Siete días de política
Arrolladora ofensiva de Milei en las sesiones extraordinarias
A pesar de su representación mínima en las dos cámaras, logró avanzar con la suspensión de las PASO, el proyecto de ficha limpia, el dictamen a favor de Lijo y la fragmentación del PJ.
Cuando Javier Milei llegó al gobierno se produjo una mutación en la relación de los poderes con un rasgo sobresaliente: la progresiva marginación del Congreso. El que al principio se vislumbraba como un serio obstáculo para la gobernabilidad ha pasado a ser un poder débil, resignado y subordinado. A pesar de que el presidente cuenta en ambas alas del parlamento con representaciones mínimas y escasamente calificadas, el “establishment” político fracasa repetidamente en sus intentos de hundirle proyectos decisivos.
El parlamento pasó de ser ignorado y bloqueado (no pudo tratar, por ejemplo, el presupuesto 2025) a dar luz verde a las iniciativas que el presidente necesita en el año electoral. Esto ocurre porque la desorientación de la dirigencia partidaria crece de manera proporcional al afianzamiento de la estabilidad económica. Contribuye sin duda también la falta de liderazgos opositores, pero mientras el dúo Milei-Caputo tenga la inflación alrededor del 2% y el dólar clavado cualquier posibilidad de reacción de “la casta” parece utópica.
Bajo estas circunstancias en la primera semana de extraordinarias el oficialismo consiguió arrollar a la oposición para imponer en Diputados la suspensión de las PASO fracturando al peronismo-kirchnerismo y en la segunda repitió la tarea con la aprobación del proyecto de ficha limpia. Las votaciones fueron aplastantes y las mayorías fueron construidas fuera del Congreso vía negociaciones con los gobernadores.
En el Senado la performance fue parecida. Consiguió dictamen favorable para el proyecto de las PASO e hizo una inesperada demostración de fuerza al presentar el dictamen favorable al ingreso en la Corte Suprema de Ariel Lijo con firmas de todos los colores políticos.
La jugada dejó atónito al kirchnerismo que había congelado el acuerdo como forma de presión hasta que les fuera servida su ración habitual de candidatos propios. Tan sorpresiva fue la movida que ni Cristina Kirchner ni sus voceros atinaron a decir una sola palabra al conocerse la novedad.
Pero los kirchneristas no resultaron los únicos sorprendidos. También quedó descolocada Victoria Villarruel que había intentado instalarse como la operadora del gobierno en la Cámara. Hubo también radicales desorientados cuando chequearon las firmas del despacho (ver “A la espera de explicaciones”).
Entre todos el espectáculo más elocuente de la nueva etapa por la que atraviesa el Congreso se vio el miércoles en la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, convocada para tratar el proyecto de suspensión de las PASO. El oficialismo no sólo consiguió quorum con la presencia del kirchnerismo, sino además instalar a la peronista amiga Alejandra Vigo en la presidencia de la comisión, plaza vacante desde la expulsión de Edgardo Kueider, otro peronista amigo, hoy preso en Paraguay. Para terminar el trabajo, mientras los kirchneristas todavía discurseaban anunciando el inminente estallido de un apocalipsis inflacionario, Vigo hizo circular el dictamen favorable al proyecto, indiferente a la oratoria opositora. Una réplica perfecta del congreso “escribanía” de Cristina Kirchner.
Para esta semana se espera que la ofensiva termine con la sanción definitiva del proyecto en el recinto, aunque para eso el oficialismo deberá contar con votos “K” en vista de que varios de sus aliados habituales se resisten a la suspensión de las PASO.
Otra parece en cambio la situación del proyecto de ficha limpia que el gobierno no quiere, pero que se vio obligado a aceptar por presión de Macri. La estrategia electoral oficialista consiste polarizar con CFK y su inhabilitación por corrupción representa un obstáculo para los planes de Milei y de su asesor Santiago Caputo. En suma, si el gobierno enfrenta alguna limitación en el Congreso a sus planes no se lo debe a una oposición que pasa por su momento de mayor debilidad.
El adversario más irritante para Milei sigue siendo el FMI y su negativa a fortalecer las reservas del Banco Central con un aporte de dólares frescos que se viene posteando desde hace meses. Aunque el país no tiene vencimientos en 2025, el malhumor presidencial con los burócratas del organismo terminó por impactar sobre Domingo Cavallo.
Se trató en realidad de una carambola. Milei cree que Cavallo informa regularmente al Fondo de la situación local y es a la vez vocero del organismo en los reclamos de devaluación del peso. Su hija Sonia pagó los platos rotos de esta desconfianza.
Pero, más allá de las intrigas palaciegas es llamativa la insistencia de Cavallo en favor de la devaluación y lo concreto es que los dólares del Fondo no aparecen. Por el enojo presidencial aumenta. Hoy el “staff” del organismo es el opositor que más lo preocupa (ver “Devaluación y conspiración”).