Añoranza de un pasado pletórico de belleza
Ofrenda de la luz
Por Carlos Penelas
Dunken. 56 páginas
Las primorosas ilustraciones de Eugenia Limeses que exhiben la tapa y la contratapa de este libro pueden entenderse como introducción y epílogo líricos. Entre los temas que están presentes en el brillante poemario (dedicado a Héctor Ciocchini, in memoriam) figuran la nostalgia y la melancolía ("¿Cómo contestar esa pregunta ahora/ que tengo casi su edad y su sonrisa/cuando partió en ese batir de alas, en sombras?")
Ofrenda de la luz ofrece numerosas y hermosas imágenes, como "Y la mar embellecía arenas. /Infinita, silenciosa", y "¿De qué sirve esta imagen, esta muestra/ de un pasado que es olvido o melancolía?"
"La fotografía" puede considerarse como uno de los poemas más logrados de la colección por su profundidad y hermosura. Otro hallazgo dados su originalidad y su tácito humorismo es su homenaje al Club Independiente, que hubiera podido denominarse, por ejemplo, Club Victorioso o algo similar, pero Penelas prefirió titularlo "Epinicio a los diablos rojos", que incluye también una emotiva evocación de la infancia.
El poeta tiene una visión escéptica sobre los valores de nuestro mundo actual, como si añorara un pasado que fue pletórico en belleza: "Nadie habla del alma, del dolor, de la noche. / La soledad o el fuego son cosas del pasado. /La barbarie, entiendo, cumple su lento cometido."
Los cantos al amor no podían estar ausentes y así el lector puede disfrutar la emotiva sensibilidad de versos como: "En mi lengua el jubiloso olor de tus cabellos, / la entrecortada espuma desvelando los labios", o "Es por eso que oculto/ mi silencio en tus senos, mi vientre en tu vientre, /mi pasión desprendida en la lluvia."
Un poema en prosa, "Pesadilla" -cuyo contenido refleja perfectamente su título-, por su estructura podría considerarse una refinada microficción.
Dubrovnik, Roma, las Islas griegas y Fabriano son algunos de los lugares que menciona el poeta rememorando sus viajes. Además, cita a poetas, intelectuales y artistas, demostrando una amplia cultura derivada de su profunda pasión por los libros. La obra evidencia que entre sus poetas preferidos figuran -por citar algunos- Eugenio Montale, Giuseppe Ungaretti, René Char, Ricardo Molinari, Luis Franco y la poesía clásica española del Siglo de Oro.
Germán Cáceres