La ópera fue creada en el Reino de Florencia. Hoy, esta, es una ciudad de la Italia unificada. Nació la opera casi cien años después del descubrimiento de América, en 1560 o 1570.
Sus autores querían revivir la gloria del antiguo teatro griego, pero dándole un lugar privilegiado a la música. Luego, Venecia reemplaza a Florencia, impulsada por una figura fundamental de la música: Claudio Monteverdi. Y en Venecia precisamente, se abrirá la primera sala para ópera.
Luego Nápoles, que también era un reino en aquel tiempo, reemplaza a Venecia. Y aquí surge otro grande, Alessandro Scarlatti, padre de Doménico Scarlatti. Después la ópera llegará a Alemania, a Francia, a Inglaterra.
Y aparecen los grandes compositores. Y adquieren renombre universal los italianos Verdi, con ‘La Traviata’, ‘El Trovadore’ o ‘Rigoletto’, Puccini con ‘Tosca’ o ‘La Boheme’, Leoncavallo con ‘Il Pagliacci’, Rossini con ‘El Barbero de Sevilla’, el francés Bizet con ‘Carmen’, el austríaco Mozart con ‘Don Giovanni’, y muchos otros.
En cambio, en nuestro país, muy pocos compositores argentinos han compuesto óperas; y de estos pocos, sólo algunos lograron ver su obra representada en el Teatro Colón.
Entre ellos -todos con obras creadas en la segunda mitad del siglo XX- podemos mencionar a Felipe Boero, con su ópera ‘El Matrero’, Alberto Ginastera, Juan José Castro y Héctor Panizza con su muy conocida ‘Aurora’, compuesta en la primera mitad del siglo XX.
Pero hay otra ópera, muy anterior a todas las mencionadas, que mereció el honor de ser la primera de un autor argentino estrenada en el Teatro Colón. Aclaramos que algunos críticos opinan que no era exactamente una ópera, sino, una fantasía lírica en tres actos.
Se estrenó en momentos en que se desarrollaba la Primera Guerra Mundial. Había sido compuesta en el año del comienzo de la misma: en 1914. Su autor tenía 33 años cuando la compuso y se llamó Carlos López Bouchardo. No fue este un compositor de óperas. Y la única que compuso, se la catalogó –como ya mencionamos- como Fantasía Lírica.
Pero Carlos López Buchardo fue un grande de la música argentina, y está a la altura de los compatriotas a que aludimos antes. Creó música para piano, obras sinfónicas como ‘Escenas Argentinas’, que fue estrenada en Europa por el famoso director de orquesta austríaco, Félix Weingartner. También compuso música folklórica y canciones como ‘Prendidita de la Mano’.
Una de sus piezas tuvo, hace décadas, enorme popularidad: Se llamó ‘La canción del Carretero’, con letra de Gustavo Caraballo cuyo primer verso decía. “En las cuchillas se pone el sol...”.
Escribió también numerosas comedias musicales. Fue en lo institucional, Director del Conservatorio Nacional de Música y Director también de la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad de La Plata.
Fue un romántico en su música y en su corta vida, pues falleció un 21 de abril de 1948, meses antes de cumplir 60 años. Y una circunstancia para la que no encuentro explicación racional.
López Buchardo decía en un reportaje periodístico, que admiraba especialmente a dos grandes pintores argentinos: Raúl Soldi y Juan Carlos Castagnino.
Mencionamos recién que López Buchardo falleció un 21 de abril de 1948. Y un 21 de abril de 1972, muere Castagnino 22 años después de este, en 1994, fallece, también ¡un 21 de abril!, Raul Soldi. ¿Coincidencia? ¿destino? ¿casualidad solamente?, ¡quién pudiera saberlo...!
Y cerramos con un aforismo final: “Los grandes del arte no necesitan biografías. Tienen sus obras”.