Siete días de política

Campaña con dólar bajo control y sistema político anarquizado

El nuevo esquema cambiario consolidó la estabilidad y mejoró la perspectiva electoral de Milei. También juega a su favor el ocaso de los liderazgos de Mauricio Macri y Cristina Kirchner.

El nuevo sistema cambiario consolidó la estabilidad y mejoró la perspectiva electoral de Milei. También juega a su favor el ocaso de los liderazgos de Mauricio Macri y de Cristina Kirchner.

La campaña no arrancó formalmente, pero sus actores principales ya están sobre el escenario y son, en algunos casos, inesperados. La semana última irrumpió la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, con un público apoyo al plan económico argentino. Reclamó, además, que “la voluntad de cambio no se descarrile”.

Cristina Kirchner y Axel Kicillof suspendieron por un rato el tironeo en el que están trenzados para indignarse a coro y considerar las palabras de Georgieva como una intromisión en el proceso electoral. CFK opinó que la funcionaria pedía votar por los candidatos de Milei, mientras Kicillof habló de “escándalo”.

Georgieva aclaró que sus palabras habían sido una advertencia a la Casa Rosada para que no incurra en medidas electorales populistas, pero nadie le creyó, porque el FMI ya votó por Milei y Caputo otorgándoles un préstamo holgado que les permitió evitar la devaluación.

La decisión del organismo no pudo ser más clara. Cuando los mercados le exigían a Milei-Caputo “show me the money”, el Fondo puso una montaña de dólares para resistir cualquier corrida. Y el martes pasado, cuando vio que algunos sectores presionaban todavía por la devaluación, salió directamente el secretario del Tesoro a garantizar más ayuda financiera para la Argentina en caso de crisis global.

Ni el FMI ni la administración Trump parecen demasiado inquietos por la reacción del peronismo, que ya había dicho públicamente que desconocería cualquier acuerdo con el organismo en caso de llegar al poder. A pesar de la amenaza, el préstamo no sólo fue concedido, sino también por una cifra muy superior a la que anunciaban los medios.

Esto le permitió al equipo económico pasearse en los últimos días confiadamente por Washington explicando que, en caso de una corrida contra el peso, cuenta con dólares suficientes para absorber toda la base monetaria. Insistió, además, con que el dólar tenderá a acomodarse en la base de la franja porque ingresarán más temprano que tarde dólares por la cosecha -aunque el sector arrastre los pies a la espera de una mejor cotización-, porque habrá mayor ingreso de capitales y por los aportes del sector energético. Adicionalmente el recorte del gasto público le permitirá al Central sacar pesos de la calle (ver “Advertencia al campo”).

Como en toda campaña se trata de una batalla por la credibilidad y sobre el futuro. En los dos casos parece ganar terreno el oficialismo, porque los vaticinios catastróficos fracasaron de hecho y el plan de tres fases se cumplió. El Presidente abusa del escarnio para los profetas ineptos, pero es irrelevante. Lo fundamental es que la credibilidad quedó de su lado y eso debilita a los candidatos de una oposición con dos frentes: el macrismo y el PJ. Esto inicialmente representa una anomalía: no hay polarización sino tres actores de los cuales dos están en retirada.

Las causas de este fenómeno son la anarquía de las estructuras partidarias y la obsolescencia de los liderazgos de las últimas décadas.

En el caso de Macri, la situación es desesperada como demostró la calificación de “vendidos” a los dirigentes que quieren una alianza con Milei sin más demoras en la provincia de Buenos Aires. Hay todavía un silencio prudente de quienes creen usable la marca PRO, pero no se prolongará por mucho tiempo.

Durante la semana hubo una reunión de intendentes bonaerenses del partido en la que quedó a la vista el malestar por lo que consideran la inminente pérdida de una oportunidad histórica de derrotar al peronismo en su principal bastión.

En el Gobierno opinan que por más que Macri amenace con romper el frente antiperonista, la polarización se producirá igual y la víctima será el partido amarillo. Están convencidos de que en CABA el PRO saldrá tercero porque dejó de ser símbolo de cambio. A lo que hay que agregar que el Presidente hará campaña en CABA junto a Manuel Adorni.

Más allá de los detalles, lo central es que le resulta difícil a Macri explicar cómo teniendo los mismos objetivos e ideas, pone en jaque al Gobierno y favorece el triunfo del PJ en un distrito que le ha sido históricamente adverso. La oposición peronista puede apostar abiertamente al fracaso del plan de estabilización y el estallido de una nueva crisis, pero Macri no está en condiciones de imitarla sin arriesgarse al suicidio político. Esto no quiere decir, de todas maneras, que el peronismo la tenga más fácil. Kicillof y Cristina Kirchner se enfrentan este año en un adelanto de la interna para las presidenciales 2027. El que gane pondrá al candidato. Eso es lo que se votará en la provincia de Buenos Aires, con el antecedente de que el último candidato que puso CFK fue Alberto Fernández, uno de los factores decisivos de la llegada de Milei al poder.