Podríamos preguntarnos: ¿por qué somos un país ganadero? Otros Estados explotan sus riquezas minerales y algunos son específicamente agrícolas. Y también hay naciones como Japón, que son estrictamente industriales. El caso japonés se explica fácilmente. Tiene muchísimas islas. Por otra parte, su suelo es volcánico.
Israel también, sin poseer un suelo fértil, es industrial aunque con ardua lucha e inteligencia, se ha explotado la agricultura y la fruticultura. Es industrial por su capacidad tecnológica no común. Pero vuelvo a la pregunta inicial: ¿por qué nuestro país es en gran medida ganadero? Trataré de explicarlo. En primer lugar porque es muy extenso y tiene un clima en general benigno, salvo en la Patagonia, en la que también se explota la ganadería, principalmente el ganado lanar. Pero también es ganadero nuestro país por razones históricas.
PRIMERA ESTANCIA
Hace ya siglos se levantó la primera estancia sobre tierras entregadas a Diego de Tovaldina, venido con don Pedro de Mendoza a fundar Buenos Aires y luego trasladado a Asunción con la despoblación de aquella. Se le otorgaron a Tobaldina tierras sobe el río Paraguay, a poca distancia de Asunción. Le facilitaron indios para la labor y así logró iniciar lo que se pensaba que sería una gran hacienda, pero sin ganado, pues este no había llegado aún a Asunción.
Nos cuenta la periodista Martha Salas que esperando las reses que no llegaban, el hombre prefirió ir a poblar tierras del Alto Perú, en búsqueda del oro y la plata. Años después, el nuevo adelantado Ortiz de Zárate se hizo responsable de introducir ganado desde el Alto Perú.
La palabra “estancia”, aparece por primera vez en ‘La Española’, actual Santo Domingo, capital de la República Dominicana, en pleno Caribe, para designar tierras de labor o de cría de ganado de importantes dimensiones. Las extensiones menores se llamaron “caballerías”.
Se cree que estancia, viene de estarse, poblar, llevar gente, animales. Las parcelas menores destinadas al cultivo de cereales u hortalizas se llamaban Chacras, término quechua venido del Perú.
Tanto creció el ganado de la primera estancia, que de allí salieron los ganados para la segunda y definitiva fundación de Buenos Aires y para poblar la gran llanura pampeana, tareas que se hicieron bajo la custodia de Hernandarias, que era yerno de Garay.
En 1598, Hernandarias, el primer estanciero criollo, llegó al gobierno del Paraguay, que incluía a Bs. As. y la Banda Oriental. Él fue quien distribuyó ganados en Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Buenos Aires.
En los 50 años que mediaron entre las dos fundaciones de Buenos Aires, se produjo en el campo, la reproducción del ganado que, dada su libertad, se hizo salvaje e inmanejable. Hacía peligrar las poblaciones rurales y las huertas. Cundió entonces el ocio de los paisanos, que no podían cultivar con el cuidado que se requería. Además la comida siempre estaba a mano, pues era muy fácil carnear una vaca.
Años después se daría el “permiso de vaquería” que autorizaba a matar animales salvajes con la única condición de reintegrar el cuero.
De esta abundancia de las primeras estancias argentinas, proviene nuestra característica como país. Por ello fuimos, somos y seremos un gran país ganadero.
Y en esta nota, no común en mi espacio, he tratado de explicar, el porque de nuestra riqueza ganadera, gran fuente de recursos, que caracteriza definidamente a nuestro país.
Afortunadamente, ha crecido enormemente la agricultura, que está prácticamente en el nivel de nuestra ganadería. Pero también ha avanzado en estos años, la industria. Pero esto será tema de otra nota. Y ya nuestro aforismo final: “El pasado es el mejor maestro del futuro”.
Israel también, sin poseer un suelo fértil, es industrial aunque con ardua lucha e inteligencia, se ha explotado la agricultura y la fruticultura. Es industrial por su capacidad tecnológica no común. Pero vuelvo a la pregunta inicial: ¿por qué nuestro país es en gran medida ganadero? Trataré de explicarlo. En primer lugar porque es muy extenso y tiene un clima en general benigno, salvo en la Patagonia, en la que también se explota la ganadería, principalmente el ganado lanar. Pero también es ganadero nuestro país por razones históricas.
PRIMERA ESTANCIA
Hace ya siglos se levantó la primera estancia sobre tierras entregadas a Diego de Tovaldina, venido con don Pedro de Mendoza a fundar Buenos Aires y luego trasladado a Asunción con la despoblación de aquella. Se le otorgaron a Tobaldina tierras sobe el río Paraguay, a poca distancia de Asunción. Le facilitaron indios para la labor y así logró iniciar lo que se pensaba que sería una gran hacienda, pero sin ganado, pues este no había llegado aún a Asunción.
Nos cuenta la periodista Martha Salas que esperando las reses que no llegaban, el hombre prefirió ir a poblar tierras del Alto Perú, en búsqueda del oro y la plata. Años después, el nuevo adelantado Ortiz de Zárate se hizo responsable de introducir ganado desde el Alto Perú.
La palabra “estancia”, aparece por primera vez en ‘La Española’, actual Santo Domingo, capital de la República Dominicana, en pleno Caribe, para designar tierras de labor o de cría de ganado de importantes dimensiones. Las extensiones menores se llamaron “caballerías”.
Se cree que estancia, viene de estarse, poblar, llevar gente, animales. Las parcelas menores destinadas al cultivo de cereales u hortalizas se llamaban Chacras, término quechua venido del Perú.
Tanto creció el ganado de la primera estancia, que de allí salieron los ganados para la segunda y definitiva fundación de Buenos Aires y para poblar la gran llanura pampeana, tareas que se hicieron bajo la custodia de Hernandarias, que era yerno de Garay.
En 1598, Hernandarias, el primer estanciero criollo, llegó al gobierno del Paraguay, que incluía a Bs. As. y la Banda Oriental. Él fue quien distribuyó ganados en Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Buenos Aires.
En los 50 años que mediaron entre las dos fundaciones de Buenos Aires, se produjo en el campo, la reproducción del ganado que, dada su libertad, se hizo salvaje e inmanejable. Hacía peligrar las poblaciones rurales y las huertas. Cundió entonces el ocio de los paisanos, que no podían cultivar con el cuidado que se requería. Además la comida siempre estaba a mano, pues era muy fácil carnear una vaca.
Años después se daría el “permiso de vaquería” que autorizaba a matar animales salvajes con la única condición de reintegrar el cuero.
De esta abundancia de las primeras estancias argentinas, proviene nuestra característica como país. Por ello fuimos, somos y seremos un gran país ganadero.
Y en esta nota, no común en mi espacio, he tratado de explicar, el porque de nuestra riqueza ganadera, gran fuente de recursos, que caracteriza definidamente a nuestro país.
Afortunadamente, ha crecido enormemente la agricultura, que está prácticamente en el nivel de nuestra ganadería. Pero también ha avanzado en estos años, la industria. Pero esto será tema de otra nota. Y ya nuestro aforismo final: “El pasado es el mejor maestro del futuro”.