhaults al testificar hace pocos días ante el Senado de Carolina del Sur, en Estados Unidos. De ser así, se trataría de una situación gravísima, pues acarrea el potencial riesgo para quienes recibieron esta vacuna de sufrir ataques cardíacos o cáncer, según alertó el investigador, quien no obtuvo respuesta de la Food and Drug Administration (FDA), la entidad sanitaria reguladora en aquel país, tras haberle enviado sus hallazgos vía mail y vía X.
Buckhaults, catedrático de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Carolina del Sur (USC) y especialista en el estudio de la genómica del cáncer, presentó durante la audiencia en el Senado los resultados de una investigación en la que él y su equipo analizaron los viales de dos lotes distintos de la vacuna anticovid de Pfizer y hallaron en ellos gran cantidad de fragmentos de ADN, aunque éstos no deberían estar presentes por su peligrosa capacidad de alterar el genoma humano de manera permanente, aumentando el riesgo de respuestas autoinmunes y de cáncer a futuro.
Un dato no menor es que el investigador afirmó que otros colegas suyos analizaron la vacuna ARNm contra el covid de Moderna y también hallaron ADN, “aunque la presencia no es tan elevada”.
“Estoy muy capacitado en el arte de la secuenciación de ADN y mi equipo de investigación y yo somos muy buenos en detectar fragmentos extraños de ADN en lugares donde no deberían estar”, expresó Buckhaults, quien recordó: “Nosotros inventamos el test rápido de covid porque éramos realmente muy buenos en eso”.
Tras haber analizado viales de dos lotes de Pfizer, el científico confesó: “Sabiendo lo que sé ahora, aún así se la recomendaría a mis padres ancianos pero no se las hubiera dado a mis hijas. Siento que mi consentimiento no fue todo lo informado que debería haber sido”.
Al intentar dar una explicación sobre cómo fue posible que se aplicara a millones de personas el producto “contaminado con ADN” de Pfizer, Buckhaults lo atribuyó más bien a la ineptitud que a la maleficencia: “Puede ser que haya malicia por debajo, pero trato de ver simplemente incompetencia”, expresó.
“La vacuna de Pfizer está contaminada con ADN plasmídico. No tiene solo ARNm, tiene pedacitos de ADN. Este ADN es el vector que se utilizó como plantilla para la reacción de transcripción in vitro cuando elaboraron el ARNm. Sé que esto es cierto porque lo secuencié en mi propio laboratorio”, detalló el catedrático, quien describió que logró analizar esos viales gracias a un colega que estaba a cargo del programa de vacunación contra el covid en la Facultad de Farmacia de la USC y que conservó en un freezer los frascos de los viales aplicados.
“El tenía un freezer completo lleno de viales vacíos, que conservan un poquito del producto en el fondo. Me los dio todos a mí y yo los analicé. Teníamos dos lotes que se dieron aquí en Columbia. Controlé estos dos lotes mediante secuenciación y secuencié todo el ADN que había en la vacuna. Pude observar lo que hay adentro. Y es sorprendente que haya algún ADN”, relató.
“Estoy alarmado sobre las posibles consecuencias que esto tiene, tanto en términos de salud humana, pero también deben alarmarse sobre los procesos regulatorios que permitieron que esto llegue ahí”, prosiguió.
Buckhaults resaltó que “este ADN puede estar causando algunos de los efectos secundarios raros pero serios (observados en personas vacunadas), tales como el ataque cardíaco”. “Hay muchos casos ahora de personas que están teniendo muertes sospechosas luego de la vacunación. Es difícil probar qué las causó, pero hay una asociación temporal. Y la existencia de este ADN es un mecanismo plausible”, agregó.
Según detalló el investigador, el ADN presente en la vacuna ARNm contra el covid puede integrarse -y probablemente lo haga- dentro del ADN genómico de las células, “que son transfectadas con la mezcla de la vacuna. Y se convierte en un componente permanente de la célula, no es algo temporario. Está en esa célula y en toda su progenie de ahí en más para siempre. Ese es el motivo de mi alarma ante esto”.
