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Adolescencia y drogas

La serie “Adolescencia” que hace furor en Netflix pone el punto sobre uno de los temas candentes hoy: el significado de la vida (asesinato de una joven por un púber), la incomunicación entre adultos y púberes ya que el lenguaje de ambas generaciones es diferente y describe un mundo desconocido. Nunca como hoy “el segundo nacimiento”, ya que eso es la adolescencia, se convierte en un interrogante ante el cual pareciera que no encontramos respuestas.
Los que trabajamos con adolescentes dependientes a las drogas y al alcohol vemos como se reflejan en este “segundo nacimiento” los traumas que ocurren en los primeros años de vida (“el primer nacimiento”).
El logro de una autonomía (“auto-nomos” o sea encontrar en sí mismo la ley o sea un cierto orden) que sería el cierre de esta etapa hoy, como quizás nunca, resulta difícil. El proyecto de vida y el sentido hacia metas (amor, cultura, trabajo que en Freud son la clave de la salud mental) resultan ser para muchos objetivos inalcanzables.
Erikson -gran estudioso de la adolescencia- nos muestra que esa autonomía implica un nuevo concepto como lo es la consolidación de la Identidad (“ser alguien”) mientras que lo que nos encontramos hoy es que ese alguien es un “nadie” que busca en una pastilla o polvo mágico una identidad que lo transforma en una “nada” que vaga por el mundo.
Nuestra tarea como terapeutas es que ese “nadie” que nos consulta sea “alguien” a través de nosotros. Esta tarea implica una gran empatía y un manejo del tiempo ya que el paciente necesita madurar. La maduración es un concepto fundamental para lograr esa ansiada autonomía, la consolidación de la identidad y el ser alguien. Así el ser humano que no puede dejar la adolescencia se aferra a drogas que detienen el desarrollo emocional de este “segundo nacimiento”.

UN MUNDO DESCONOCIDO PARA EL ADULTO
Las drogas ocultan los traumas, se huye de ellos con pócimas mágicas que los “dealers” y las costumbres implantadas en esta sociedad imponen. Nunca como hoy crecer y madurar resulta tan difícil: familias rotas, escasez de vínculos fundantes, ruptura de las transmisiones generacionales (no conocen a los padres, estos se ausentaron, lo abandonaron en otros casos); y al lado de esto un mundo tecnológico que con sus pantallas atrapa y dirige sus conductas.
Muchos pacientes me relatan que hay una “Internet negra” (no conocida por la mayoría) que permite conseguir desde drogas hasta sexo, armas, etc. Sitios y aplicaciones en donde lo perverso está a la mano. La escuela, en muchos casos, pierde la función de instrucción y educación y se convierte como en la película de Netflix en una espectadora de un mundo que parece desconocer e incluso tampoco puede disciplinar.
A mis pacientes en la comunidad terapéutica les pido que escriban sus traumas y uno de ellos que tuvo 23 internaciones en sus 20 años (drogas-“puerta giratoria” en sanatorios o en hospitales con suero y a la calle) y me escribe llorando tengo que crecer y madurar “ajustarme los zapatos porque si no lo hago voy a pisar vidrio toda mi vida y es un momento de un “párate” en tiempo, lugar y espacio. Hoy avanza asimilando un origen desconocido en su vida y con una adopción amorosa que lo salvo de la nada. La comunidad terapéutica es su “segunda casa” y si lo logra alcanzará esa maduración deseada.
La “píldora roja” de la película de Netflix no le sirvió. En el lenguaje de la película en el mundo adolescente que describe es la opción para descubrir la verdad. La “píldora roja” es contraria la “píldora azul” que representa la ignorancia y la comodidad (en lenguaje callejero porteño es el mundo de los “caretas” o sea de los que no se drogan); la roja representa la opción de descubrir la verdad y enfrentar la realidad de la Matrix representando la búsqueda de la verdad, la toma de conciencia y la capacidad de ver más allá de la superficie y además la libertad y la autonomía. La Matrix es el mundo de las maquinas inteligentes que nos dominan como describe esa película estrenada en 1999. Mundo de máquinas, marketing, pantallas que nos dominan. Se acabo el mundo de las palabras y el amor que parecen haberse extinguido.

ASPECTOS FUNDANTES
En el principio era el “Verbo y el Dios es Amor” bíblicos ya parecen ser letra fenecida. En un mundo donde no se transmitieron (fracaso de las transmisiones generacionales) los aspectos fundantes de la vida: “amor, límites y valores” y triunfó el mundo de las pantallas todo puede pasar como el asesinato de la película, una misoginia que oculta un narcisismo que nos lleva a la estupidez, la depresión y la soledad que junto al vacío se llenan con drogas y alcohol. La verdad pasa por otro lado para nosotros: el encuentro, los vínculos, sanar traumas, renunciar a pócimas mágicas; en suma, “palabra vs. química”.
Se ha politizado este tema como forma de misoginia y sexismo ignorándose las causas subyacentes: crisis en los vínculos familiares y sociales, ansiedad, falta de habilidades sociales y/o depresión adolescente.

EL MUNDO DE LOS TRAUMAS
Un paciente adolescente me escribe que vivió solo durante toda su infancia, sus padres estaban, pero se peleaban o se drogaban. Crecí deprimido, seguí el ejemplo de ellos y empecé a consumir. Hoy está en su “segunda casa” como es la comunidad terapéutica estudiando y edificando un futuro con un familiar que lo apoya. Además, recibí “palazos”, me pegaban con correa, y violencia verbal. Llegue a tomar sopa de marihuana y un ¿amigo? de la familia le daba dinero (abundante) para comprar droga semanalmente.
Sexo de mis padres delante de mí, también me relata con dolor. Es el “mundo del revés” de María Elena Walsh (1930- 2011), maravillosa canción para estos tiempos, en donde los valores, normas y expectativas comunes son invertidos o distorsionados. Lo bueno o correcto de repente se torna incorrecto. Matar es algo común; ya la vida del otro no es sagrada, por ejemplo. La inversión de valores es el paradigma del “mundo del revés”, la distorsión de la realidad ajustándose a ese mundo del revés, lo absurdo llega a ser lo verdadero.
Lo describe muy bien G. Orwell (1903-1950) en la novela “1984” en donde la liberad es esclavitud y la verdad es mentira. También la película “El show de Truman” (1998) en donde el protagonista descubre que su vida es un programa de televisión y que su mundo es el mundo del revés. El éxito de los programas de “chimentos” en nuestra televisión muestra que para muchos la vida es eso. Habitualmente los hijos quedan a un costado y son meros espectadores de adultos que pelean y son mostrados en esos programas y que además luchan por salir en las pantallas. ¿Qué será de esos hijos? La mayoría de la humanidad viven en Matrix creyendo que es la realidad real, mientras que en realidad están conectados a maquinas que les extraen energía. Es un ejemplo de la manipulación y se narra la lucha entre la humanidad esclavizada y la búsqueda de la libertad. Es la dependencia a la tecnología y la perdida de humanidad Los policías de la película de Netflix asisten absortos en la investigación del asesinato a la vida de un colegio que es un “aquelarre” y la oficial le dice a su compañero: “lo único que necesitan los niños es algo que los haga sentirse bien consigo mismos”.
Tarea difícil en estos “tiempos nublados”, como diría Octavio Paz (1914-1998).