Cambiemos no pudo sesionar para tratar la reforma previsional en medio de un escándalo
La coalición oficialista Cambiemos debió levantar la sesión especial para debatir la reforma previsional en la Cámara de Diputados debido al nivel de violencia que se suscitó dentro del recinto de sesiones, cuando los opositores interrumpieron a los gritos la deliberación con el argumento que no se había llegado al quórum.
En ese contexto, algunos legisladores del interbloque Argentina Federal, que habían dado quórum y que responden a gobernadores peronistas, decidieron retirarse del recinto. Así, Cambiemos se quedó sin el piso necesario de 129 bancas para abrir la deliberación.
En medio de los gritos de los opositores parados al lado de sus bancas, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, dijo que "lo peor que se puede hacer es sesionar en medio de este ambiente de violencia, y la violencia se opone a la Constitución". Y propuso levantar la sesión.
Previo a que el presidente del cuerpo, Emilio Monzó, anunciara que se había logrado reunir los 129 legisladores para sesionar, el titular del bloque del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, ya había pedido que "se levante la sesión porque se vence el plazo de media hora establecido en el reglamento". La sesión había sido convocada para las 14.
El pedido de Rossi fue rechazado en ese momento por Carrió, quien se dirigió a Rossi y le recordó "que con el kirchnerismo muchas veces esperamos más de una hora y media hasta que se reunió el quórum".
Carrió fue entonces interrumpida a los gritos por la diputada de Libres del Sur Victoria Donda, que hoy apareció en muletas debido a que ayer sufrió golpes en los incidentes que hubo con fuerzas de seguridad en las inmediaciones del Congreso.
Pero cuando parecía que la sesión iba a comenzar, los camporistas Horacio Pietragalla, Andrés Larroque y Máximo Kirchner se fueron encima de Monzó y comenzaron a increparlo, al tiempo que el recinto se transformaba en un griterío y en un escándalo, como no se vio en los últimos años en la Cámara.
En uno de los momentos más tensos, asistentes de la Presidencia de la Cámara baja tuvieron que contener físicamente a Monzó, que se levantó de su asiento y lanzó un manotazo al aire y en dirección al ahora kirchnerista Leopoldo Moreau, que lo había tratado reiteradamente de "pelotudo" y de "hijo de puta", desde pocos centímetros de distancia.
Posteriormente, la presidenta del bloque del Frente Renovador, Graciela Camaño, planteó que no se podía sesionar "con un Congreso "militarizado y con la represión que hay en calle", y le pidió a Monzó que "no le dé vuelta al reglamento, que aquí no hubo quórum".
Tras la propuesta de Carrió, Monzó levantó la sesión a las 15.09, lo que motivo un desbordante festejo con abrazos incluidos entre kirchneristas, massistas, progresistas e izquierdistas.
Al término de la reunión, desde Cambiemos aclararon que, más allá del levantamiento de la sesión, reunieron el quórum de 129 diputados (aunque sólo por siete segundos), con la presencia de legisladores propios, de los diputados del bloque de Martín Lousteau y de representantes de gobernadores opositores.
En ese sentido, desde Cambiemos negaron que para conseguir quórum el oficialismo haya apelado a legisladores que aún no han jurado: "No es cierto que haya habido dos diputados que no han jurado todavía. Nunca se sentaron en la banca, estaban esperando que se los citara", explicaron voceros del interbloque.
La decisión de levantar la sesión obedeció en gran parte a lo que sucedía en los alrededores del Congreso, donde se registraban quema de contenedores de basura, piedrazos y corridas.
Grupos de manifestantes, en su mayoría portando banderas del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), del Partido Socialista de los Trabajadores (PTS) y del Polo Obrero, intentaron derribar vallados para impedir el tratamiento de la reforma previsional en la Cámara de Diputados.
El operativo de seguridad montado desde las primeras horas de la mañana en la zona del Congreso nacional, que incluyó el cierre del tránsito por completo en las avenidas Entre Ríos y Callao, y sobre las calles Rivadavia, Combate de los Pozos e Hipólito Yrigoyen, enardeció a los militantes, que reclamaban poder llegar a las puertas del Parlamento.
Cerca de las 14, hubo incluso forcejeos con diputados del Frente para la Victoria que denunciaban que los alrededores del Congreso se habían "militarizado".
Desde Cambiemos, el propio jefe de la bancada del PRO, Nicolás Massot, salió a las puerta de la Cámara baja para tratar de apaciguar los ánimos y pedir que el debate se diera en el recinto y no en las puertas del Congreso.
Ya suspendida la sesión, agentes de la Policía Federal y de la Gendarmería desalojaron, pasadas las 16.25, al grueso de los manifestantes que estaban apostados en la Plaza de los Dos Congresos e intentaban derribar los vallados.
Esa acción conjunta incluyó el avance de una brigada de motociclistas y el disparo de balas de goma y gases lacrimógenos.
Sobre los incidentes, el jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, aseguró que en la Cámara baja había una voluntad mayoritaria de sesionar para respaldar el tratamiento de la reforma y acusó a diputados opositores de actuar como "piqueteros" en el recinto para impedir su debate.
"Hubo diputados de la oposición que hoy se convirtieron en verdaderos piqueteros e impidieron que se sesionara. Había una voluntad mayoritaria de tratar el proyecto porque lo querían acompañar. Al punto de que hubo quórum en dos oportunidades en el recinto", señaló Peña en una rueda de prensa en Casa de Gobierno.
También volvió a respaldar la iniciativa del oficialismo y anticipó que no habrá cambios en el proyecto porque "sería muy triste para la democracia que la extorsión de los violentos modifique un diálogo y un debate".