En esa línea, Buckhaults afirmó que esta es una amenaza real para la modificación del genoma y puede “teóricamente” causar un comportamiento autoinmune sostenido hacia ese tejido y es también “un riesgo teórico pero muy real de cáncer a futuro en algunas personas, dependiendo del lugar del genoma en que este fragmento extraño de ADN aterrice; puede interrumpir un supresor tumoral o activar un oncogen. Creo que sería poco frecuente, pero el riesgo no es cero y puede ser lo suficientemente alto como para que debamos averiguar si esto está ocurriendo o no”.
ENTENDER EL MECANISMO
Respecto del mecanismo que condujo a esta “contaminación”, Buckhaults puntualizó que el ADN se transcribe en ARN y luego el ARN se traduce en proteína. ¿Por qué esto debe importar? Porque para los propósitos de esta discusión, el ADN es un dispositivo de almacenamiento de información de larga duración (con la que nacemos, moriremos, y se la pasaremos a nuestros hijos). “El ADN dura cientos de miles de años y puede durar por generaciones y podemos pasarlo a nuestros hijos. Así es que las alteraciones del ADN perdurarán”, subrayó.
Como contrapartida, señaló que el ARN, por su naturaleza, es temporal, no dura. “Esta característica del ARN era parte del argumento de venta de esta vacuna. Hablamos de horas a días de duración. Y las proteínas, una vez que son creadas, tampoco duran para siempre, duran horas o días. Pero algo que logra ingresar al ADN tiene el potencial de durar por mucho tiempo, quizás de por vida”, contrastó.
A continuación, Buckhaults mostró un gráfico donde se visualizaban un montón de fragmentos de ADN presentes en los dos lotes de la vacuna que él analizó. “Son pequeños fragmentos cortos de ADN”, describió. “Esto es importante porque la probabilidad de que un fragmento de ADN se integre al genoma humano no está relacionado con su tamaño. Es decir que el riesgo para el genoma se determina en función de cuántas partículas hay”, aclaró. “Todos estos pequeños pedazos de ADN que hay en la vacuna implican varios miles de oportunidades de modificar una célula de una persona vacunada. Los pedazos son muy pequeños porque durante el proceso los ‘picaron’ para tratar de que se fueran, pero en realidad así aumentaron el riesgo de modificación del genoma en el proceso. Así es como esto llegó aquí”, argumentó.
“Desde mi punto de vista, alguien debería secuenciar muestras de ADN de células madre de personas que fueron vacunadas y averiguar si este riesgo teórico ha ocurrido o no. Creo que se trata de un descuido regulatorio muy grave que ocurrió a nivel federal y alguien debería forzar a que esto se analice en algún lugar”, insistió.
Para identificar cuál es el origen del ADN en los viales de Pfizer, Buckhaults y su equipo tomaron todos estos fragmentos de ADN y los ‘pegaron’. “Pfizer tomó este plásmido y luego clonó la proteína spike en él. Lo usaron en un proceso llamado transcripción y traducción in vitro en el que se alimenta este plásmido con un ARNm polimerasa y hace un montón de copias de ARNm. Luego se toma este ARNm, se mezcla con el reactivo de transección de nanopartículas lipídicas y así se obtiene la vacuna de ARNm. Pero fallaron en extraer el ADN antes de hacer esto último. Hicieron algún esfuerzo para triturar el ADN y entonces todos estos fragmentos de ADN plasmídico quedaron empaquetados con el ARNm. Esto es clarísimo que fue así”, aseguró.
De acuerdo con el investigador, para hacer la transcripción in vitro hay que darle una plantilla de ADN y se le puede dar una plantilla que sea solo un fragmento sintético de ADN -que solo son las instrucciones para hacer el ARN-. “Esto fue lo que se hizo para obtener la autorización de uso de emergencia: hicieron un producto de PCR de solo los pedacitos que querían y luego hicieron la transcripción in vitro. No había ADN plasmídico con el cual contaminar. Eso fue lo que se usó para el ensayo. Pero ese producto de PCR no permite realizarse a la escala en que es necesario para vacunar al mundo entero”, narró.
“Así que una forma más barata de aumentar la producción de esta plantilla es clonar ese producto de PCR en este vector de plasma, poner el vector de plasma en bacterias y luego cultivar grandes lotes de las bacterias que hacen un montón de ADN plasmídico, entonces usted utiliza ese ADN plasmídico como la plantilla para conducir esta reacción de transcripción para hacer su ARNm. Así es como la contaminación terminó en los lotes de producción aunque no estaba en el material que se utilizó para los ensayos que se hicieron para obtener la autorización de emergencia”, explicó.
