Crean la primera unidad especializada en endometriosis del país
La endometriosis es una de las principales causas de infertilidad en las mujeres, además de provocar un intenso dolor crónico, tan fuerte que ciertos países la han declarado una enfermedad incapacitante (Colombia, por ejemplo, muy recientemente). Su incidencia en mujeres en edad reproductiva es altísima: se estima que 1 de cada 10 sufre esta dolencia, y aunque habitualmente se manifiesta entre los 15 y los 49 años, en algunos casos puede persistir -o incluso comenzar- después de la menopausia. Según datos de la Asociación Mundial de Endometriosis, en todo el mundo 176 millones de mujeres padecen endometriosis.
La comunidad médica todavía estudia su alcance y particularidades: queda mucho por conocer sobre la endometriosis que, en promedio, tarda entre cinco y siete años en diagnosticarse, en tanto a menudo se confunden sus síntomas con los habituales del período menstrual femenino. Esta demora conlleva consecuencias físicas y psicológicas, a raíz de los dolores crónicos, los problemas de fertilidad y la incertidumbre de las mujeres.
Consciente de esta grave problemática, el Hospital Universitario Austral inauguró la primera unidad especializada en endometriosis que ofrece un servicio integral para el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad en el país. Su equipo interdisciplinario de especialistas trabaja en conjunto para dar un diagnóstico preciso y rápido y así simplificar el proceso de atención. De este modo, la Unidad de Endometriosis y Dolor Pelviano Crónico del Hospital Universitario Austral optimiza los tiempos de diagnóstico y, de requerirse, de la cirugía.
“Se calcula que más de la mitad de las pacientes que buscan embarazo sufren algún trastorno de endometriosis”, afirma el doctor Gustavo Rebagliati, jefe de Cirugía Endoscópica Ginecológica del Hospital Universitario Austral y director de la Unidad de Endometriosis. Sobre esta última, explica el doctor: “Nuestro equipo está integrado por ginecólogos, cirujanos ginecológicos, coloproctólogos, kinesiólogos de piso pelviano, imagenólogos, entre otras especialidades. La intención es abordar la enfermedad desde todos los ángulos posibles, en el menor tiempo posible, en un mismo lugar”.
“Hay pocas unidades en el mundo que trabajan de este modo: en forma coordinada, todas las especialidades entre sí y en el mismo día”, recalca el Dr. Rebagliati, y añade: “Tratándose de una patología de difícil abordaje, este enfoque integral resulta clave para lograr resultados que mejoren la calidad de vida de las pacientes, sus posibilidades de planificación familiar y su salud integral. Nuestro lema es ‘hacer fácil algo realmente muy complicado’”.
¿QUÉ ES?
La endometriosis se produce cuando se genera un tejido similar al endometrio (capa mucosa que reviste internamente el útero) que, en lugar de crecer en su interior, se aloja por fuera del útero; por ejemplo, en órganos del abdomen (trompas de falopio, ovarios, peritoneo, ligamentos o en el aparato intestinal). Esto genera dolor y problemas en el correcto funcionamiento del órgano, ya que al no desprenderse como lo haría normalmente durante el ciclo menstrual, el tejido endometrial crece donde no debe y provoca una inflamación dolorosa con fibrosis y retracción.
Se trata de una patología crónica, poco estudiada, que actualmente no tiene cura. Se caracteriza por causar dolores muy agudos en distintas partes del cuerpo, principalmente en la pelvis, durante la menstruación, durante las relaciones sexuales o, incluso, al ir al baño. Además, genera intensos sangrados durante la menstruación, causa dolor pélvico crónico, distensión abdominal, náuseas y fatiga. Asimismo afecta la calidad de vida de muchísimas mujeres, que terminan por acomodar su rutina para convivir con los dolores intensos e inesperados, la ansiedad y el cansancio. También aumenta el riesgo de infertilidad.
EN PRIMERA PERSONA
“El doctor Gustavo Rebagliati una vez me dijo: ‘Sufrir no es normal’, palabras que he hecho propias y que repito a todas las mujeres de mi círculo que padecen dolores crónicos. Si no la detectás a tiempo o caés en manos inexpertas, la endometriosis pone en juego no solo tu calidad de vida: es además una de las principales causas de infertilidad en mujeres. Y la gran mayoría no lo sabe, lo desconoce, algo que también incluye a médicos ginecólogos, aunque resulte difícil de creer. Por eso, la importancia de consultar a profesionales que saben del tema y tienen experiencia es crucial: no hay retorno para una operación mal hecha, para un caso mal tratado”, recuerda Patricia Simionato, de 38 años.
“Antes de descubrir que tenía endometriosis, viví durante años con dolores y malestares. Mi entorno me decía que era genético, que no había nada por hacer. Yo misma lo normalicé, y lograba atravesarlos mes a mes con medicación. Pero cuando decidí ser mamá, los dolores se tornaron realmente insoportables. En esos días, no podía ni caminar ni manejar ni seguir con mi vida cotidiana”, continúa.
Simionato relata que entonces recurrió a su ginecóloga, quien le realizó una serie de estudios. “Viendo que todo ‘estaba bien’, me derivó a un gastroenterólogo, y así comencé a ir de médico en médico, con distintos especialistas que no lograban dar con el diagnóstico correcto, me indicaban diferentes drogas, sin que hubiese mejoría alguna. Por el contrario: el cuadro se intensificaba cada vez más. Realicé entonces una consulta con un ginecólogo del Hospital Universitario Austral, que me derivó a Gustavo Rebagliati, especialista en endometriosis. El día 1, el doctor me hizo un chequeo y pudo determinar qué me pasaba; tenía, ¡por fin!, un diagnóstico. Preocupado por el tiempo transcurrido, Rebagliati rápidamente programó mis cirugías, que fueron dos porque ya tenía afectados los intestinos”, .
En el Hospital Universitario Austral, todo el equipo estuvo atento y preocupado en todo momento por mi bienestar, porque no sintiera dolor, porque no tuviera dudas, por no dejar ningún aspecto librado al azar. Me sentí no solo bien atendida sino también cuidada y de alguna manera ‘salvada’. Me explicaron cada detalle de lo que tenía por delante, me dieron seguridad y no permitieron que continuara sufriendo.
Mi calidad de vida no solo mejoró un 100 % sino que, además, como siempre digo, les debo tanto al Hospital Universitario Austral como al doctor Rebagliati haber tenido a mi hijo. Porque, a pesar de las cirugías, pude rápidamente ser mamá.
Mi tratamiento actualmente es con medicación y un control de rutina anual, donde además me realizan ecografías especiales con profesionales muy preparados para detectar posibles nuevos focos”, finaliza.