PREPARAN UN SINGULAR CONGRESO SOBRE TRES AUTORES CRISTIANOS

Del coraje y lo sagrado

POR EDUARDO B. M. ALLEGRI

Pronto, en algunos días más -el viernes 22 y el sábado 23 del próximo mes de julio-, habrá en Buenos Aires un Congreso Internacional y es una reunión singular por varios motivos.

En primer lugar, porque la iniciativa y la organización la tienen en sus manos jóvenes argentinos distribuidos por varias partes del país. También porque han reunido a un grupo de especialistas locales y del exterior, versados en tres autores ingleses que comparten una característica contracultural: son cristianos los 3 y dos de ellos, católicos.

Gilbert K. Chesterton, John R. R. Tolkien y C. S. Lewis serán el objeto de ponencias y conversaciones de esos dos días, en medio de las cuales también debatirán y expondrán jóvenes ya iniciados en su lectura. Pero lo que se me hace más singular es el coraje.

Nunca es fácil organizar algo internacional desde la Argentina (y menos en estos días), haciéndolo con la pulcritud y seriedad con que lo han hecho. Es tarea para gentes muy animosas y arriesgadas. Sería más fácil si el asunto al cual se convoca fuera un foro de negocios, esos de los que Braulio Anzoátegui decía: "los buenos negocios requieren de olfato; y obligan a taparse la nariz...". Pero tiene que ser mucho más entusiasta el impulso en este caso, porque la convocatoria es para ir al rescate de "Fe, Arte y Mito" (el tema del Congreso), y eso a partir de tres figuras reconocidas en el ámbito literario pero también por la profesión de su fe. La tarea adquiere entonces algunos tintes épicos.

Mito ha sido y es una palabra maltratada, como lo ha sido fantasía. Arte no ha sufrido mejor suerte, ni de pensamiento, ni de palabra, ni de obra. Fe, así con mayúsculas, más aún, y eso porque es en realidad la madre de todas las batallas, particularmente las batallas culturales, que son crueles, muy crueles, y son las que producen el número mayor de bajas, de heridos y hasta de muertos. Claro que solamente impresionan las bajas, los heridos y los muertos cuando sangran. Si no sangran, y andan por la vida heridos o muertos, son como invisibles. Pero que los hay, los hay. Porque si algo han enseñado las obras de Chesterton, Tolkien y Lewis, es que, detrás de lo visible o de lo aparente hay algo invisible, y ver eso que no se ve a simple vista es, precisamente, la finalidad de la Fe, del Arte y del Mito. Y es también lo que autores como ellos han logrado ver, en lo bueno y en lo malo, para rescatar lo que de verdad hay en este mundo sublunar. Y así poder llamar a lo malo o falso, malo o falso. Y a lo bueno y real, bueno y real.

Rescatar los tres asuntos que se propone este Congreso es un acto de valentía y de esperanza, a la vez. Creer que vale la pena de cualquier esfuerzo poner empeño en ese rescate, es una muestra de que la mirada se ha puesto más allá de lo que ven los ojos en las pantallas o más allá de lo que es el credo incrédulo de nuestro tiempo. Un más allá que es hacia donde debería estar puesta la mirada siempre, no importa en qué edad o circunstancia de la vida.

EJEMPLO Y CONTRAEJEMPLO

Resulta que los jóvenes ingeniosos y revoltosos del Mayo francés del "68, copiaron una frase de la tapa de una revista anticlerical de principios de 1900 (La Lanterne) y la pintaron unos setenta años después en las paredes de la Sorbona tomada por los estudiantes durante aquel mes de mayo. Todo ese lío francés, ya se sabe, fue una interna de la izquierda, entre los más radicales. Trotskistas, maoístas y otras capillas, armaron aquel jaleo de los "60, mientras el Moscú soviético de aquellos años miraba sin participar (aunque se frotaba las manos...), y retaceaba la participación de sus satélites franceses, como la CGT que le respondía. El batuque duró un mes y finalmente, como dice una canción de Ismael Serrano, "debajo de los adoquines no había arena de playa...", aspiración algo burguesa y hedonista de aquellos chicos jugando a revolucionarios.

