“De las coaliciones a la colisión, la nueva morfología de la política asiste a un nuevo episodio”. Así lo dimos en llamar en las cuatro ocasiones anteriores donde, en medio de la campaña electoral, se vislumbró un camino con más dudas que certezas en la desembocadura del tablero político que alumbraría en la Argentina, no sólo con el resultado de los comicios, sino con la manera en que ha decidido el gobierno de Javier Milei proponer como escenario a configurar, a partir de sus aciertos y errores.
En las últimas 48 horas, las internas propias y de la oposición mostraron los enormes interrogantes que aún se están gestando sobre cómo se ordenará o no el esquema ya pensando en 2025 y en 2027, aunque suene -realmente lo es- prematuro.
Entre los aspectos que ha dejado esta semana hasta aquí, una de las dudas que se cierne en el horizonte político es si la reducción de la inflación, convertido en un activo innegociable de Javier Milei para poder sostener el apoyo en la opinión pública podría oscurecerse por las consecuencias de la caída de la actividad y la suba del desempleo.
El Indec dio a conocer que la actividad económica ha caído 3,9% en junio y 0,3% en relación con el mes de mayo. Es decir que lo logrado por una lado se podría perder como activo político por el otro. Mientras Alberto Fernández y el peronismo le sigan dando insumos inestimables al gobierno para sostener que, aún en la dureza del rumbo, nada haga pensar en que se podría volver atrás.
PERON DIXIT
Alguna vez, Juan Domingo Perón escribió desde su exilio en Madrid una frase que, como tantas otras, se ha inmortalizado: “Detrás de mí vendrá, el que bueno me hará”. Esa máxima que Perón le atribuyó a los españoles en una carta a Raúl Apold y que ha publicado el dirigente riojano Jorge Yoma en su cuenta de X, se dio en la historia con notable claridad.
La más reciente en 2019 cuando Alberto Fernández pudo ser Presidente porque la memoria de una mayoría de ese entonces quería volver a los tiempos del kirchnerismo tras lo que sintieron como un fracaso del gobierno de Mauricio Macri. Pero quizá, ahora, sea tiempo de repensar aquello que sostenía Perón. No porque nos animemos a desafiarlo, sino porque parece difícil encontrar algo peor que la experiencia Alberto Fernández a la luz de todo lo que va saliendo y, prometen, seguirá apareciendo.
De esto han tomado nota muchos dirigentes con capacidad de orquestar y organizar maniobras políticas. Ha comenzado la búsqueda, tímida por ahora, del nuevo outsider que, llegado el caso, pueda ponerse enfrente de Milei. ¿Nombres? Por ahora hay esbozos, ensoñaciones y creencias sobre quién podría ocupar ese lugar. Lo importante no es hoy saber quién podría ser sino el concepto que anida en un sector importante de la dirigencia opositora que
MARTIN LOUSTEAU
Estos movimientos, tal como lo que se viene observando en los días recientes, está desenganchado de lo que este martes se definió en el senado y es la presidencia de la estratégica comisión Bicameral de Seguimiento de los organismos de inteligencia. Tras idas y vueltas, el senador Martín Lousteau, quien según fuentes del gobierno, tiene más intenciones de confrontar que de acordar, se quedó con la estratégica silla. Desde que la noticia tomó relevancia, la maquinaria de comunicación en las redes que apoyan al gobierno salieron a cuestionar un nuevo acuerdo con el kirchnerismo para que esto suceda. Es decir, que el presidente de la UCR, al que le va mal en las encuestas en la provincia de Buenos Aires al menos, habría comenzado a cerrar todo esto con un histórico en el tema inteligencia que es el diputado Leopoldo Moreau. Habladurías.
Otros conjeturaron sobre negociaciones con un ala de la Libertad Avanza, puntualmente con Santiago Caputo, quien decide sobre el rumbo de áreas más que estratégicas del gobierno. Una de ellas, sabido es, la SIDE.
FONDOS A LA SIDE
¿Qué es lo importante de todo esto, además de los acuerdos puntuales que pueden darse alrededor de temas sensibles como es el manejo de los fondos reservados de la SIDE? Diputados rechazó el DNU que le dio 100 millones de dólares a la SIDE. Es un dato político relevante, pero al mismo tiempo con aspectos a mirar con mayor detenimiento.
Los fondos se enviaron pero que hayan sido devengados, no significa que se gastaron. Son cosas distintas. Para controlar su utilización está la comisión bicameral de inteligencia. Ahora define el Senado. Un dato más, en cuanto a los fondos reservados, la cifra asusta en medio de noticias de ajuste en otras áreas. Pero, si se compara con otros períodos, es bastante menor.
Como escribió Ignacio Zuleta en Clarín el domingo, en los tiempos de Menem, la SIDE contaba con 500 millones de dólares y durante la era Kirchner, con 300 millones de dólares de fondos reservados. Hace tiempo esto lo adelantamos en función de cuál era el objetivo de la utilización de este dinero: ciberseguridad en un contexto mundial muy complejo y con el presidente con aliado con Estados Unidos e Israel.
Quedó claro en la sesión de diputados, como en la conformación de la Comisión Bicameral de Inteligencia, que los alineamientos políticos tienen fronteras muy lábiles y podrían alumbrar los acuerdos más extravagantes e impensados. E incluso más peligrosos para el gobierno que la discusión por los fondos reservados. Como ya dijimos en alguna oportunidad, la política se agrupa ahora, en función de Milei o el anti “mileismo”. Esto deja atrás la lógica de Kirchnerismo antikirchnerismo.
MILEI VS. VILLARRUEL
Tampoco debe desengancharse y ser subestimado el nuevo capítulo de la relación entre el presidente Javier Milei y la vicepresidente Victoria Villarruel.
Detrás de estas idas y vueltas, rumores de enfrentamientos e invitaciones fallidas, hay proyectos políticos divergentes. Ya pensando, no sólo en 2025, sino en 2027. Aunque no le quede cómodo, la suerte política de Villarruel está atada a cómo le vaya a Milei. Despegarse de ese destino es muy complejo y ya quedó demostrado en otros casos de la historia reciente en Argentina. Cuando Carlos ´Chacho´ Álvarez renunció, nunca más pudo construir un espacio propio con posibilidades reales de ser poder otra vez. Lo mismo con Julio Cobos, luego de votar en contra de la ley 125 que lo elevó a la consideración de casi la mitad de los argentinos, su destino no pudo despegar más que para ser diputado o senador. Pero no para ser Presidente de la Nación como quizá soñó o soñaron por él en ese momento. Pero sí conviene mirar los elogios que recibe la actual vice de parte de dirigentes del peronismo. El más novedoso fue el de Sergio Berni días atrás. Antes lo había hecho Guillermo Moreno.
PENSANDO EN LA PROVINCIA
¿Y sí Villarruel está pensando más en la provincia de Buenos Aires que en la presidencia? Algo así como un salto que ya sucedió en otros tiempos. Eduardo Duhalde de vice de Menem a gobernador de Buenos Aires y más cerca el caso de Daniel Scioli -otro ejemplo de guerra abierta con el presidente durante su mandato- que luego terminó siendo gobernador de Buenos Aires 8 años. Si es así, quien aspira a la gobernación debe tener claro que en Argentina, no es garantía de salto a la Presidencia después.