Espectáculos
Dennis Smith, de montonera a cantante
El prolífico actor, dramaturgo y director regresó de España para sumarse a dos interesantes proyectos teatrales Por primera vez se puso a las órdenes del gran Alfredo Arias en ‘James Brown usaba ruleros’. A la par, protagoniza el unipersonal ‘Mi vida anterior’, sobre una historia real de los ‘70.
“De montonera a Céline Dion, así estoy estos días”, suelta entre risas Dennis Smith. Sucede que el actor, cantante y director -multipremiado- es parte central de dos propuestas teatrales muy especiales y disímiles estrenadas en el marco del FIBA y que seguirán hasta fin de año.
Simpático, carismático y abierto a la charla, antes de conversar sobre lo que se viene, confiesa que “se está aburguesando”. En diálogo con La Prensa, mientras come un sándwich de almuerzo, explica que en España, donde reside casi permanentemente desde 2020, se casó con un argentino y hasta adoptó a un perrito.
“Esta vez me costó mucho la distancia porque nunca antes me quedé tanto tiempo acá desde que tengo perro. Llegué a Buenos Aires a mitad de julio por los ensayos y estaré hasta el 17 de diciembre. Se hace difícil. Igualmente no me quejo: me estoy dando muchos gustos con dos propuestas y mundos bien diferentes y muy estimulantes”.
SETENTISTA
Por empezar, el rol de la montonera. Ese personaje se encuentra en el centro de la obra ‘Mi vida anterior’, que se presenta los martes a las 20 en el Centro Cultural San Martín. Se trata de la historia real de una mujer que durante los años ‘70 fue secuestrada por los militares junto con su pequeño hijo. Ella -prefiere que su nombre se mantenga en secreto- zafó de morir ya que fue elegida como amante de uno de sus carceleros.
“El tema es que para sus compañeros quedó como una traidora -señala Smith-. Fue sojuzgada por ellos”. El actor está solo en escena y compone a esa mujer y también a su hijo: “Hago de los dos y no hago de ninguno. No es ‘ahora soy la montonera y después el hijo’. Obviamente los dos tienen energías distintas. Ella soporta una cantidad de cosas tremendas y durante 45 años no le contó nada a nadie”.
El artista, que se autodirige, promete ser austero y concreto en su puesta y en su actuación. No sucumbirá -asegura- a la “obligación” de atravesar toda la paleta de colores, como muchas veces ocurre en obras de un solo intérprete: “Los actores de unipersonales tienen que estar al palo todo el tiempo: llorar, reír. Hay algo de ponerse por delante, por una cuestión de ego, y decir ‘mirá qué talentoso soy’. No es la idea acá para nada”.
El texto fue coadaptado por Smith junto con la periodista y guionista -y amiga- Teresa Donato. La base fue el libro ‘Desaparecida dos veces’, que Donato publicará el año próximo. “Yo a Tere la amo. Es una gran guionista de televisión, además. Y cuando me contó el material, enseguida me entusiasmé y lo empezamos a adaptar”. ¿Qué se busca lograr con esta historia setentista? ¿Por qué contarla ahora? Smith es claro al respecto: “Yo detesto a la gente que se para en los banquitos y nuestra obra está todo el tiempo jugando con eso: decir, che, en Argentina nos encanta pararnos en banquitos y polarizar todo. Por supuesto, lo que hicieron los militares es imperdonable, la obra ni siquiera entra en eso, pero la idea es tratar de que la gente salga con cierto grado de emoción, que esa emoción les haga alguna vez ponerse en los zapatos del otro. A ella, repito, la trataron de cobarde, de traidora”.
-¿De qué valentía se habla cuando hay una picana de por medio, no?
-Exacto. Yo soy parte de esa generación que desde un teclado y en una red social puede decir cualquier cosa. Está bien que existan películas como ‘Argentina 1985’, por ejemplo, pero algo de la cosa hollywoodense simplifica y tontitfica. A mí me parece que lo interesante es ver la complejidad y, de ninguna manera, vamos a abarcar ni un uno por ciento de lo complejo que debe haber sido estar en el lugar de ella. Me imagino que hacer algo liviano con este tema es mínimamente imposible. -Con ‘Argentina 1985’ se armaba algo muy emotivo, sobre todo con los adolescentes y jóvenes, en los cines.
-Pero mirá: no pasaron ni seis meses y votaron a este señor o a esta señora que visita genocidas.
-Quizá no hayan sido los mismos.
-Yo no creo. Muchos de los que la vieron, los votaron, lamentablemente.
A CANTAR
El segundo gran desafío de estos días tiene a Smith en la piel de un joven que se cree nada menos que la cantante canadiense Céline Dion. La obra, ‘James Brown usaba ruleros’, es de Yasmina Reza y la dirige Alfredo Arias. Tendrá funciones de jueves a domingos a las 20 en el Teatro Sarmiento del Complejo Teatral de Buenos Aires.
“Es la primera vez que actúo bajo las órdenes de Alfredo. Un verdadero placer. Además, el texto es una Yasmina Reza en transición hacia un mayor surrealismo. Me encanta”, señala.
Con humor y cierto disparate, la obra explora cuáles son los límites de la salud mental. “En el original, el personaje del chico no canta bien, es un loquito nada más. Acá mostramos algo más interesante, más complejo, que es que, de repente, él abre la boca y es Céline Dion, canta posta. A todos se les complica un poco más la cosa. No lo pueden encasillar tan fácilmente”.
