Borghi, Platini y la final más hermosa
El baúl de los recuerdos. En 1985 Argentinos Juniors y Juventus le dieron vida a un partidazo para definir el ganador de la Copa Intercontinental. Ganó la Vecchia Signora desde los doce pasos en un duelo inolvidable.
De un lado, Claudio Borghi, un diamante en bruto; del otro, Michel Platini, francés de talento único.Así se planteaba el duelo entre Argentinos Juniors y Juventus por la final de la Copa Intercontinental de 1985. Nadie esperaba que ese modesto equipo de La Paternal que unos meses antes había ganado la Libertadores estuviera en condiciones de jugarle de igual a igual a ese opulento conjunto italiano acostumbrado a saborear las mieles del éxito. Sin embargo, las huestes de José Yudica tuvieron una actuación espectacular y pusieron contra las cuerdas a la Vecchia Signora, que terminó imponiéndose en la definición por disparos desde el punto penal luego del 2-2 en 120 minutos de fútbol de alto vuelo.
Jugaba muy bien Argentinos. Como si entendiera que era posible aunar la efectividad con la belleza, ese equipo que Yudica había heredado de Roberto Marcos Saporiti se desplazaba con distinción en la cancha y definía con precisión cada vez que se le presentaba la oportunidad. Cuando estaba el Sapo como técnico, era un conjunto brillante pero tal vez más contundente por la presencia de Pedro Pablo Pasculli en el centro del ataque. A las órdenes del Piojo, y ya con el Bichi afianzado como titular, el estilo se mantuvo con matices diferentes, justamente porque Borghi no era un goleador nato, pero se asociaba en el juego colectivo con armadores como el Panza Mario Hernán Videla y el Nene Emilio Nicolás Commisso.
Ver en acción a ese Argentinos era un lujo para los ojos. Desbordaban permanentemente el Pepe José Antonio Castro y Carlos Ereros, grandes exponentes entonces de una clase que lamentablemente se extinguió para siempre: la de los punteros. Videla y Commisso jugaban y corrían. Y jugaban muy bien. Los respaldaba el Checho Sergio Batista, un notable mediocampista central. En el fondo surgía la clase imperecedera de Jorge Olguín, la firmeza de José Luis Pavoni, la marca y la proyección de los laterales Carmelo Villalba y el Ruso Adrián Domenech. Además contaba con un buen arquero como Enrique Vidallé. Y claro, estaba Borghi…
Juventus bailaba la música que componía Platini. El francés fue uno de los mejores futbolistas de la década del ´80. Lúcido creador y certero goleador, firme liderazgo… era un fenómeno. Lo acompañaba el danés Michael Laudrup, otra estrella. En la retaguardia Gaetano Scirea daba lecciones de cómo debía actuar un líbero y el flanco izquierdo lo custodiaba Antonio Cabrini, uno de los más destacados en su puesto en esos años.
Desde temprano los de Yudica dejaron en claro que no le temían a su adversario. Si hasta el irrespetuoso Borghi sorprendió con un intento de gol olímpico conjurado por el arquero Stefano Tacconi… Era atrevido el Bichi. También lo era Argentinos.
El partido avanzaba con dominio alternado. Los dos equipos perseguían la victoria con idéntica ambición y respeto por la pelota. Olguín encontró a Videla libre y le alcanzó el balón. El Panza sacó un pase perfecto para la entrada de Ereros, quien definió por encima de la cabeza de Tacconi, quien salió apurado y mal.
Un rato después, Aldo Serena -el mismo al que Sergio Goycochea le atajó uno de los penales en el duelo con Italia en el Mundial ´90- se dejó caer en el área ante un mínimo choque con Olguín y el árbitro sancionó un penal que Platini transformó en el empate. Argentinos no acusó el impacto y siguió buscando. El Bichi, actor principal del duelo junto con el francés, le despejó el camino al gol a Castro con un pelotazo exacto. El Pepe corrió y desde un ángulo muy cerrado batió al arquero. Faltaba un cuarto de hora para que los bichitos colorados consumaran la mayor hazaña de su historia. Un hazaña impensada, por cierto.
Pero Laudrup se iluminó, se encontró con Platini y cuando recibió la pelota gambeteó a Quique Vidallé y estableció la igualdad con apenas ocho minutos de acción por delante. El 2-2 no se quebró ni siquiera en la media hora de tiempo suplementario. Llegó la definición desde los doce pasos. Acertaron Olguín y Juan José López -un relevo veterano y sabio-, pero fallaron el Checho Batista y Pavoni. Del lado italiano, marcaron el zaguero Sergio Brio, Cabrini, Serena y Platini. Juventus campeón. A Argentinos le quedaba el orgullo de haber estado a la altura de las circunstancias en la final más hermosa de la Copa Intercontinental.
LA SINTESIS
Argentinos 2 (2) - Juventus 2 (4)
Argentinos: Enrique Vidallé; Carmelo Villalba, José Luis Pavoni, Jorge Olguín; Adrián Domenech; Mario Videla, Sergio Batista, Emilio Nicolás Commisso; José Castro, Claudio Borghi, Carlos Ereros. DT: José Yudica.
Juventus: Stefano Tacconi; Luciano Favero, Sergio Brío, Gaetano Scirea, Antonio Cabrini; Massimo Bonini, Massimo Mauro, Lionello Manfredonia, Michel Platini; Aldo Serena, Michael Laudrup. DT: Giovanni Trapattoni.
Incidencias
Segundo tiempo: 11m gol de Ereros (A); 19m Stéfano Pioli por Scirea (J); 23m gol de Platini (J), de penal; 30m gol de Castro (A); 33m Mássimo Briaschi por Mauro (J); 37m gol de Laudrup (J); 37m Renato Corsi por Commisso (A). Segundo tiempo suplementario: 12m Juan José López por Ereros (A).
Definición por penales: para Argentinos convirtieron Olguín y J.J. López. Los remates de Pavoni y Batista fueron atajados. Para Juventus convirtieron Brío, Cabrini, Serena y Platini. Laudrup remató desviado.
Estadio: Nacional (Tokio). Arbitro: Volker Roth, de Alemania. Fecha: 8 de diciembre de 1985.