Por Eduardo A. Fondevila Sancet *
Cada 2 de abril, es una jornada de recogimiento, de reflexión, de anhelos y de fortalecimiento de nuestras convicciones patrióticas, en la que rendimos homenaje a los veteranos, a los caídos y a sus familiares, a estas personas que con profundo amor a la Patria ofrendaron sus vidas, en defensa de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes.
Y así, una vez más, ratificamos como hace ya casi 200 años, el reclamo por el ejercicio de la plena soberanía argentina en dichas islas y sus espacios marítimos.
Este hito, tanto ayer como hoy, nos tiene aferrados espiritual y racionalmente. A todo el pueblo argentino se nos hizo carne en una verdadera causa nacional.
A 43 años de aquella gesta, el paso del tiempo nos ha permitido, gradualmente, una valoración más justa, profunda y elevada de los que combatieron en condiciones muy desfavorables. Considero importante algunas reflexiones…
PERSPECTIVA AMPLIA
Resulta necesario, hoy en día, ya pasadas más de cuatro décadas, poder dimensionar con una perspectiva amplia la importancia de la recuperación y defensa de nuestras islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y sus mares correspondientes, así como la profunda entrega que realizaron todos sus combatientes.
La usurpación británica de las Islas en 1833, que suman alrededor de 15.000 km2 de tierra, se convirtió, tan solo seis meses después de los combates, en diciembre de 1982, en 1.800.000 km2, por simple aplicación del nuevo derecho internacional, la Ley del Mar. Hoy dicha usurpación asciende a aproximadamente 2.600.000 km2 (casi “otra Argentina” continental en el mar) con la extensión de la plataforma continental. La corona británica siempre lo supo. ¡En aquellos momentos, muchos de nosotros, y la mayoría de los argentinos, no teníamos conciencia de la importancia futura de las Islas y la Antártida! Aún hoy muy pocos argentinos saben por qué estuvimos defendiendo lo nuestro en 1982 contra los usurpadores anglosajones, sobre nuestros derechos, su situación histórica, la profunda desatención del Reino Unido al reclamo argentino, el progresivo deterioro de las relaciones, así como el tamaño y gran valor de esas extensiones geográficas terrestres y marítimas.
Pasaron 149 años de historia desde la invasión de 1833 hasta 1982, con infructuosos reclamos diplomáticos argentinos ante el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. ¿No fue ese largo tiempo un gran motivo e incentivo para demostrarle a la Corona Británica, de una vez por todas, nuestra determinación?
¿Cómo manifestar a los otros Estados del mundo, a quienes les pedimos permanente apoyo en las votaciones de la Organización de las Naciones Unidas, que para Argentina esos más de 2 millones y medio de km2 de jurisdicción insular y marítima son de soberanía argentina por historia y derecho, y muy importantes para las necesidades de los argentinos?
¿Cómo haber incorporado en la actual Constitución Nacional, si no era con el incentivo de esa “batalla” y la entrega de los combatientes, la Disposición Transitoria Primera, declaratoria de los legítimos e imprescriptibles derechos argentinos sobre las Islas, que nos obliga a ser consecuentes con los derechos argentinos, nuestra historia, nuestros muertos y nuestra condición de pueblo que quiso ser una nación libre e independiente en este mundo desde 1816?
POLITICA Y COMERCIO
Vale recordar que, desde nuestra independencia, la historia siempre estuvo muy ligada a la política y el comercio británicos. Muchos argentinos son descendientes de británicos. Hay gusto por la cultura inglesa. Así, nuestras mentes fueron influenciadas por el poder blando del adversario británico antes y después de 1982.
Pero la Corona británica demostró que “las Islas no se negocian”.
Campañas persuasivas abiertas y encubiertas denostaron a nuestros combatientes y decisores de aquel tiempo, y dispusieron actitudinalmente a varios a favor del Reino Unido o en forma complaciente.
Para la corona británica, titular en estos tiempos de 15 Estados, la disputa inequívocamente continúa por todos los medios. Así como durante 1806 y 1807 en las invasiones inglesas sobre Buenos Aires, en 1833 sobre Malvinas y en 1845 llegando a la Vuelta de Obligado, el Reino Unido fue y es un imperio sustentado en el uso permanente de todos los recursos, incluso la guerra; también el comercio, el dinero y la manipulación psicológica para dominar el factor social de quienes no ceden frente a su accionar. Así es como nos conforman tan solo
con el deseo de paz.
