Contra el feminismo cancelador

Pola Oloixarac cierra un año en el que, con la publicación de la novela Bad hombre, se animó a trazar una mordaz comedia -basada en hechos reales- sobre el feminismo cancelador y sus denuncias falsas, un fenómeno revulsivo, típico de estos tiempos, pero del que casi no se habla (o no se permite hablar).

Entre 2016 y 2018 Oloixarac (Buenos Aires, 1977) recibió una serie de mensajes enviados por mujeres que le pedían ayuda para castigar a ciertos hombres a los que acusaban de violencia y abusos.

En pleno auge del lema “hermana, yo sí te creo” y la efervescencia feminista en las redes sociales, la escritora se reunió con ellas y, de forma más discreta, con los hombres a los que acusaban.

"Tenía la sensación de que no se podía hablar de eso y esa situación de clandestinidad me empezó a obsesionar", explicó en una reciente entrevista concedida en España, donde vive desde 2020.

Ella misma sufrió los efectos de la cancelación cuando, en un viaje a Berlín, los organizadores del encuentro al que había sido invitada y sus editores alemanes recibieron una carta donde se la tachaba de "negacionista".

"Siempre me pareció que había una presión social asociada a las cancelaciones, pero en el momento en que la vivo yo, siento como que estoy atrapada dentro del párrafo de otra persona, que otra persona me ha convertido a mí en un personaje de una novela que yo no puedo controlar y eso me pareció súper literario", explicó.

De allí surgió Bad hombre (Literatura Random House), que toma su título de una expresión acuñada por Donald Trump para referirse a los latinoamericanos residentes en Estados Unidos. En su libro Oloixarac la utiliza para aludir a los hombres acusados por ciertas feministas militantes y organizadas.

Aunque la ironía y el espíritu provocador de su escritura pueden hacer creer lo contrario, la autora subraya que todo lo que relata en la novela, incluyendo los diálogos, es real.

Desde un historiador francés que vio arruinada su carrera académica tras ser acusado de forma anónima de acosar a una chica en Internet, a un periodista argentino, prototipo del macho, que cayó en desgracia cuando traicionó a su amante, una influyente figura del feminismo porteño.

"Este feminismo -aclara la autora- dice cosas como que todos los hombres son violadores en potencia, y me parece una afirmación nefasta que no solamente no justiprecia al hombre que hace las cosas bien, sino que termina normalizando la violación, que es lo peor que puedes hacer".

Oloixarac también se confiesa sorprendida de que un movimiento exportado desde Estados Unidos haya "calado tan fuerte en la izquierda", tanto en España como en la Argentina.

"El feminismo es la revolución más importante de nuestro tiempo, lleva 50 años, pero este último feminismo importado de Estados Unidos, con características woke y puritanas, tiene muchísimos problemas y creo que vale la pena hablar de ello", opinó.