Según precisó Buckhaults, en cada dosis de la vacuna hay probablemente 200 mil millones de fragmentos de este ADN plasmídico y están encapsulados en la nanopartícula lipídica, “por lo que están listos para ser entregados dentro de la célula”.
Una de las razones por las que el investigador dijo enfocarse en la necesidad de confirmar si el ADN plasmídico se integró al ADN genómico en las personas vacunadas es porque a diferencia de otros daños imaginados que no se pueden probar -se pueden sospechar por el momento en que ocurrieron-, esto sí se puede probar.
El investigador animó a los senadores presentes a insistir en que la FDA inste a Pfizer a sacar el ADN de los refuerzos y de todas las futuras versiones de esta vacuna.
“Soy un verdadero fan de esta plataforma, creo que tiene el potencial de tratar cánceres. Realmente creo que esta plataforma es revolucionaria y que habrá vacunas ARNm contra antígenos en el tipo de cáncer específico de cada persona. Pero tienen que solucionar este problema”, expresó Buckhaults, quien no obstante admitió: “Creo que los incentivos económicos son demasiado grandes para que esto siga rodando y va a hacer falta algo de fuerza para sacarlo”.
El investigador, reconoció que el laboratorio productor sabía de la existencia de estos fragmentos de ADN en la vacuna y comentó que en realidad “no es tan caro agregar un proceso para extraerlos del producto”.
REGULACION INAPROPIADA
Por otra parte, se refirió al error que cometió la FDA al tomar como referencia para estas nuevas vacunas los mismos umbrales permitidos de presencia de ADN que en las vacunas realizadas con los procesos tradicionales. “El hecho de que haya un umbral reglamentario para la cantidad de ADN presente en la vacuna se retrotrae a las vacunas de proteína recombinante o de virus muerto o virus atenuado, pero el ADN que puede haber en esas vacunas es ADN desnudo, que no es un problema porque el ADN desnudo se mastica inmediatamente luego de la vacunación y no hay un mecanismo por el cual pueda meterse en las células. De manera inapropiada se aplicó ese umbral reglamentario para este nuevo tipo de vacunas donde todo está encapsulado en nanopartículas lipídicas, está empaquetado en un virus sintético capaz de desechar su contenido dentro de la célula. Creo que se trató de un descuido tonto”, concluyó el investigador, quien reiteró que tanto los incentivos financieros para barrer este ‘descuido’ debajo de la alfombra como los incentivos profesionales de las personas que aprobaron el producto son demasiado grandes.
PEDIDO DE PAZ
Tras la repercusión mundial que tuvo el testimonio de Buckhaults, el científico publicó en su cuenta de X en las últimas horas seis puntos con los que intentó "llevar tranquilidad":
Para los que siguen mis comentarios sobre el ADN en las vacunas de ARNm.
1. El ADN es real, sin embargo el riesgo de este ADN es teórico. No hay necesidad de entrar en pánico por la vacunación pasada.
2. Mis comentarios iban dirigidos a los reguladores y a los expertos de la industria, no al público en general. La amplia distribución imprevista fuera del público objetivo previsto ha causado ansiedad no intencionada y totalmente inapropiada en el público en general. Que todo el mundo se calme. Por favor.
3. Me preocupaba mucho cómo mis comentarios estaban siendo utilizados por personas que se peleaban entre sí y, por tanto, silencié temporalmente esta cuenta para evitar que algunos de ustedes se tiraran piedras unos a otros. Muchas gracias a los expertos cualificados que participaron en las críticas y me defendieron durante mi ausencia.
4. Los científicos y los expertos de la industria revisan constantemente los datos de seguridad. Se trata de un proceso normal. Con toda la atención extra que ha recibido este asunto la semana pasada, estoy bastante seguro de que los futuros lotes de vacunas de ARNm no tendrán ADN detectable.
5. En mi opinión, estas vacunas han salvado muchas vidas. Muchas más que el número de personas que han tenido eventos médicos posteriores a la vacuna. Así que, en general, estas vacunas fueron una victoria. Sin embargo, aquellos que sufrieron daños merecen que los científicos y los reguladores examinen detenidamente las posibles causas.
6. Paz.