“QUISIMOS CAMBIAR LA HISTORIA”
Fuimos parte de las Fuerzas Armadas con que recuperamos las islas el 2 de abril. Las mismas fuerzas que, con los mismos pilotos de la Armada, la Fuerza Aérea y sus aviones, hundieron miles de toneladas de buques británicos. Así como el submarino que puso en jaque a la flota invasora y las Fuerzas Armadas y de Seguridad en tierra que defendieron hasta el último aliento, en innumerables situaciones, las colinas de Malvinas y Puerto Argentino.
En 1982 quisimos cambiar la historia y no pudimos, su agresión continúa.
Este aprendizaje es muy importante, puesto que quedó perfectamente claro que en las funciones de la Defensa Nacional no se puede improvisar. Aprendimos que teniendo más de 6 millones y medio de km2 de mar jurisdiccional que duplican a las superficies argentinas terrestres, es indispensable identificar clara y permanentemente las agresiones y amenazas para saber cómo enfrentarlas.
Creo firmemente que todos los veteranos de Malvinas, aún con un sinnúmero de situaciones diferentes en la contienda de 1982, según las circunstancias que a cada uno nos rodearon, deseamos prácticamente lo mismo: recuperar nuestras Islas para los argentinos y honrar la entrega de nuestros camaradas fallecidos.
Pero tanto hoy como mañana, nadie tendrá lo que no quiere, ni nadie querrá lo que no conoce. Tenemos que conocer más. Como dice la Constitución, la recuperación “es un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.”
Es hora de que cambiemos nuestra perspectiva de la significancia de aquel conflicto de 1982. No perdimos una guerra salvo que la demos por terminada. La victimización no sirve para nada. Creo que debemos celebrar, con autoestima, resiliencia y renovado espíritu malvinero, cada aniversario de aquellos días únicos en nuestra historia. Comparto la idea de seguir esforzándonos, generación tras generación, hasta persuadir con todos los medios al agresor británico de que le conviene negociar pacíficamente la soberanía de nuestras islas.
Deseo recordar que el valor de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur no solo está dado por los habitantes isleños, la pesca, el petróleo, el gas, los minerales y la conocida lana de sus ovejas, sino por su posición estratégica para el control de los pasajes interoceánicos y el Atlántico Sur, así como determinar proyección y demanda de soberanía sobre la Antártida. Para la Argentina, implicaría ceder, cuando cambien las reglas de juego del actual Tratado Antártico, gran parte de su millón y medio de km2 terrestres y casi 3 millones de jurisdicción marítima del Sector Antártico Argentino.
CONCLUSION
Como argentino y veterano, retransmito nuestro más profundo agradecimiento a los 649 argentinos que entregaron sus vidas luchando por una causa tan justa, como es la de recuperar a nuestras Islas del Atlántico Sur. Entre ellos, perdí a varios compañeros y amigos que ofrendaron su vida a la Patria. Extendemos este agradecimiento a sus familias que desde aquel entonces lamentan tan valiosa pérdida.
Saludo con un afectuoso abrazo a todos los veteranos. Con la dedicación y el fervor de sus organizaciones mantienen en alto al espíritu malvinero y la acción en favor de la causa. El saludo y agradecimiento es especialmente extensivo a todas nuestras familias y amistades, quienes nos apoyaron y esperaron.
Un fraternal abrazo a todos los argentinos que están dispuestos a obtener con esfuerzo y unidad lo que queremos como Nación.
En este día inolvidable, los que fuimos participes de esta guerra, recordamos con recogimiento y elevamos una plegaria para todos aquellos héroes que, al final del conflicto, no retornaron a casa y quedaron, tanto en la tierra como en el mar, para siempre resguardando ese pedazo de suelo patrio irredento.
Para los que sí retornamos, nos queda la tarea diaria de trabajar duro, hasta nuestro último aliento, para recuperar nuestras Islas y crear consciencia y memoria en las nuevas generaciones, de lo que significan las Islas Malvinas, Georgias, Sándwich del Sur y sus mares correspondientes para el pueblo Argentino. Abrazo fraternal para mis camaradas y vaya un fuerte y sentido: ¡¡VIVA LA PATRIA!!
* Vicealmirante VGM (RE). Se desempeñó como Subjefe del Estado Mayor General de la Armada Argentina y Subjefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Es Especialista en Ingeniería de Automatización Industrial por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires y Licenciado en Sistemas Navales de Propulsión por el Instituto Universitario Naval. Durante la Guerra de Malvinas de 1982 cumplió funciones como Guardiamarina a bordo del Aviso A.R.A. “ALFEREZ SOBRAL” que recibiera el ataque de helicópteros de la Royal Navy durante una misión de rescate de pilotos de la Fuerza Aérea Argentina.