Hay volúmenes enteros de recopilación de aquellas frases y grafitis que llamaban a la revolución y al libertinaje a la vez, cosa curiosa pero comprensible si uno inscribe el batifondo bajo el lema "rompan todo...": "prohibido prohibir", "la imaginación al poder" y cosas así. ¿En qué quedó aquello? Los sesentistas franceses lloran todavía, en cada aniversario de la revuelta, no haber logrado sus objetivos revolucionarios. Lo cierto es que, hayan sido los que hubieran sido, lograron mucho más: queriendo o sin querer, consolidaron las bases de un modo cultural durable que, aumentado y perfeccionado, rige todavía con un poder planetario multiforme y omnipresente.

Pero, ¿cuál era la frase aquella que copiaron los estudiantes de París?: "Le sacré, voilˆ l"ennemi!"

Lo Sagrado: ¡ahí tienen al enemigo!
Y de hecho, según se mire, tenían razón.

En buena medida gracias a ellos, si algo se ha acelerado más que la tecnología y la ciencia en estos casi 55 años últimos es el ataque y la pretendida defenestración sostenida de todo lo sagrado. Desde la vida humana hasta la divinidad, pasando por todas sus adyacencias.

Es eso mismo, lo sagrado (con mayúscula y minúscula), aquello que este torbellino que revuelve el tiempo nuestro quiere demoler, substituir, malversar, envilecer. En muchos casos, y con las cosas creadas, los esfuerzos destructivos consiguen en buena parte su propósito y erosionan o taladran lo sagrado en todo lo que pueden para que desaparezca. Y para poner en su lugar nuevas "sacralidades" substitutas: nuevos presuntos derechos, sedicentes leyes más justas, nuevos paradigmas.

Eso no lo logran con lo Sagrado trascendente, que es de donde proceden todas las demás sacralidades verdaderas. Y no es que no lo intenten: desde lo ritual o lo litúrgico hasta lo doctrinal, lo cultural y aun lo político. Pero ocurre que Dios es indestructible. Se lo puede derogar en un papel, pero no en la realidad. Se puede afear su imagen, pero no su naturaleza.

EL VENDAVAL

Hay que repetirlo: quienes -como los jóvenes que organizaron el Congreso "Fe, Arte y Mito"- resisten el vendaval desacralizador tienen que tener mucho coraje: se oponen a aquellos para quienes lo sagrado es el enemigo. Ese vendaval ocupa más y más rincones de toda cosa y casi no hay actividad a la que esas aguas en torrentes no hayan llegado y pretendido ahogarla o envilecerla. En la educación o en la moda, en Disney o en los parlamentos, en la música o en la economía. Y así siguiendo.
En su poema Eclesiastés, Chesterton dice:

"Hay un pecado: decir que es gris una hoja verde-
y se estremece el sol ante el ultraje;
Hay una blasfemia: implorar la muerte,
pues sólo Dios conoce lo que vale la muerte;
Hay un credo: aun bajo las alas de este mundo terrorífico
no se olvidan de crecer las manzanas en los manzanos.
Hay una cosa necesaria: todo;
-el resto es vanidad de vanidades."

Con la misma idea potente, le habla a estos jóvenes corajudos que están dispuestos a enfrentar con alegría y buen ánimo las "alas terroríficas" que querrían impedir que los manzanos dieran manzanas. Habla de ellos y para ellos cuando dice al final de su libro Herejes:
"Se encenderán fuegos para testimoniar que dos y dos son cuatro. Se blandirán espadas para demostrar que las hojas son verdes en verano. Terminaremos defendiendo no sólo las increíbles virtudes y la sensatez de la vida humana, sino algo más increíble aún: este inmenso e imposible universo que nos mira a la cara. Lucharemos por prodigios visibles como si fueran invisibles.

Observaremos la imposible hierba, los imposibles cielos, con un raro coraje. Seremos de los que han visto y, sin embargo, han creído."
La perseverancia en ese combate frente a la desacralización es ya eso mismo una medalla de honor. Sortear el desaliento o el temor, afirmarse con alegría en sus convicciones profundas y sólidas, soportar la burla, la indiferencia o la persecución. No odiar sino el error. Amar y difundir lo verdadero y lo bueno. Admirar, gozar y procurar la belleza. Verdaderamente, es heroico en estos días.

* Para más Información sobre el Congreso Internacional "Fe, Arte y Mito", consultar en la dirección www.srbombadil.com/congreso.