Adultos mayores al poder
Si bien la sabiduría popular nos alertó desde hace tiempo con aquello de que “viejos son los trapos”, lo cierto es que –hasta hace poco– la idea que prevalecía era la de que una persona en edad de jubilarse debía comenzar a pensar a qué club iría a jugar a las bochas o en qué plaza estaría pasando la tarde entretenido en dar de comer a las palomas o –en el mejor de los casos– decidir en cuál bar habría de reunirse con otros miembros de su grupo etario para conversar sobre naderías.
Tanto es así que el programa televisivo de audiencia masiva La tuerca (tuvo dos ciclos, uno desde 1965 a 1974 y otro desde 1982 a 1989) incluía en cada emisión un sketch sobre cuatro jubilados que sentados en el banco de una plaza pasaban el tiempo discutiendo tonterías, exhibiendo confusiones mentales y enredándose en recuerdos desdibujados que nunca conseguían completar.
No hace tanto de todo eso. Era la idea que prevalecía. Al cumplir cierta edad, los humanos nos transformábamos automáticamente en objetos descontinuados de ninguna utilidad, ni valía. A más abundamiento, otro programa cómico mostraba a una familia que solía dejar olvidado a su familiar jubilado en una silla puesta en la vereda de la casa.
¡Pero está a la vista que las cosas han cambiado!
En primer lugar porque tanto médicos como psicólogos especializados en geriatría coinciden en que una persona, a partir de los 60 años de edad cronológica, puede estudiar un nuevo idioma, hacer una carrera universitaria, iniciar la práctica de un nuevo deporte. O sea, reiniciar su vida.
En una exposición durante la actual 47 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el Dr. Mario Pacho O´Donnell – médico y psicoanalista, escritor e historiador que está trabajando e investigando en el tema – señaló que lo que suele conocerse como “la vejez” es, hoy en día, el momento adecuado para llevar adelante todas aquellas cosas que la persona fue dejando sin hacer en su existencia, pero que realmente desea hacer. Lo que nosotros podemos llamar “deseos positivos de vida.”
Pero vayamos más lejos, para hacer una afirmación hasta hace poco impensable. Es la siguiente: los adultos mayores al poder.
Analicemos, con los hechos, si tenemos o no razón al hacer esta afirmación.
El actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, anunció que se presentará por la reelección en ese cargo. Biden el 20 de noviembre de este año cumplirá 81 años. De continuar, pasará los 86 años de edad presidiendo a la mayor potencia del mundo.
Su oponente parece ser Donald Trump, quien el venidero 14 de junio estará cumpliendo sus 77 años. De acceder a una nueva presidencia será otro octogenario al completar el mandato.
Podría suponerse que esto es sólo una excepción. Y que otros países líderes tienen presidentes jóvenes. Pero, a poco que indaguemos advertiremos que no es así. Veamos.
Vladimir Putin el 7 de octubre cumplirá 71 años. Xi Jinping este 15 de junio cumple 70 años. Luiz Inácio Lula da Silva tiene 77 años. Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, cumple 70, el 13 de noviembre. Carlos III asumirá el trono real con 74 años cumplidos.
Podríamos continuar con una extensa lista de personas que están a cargo de entidades financieras, científicas, técnicas, culturales, artísticas; de toda índole. Y todas han pasado la edad de jubilarse. Empero, continúan trabajando con ideas concretas y notable creatividad.
Por eso, no dudamos en afirmar que –aún frente a la sorpresa de muchos– en este siglo XXI, los adultos mayores están en el poder.