Smith está apurado, debe ir a uno de los últimos ensayos de ‘James Brown...’. Antes de despedirse nombra a los compañeros con los que comparte escena -Claudia Cantero y Marcos Montes, entre otros-. Dice adiós con una sonrisa. En sus ojos chispeantes, en tanto, se nota la felicidad de meterse en los mundos tan disímiles y atractivos de las dos obras que lo tienen como gran protagonista estos días. Céline o montonera.
Simpático, carismático y abierto a la charla, antes de conversar sobre lo que se viene, confiesa que “se está aburguesando”. En diálogo con La Prensa, mientras come un sándwich de almuerzo, explica que en España, donde reside casi permanentemente desde 2020, se casó con un argentino y hasta adoptó a un perrito.
“Esta vez me costó mucho la distancia porque nunca antes me quedé tanto tiempo acá desde que tengo perro. Llegué a Buenos Aires a mitad de julio por los ensayos y estaré hasta el 17 de diciembre. Se hace difícil. Igualmente no me quejo: me estoy dando muchos gustos con dos propuestas y mundos bien diferentes y muy estimulantes”.
SETENTISTA
Por empezar, el rol de la montonera. Ese personaje se encuentra en el centro de la obra ‘Mi vida anterior’, que se presenta los martes a las 20 en el Centro Cultural San Martín. Se trata de la historia real de una mujer que durante los años ‘70 fue secuestrada por los militares junto con su pequeño hijo. Ella -prefiere que su nombre se mantenga en secreto- zafó de morir ya que fue elegida como amante de uno de sus carceleros.
“El tema es que para sus compañeros quedó como una traidora -señala Smith-. Fue sojuzgada por ellos”. El actor está solo en escena y compone a esa mujer y también a su hijo: “Hago de los dos y no hago de ninguno. No es ‘ahora soy la montonera y después el hijo’. Obviamente los dos tienen energías distintas. Ella soporta una cantidad de cosas tremendas y durante 45 años no le contó nada a nadie”.
El artista, que se autodirige, promete ser austero y concreto en su puesta y en su actuación. No sucumbirá -asegura- a la “obligación” de atravesar toda la paleta de colores, como muchas veces ocurre en obras de un solo intérprete: “Los actores de unipersonales tienen que estar al palo todo el tiempo: llorar, reír. Hay algo de ponerse por delante, por una cuestión de ego, y decir ‘mirá qué talentoso soy’. No es la idea acá para nada”.
El texto fue coadaptado por Smith junto con la periodista y guionista -y amiga- Teresa Donato. La base fue el libro ‘Desaparecida dos veces’, que Donato publicará el año próximo. “Yo a Tere la amo. Es una gran guionista de televisión, además. Y cuando me contó el material, enseguida me entusiasmé y lo empezamos a adaptar”. ¿Qué se busca lograr con esta historia setentista? ¿Por qué contarla ahora? Smith es claro al respecto: “Yo detesto a la gente que se para en los banquitos y nuestra obra está todo el tiempo jugando con eso: decir, che, en Argentina nos encanta pararnos en banquitos y polarizar todo. Por supuesto, lo que hicieron los militares es imperdonable, la obra ni siquiera entra en eso, pero la idea es tratar de que la gente salga con cierto grado de emoción, que esa emoción les haga alguna vez ponerse en los zapatos del otro. A ella, repito, la trataron de cobarde, de traidora”.
-¿De qué valentía se habla cuando hay una picana de por medio, no?
-Exacto. Yo soy parte de esa generación que desde un teclado y en una red social puede decir cualquier cosa. Está bien que existan películas como ‘Argentina 1985’, por ejemplo, pero algo de la cosa hollywoodense simplifica y tontitfica. A mí me parece que lo interesante es ver la complejidad y, de ninguna manera, vamos a abarcar ni un uno por ciento de lo complejo que debe haber sido estar en el lugar de ella. Me imagino que hacer algo liviano con este tema es mínimamente imposible. -Con ‘Argentina 1985’ se armaba algo muy emotivo, sobre todo con los adolescentes y jóvenes, en los cines.
-Pero mirá: no pasaron ni seis meses y votaron a este señor o a esta señora que visita genocidas.
-Quizá no hayan sido los mismos.
-Yo no creo. Muchos de los que la vieron, los votaron, lamentablemente.
A CANTAR
El segundo gran desafío de estos días tiene a Smith en la piel de un joven que se cree nada menos que la cantante canadiense Céline Dion. La obra, ‘James Brown usaba ruleros’, es de Yasmina Reza y la dirige Alfredo Arias. Tendrá funciones de jueves a domingos a las 20 en el Teatro Sarmiento del Complejo Teatral de Buenos Aires.
“Es la primera vez que actúo bajo las órdenes de Alfredo. Un verdadero placer. Además, el texto es una Yasmina Reza en transición hacia un mayor surrealismo. Me encanta”, señala.
Con humor y cierto disparate, la obra explora cuáles son los límites de la salud mental. “En el original, el personaje del chico no canta bien, es un loquito nada más. Acá mostramos algo más interesante, más complejo, que es que, de repente, él abre la boca y es Céline Dion, canta posta. A todos se les complica un poco más la cosa. No lo pueden encasillar tan fácilmente”.
Smith está apurado, debe ir a uno de los últimos ensayos de ‘James Brown...’. Antes de despedirse nombra a los compañeros con los que comparte escena -Claudia Cantero y Marcos Montes, entre otros-. Dice adiós con una sonrisa. En sus ojos chispeantes, en tanto, se nota la felicidad de meterse en los mundos tan disímiles y atractivos de las dos obras que lo tienen como gran protagonista estos días. Céline o montonera.