Adicciones: Desamparo y desfamiliarización

“…Ser un niño no querido, ser pasado de una persona a otra en los primeros meses de vida, predispone a la enfermedad antisocial”. (D. Winnicott)

Llegan pacientes a la consulta luego de muchos años de consumo de drogas con notorios déficits cognitivos y motores además de daños en su sistema respiratorio, pulmonar, neumonía, enfisema, etc. También los daños cardiacos con hipertensión arterial de mínima y varios infartos.
Así llega Jorge vencido y derrotado con la imagen misma de la tristeza en su rostro. Veinte años de consumo presumen en un hombre de 38 años la imagen de un hombre de una vejez malvivida. Se quedo solo con su carnet de obra social y con la esperanza puesta en un grupo de profesionales y de compañeros de rehabilitación. Nos llama la atención la imposibilidad del autocontrol ya que cuando comienzan a consumir no pueden parar.
Los tratamientos en adicciones se han enriquecido notablemente con los avances de la neurociencia ya que el sistema nervioso queda dañado por el consumo de drogas especialmente en las zonas del cerebro más ligadas con el control de impulsos, la abstracción, la planificación de actividades, la atención y todos los sistemas del placer que quedan virtualmente “hipotecados” por la dependencia a las sustancias (es fundamental el papel de la corteza de asociación frontal porque está involucrada en conducta cognitiva y en la planificación motora).
A medida que vamos trabajando con el paciente y su familia la conjunción de factores genéticos y ambientales modifican conductas cerebrales “específicas” y es precisamente el ambiente terapéutico que proporciona la comunidad terapéutica un elemento de neuro-regeneración de los sistemas cerebrales alterados por el consumo de drogas.
El cerebro es un órgano plástico que esta en permanente contacto con el ambiente. De ahí lo importante en la rehabilitación que el paciente se aleje de lugares, personas y situaciones que lo pueden llevar a una recaída.
El cerebro del consumidor de drogas quedó “hipotecado” en todos los sistemas de placer y determinadas señales pueden llevar a volver a consumir especialmente en los primeros momentos de una rehabilitación.
El ambiente de drogas modifica en su consumo la estructura funcional y estructural del cerebro; pero al mismo tiempo también el propio proceso terapéutico con grupos, psicoterapia, terapias familiares, actividad física, yoga, etc., forman un historia de aprendizaje que ayuda a la neuro-regeneración del sistema nervioso.

EL AMBIENTE TERAPEUTICO EN LA REHABILITACION
La comunidad se ubica en esta estructura en donde inter-retroactuan distintos factores como son los genéticos, epigenéticos, desarrollo infantil en donde los factores de amparo-desamparo parental tienen mucha influencia, estilos parentales, desarrollo y entorno junto con los contextos que rodean un desarrollo.
Se une a todo esto el concepto de lo traumático (no solo los abandonos infantiles y traumas varios en la primer infancia y en la adolescencia), sino también los traumas neurotóxicos cotidianos (ósea el consumo voraz diario) que implican montos excesivos de excitación y también una crisis de todos los sistemas de elaboración psíquica y de todas las mediaciones sociofamiliares. Existe una traumatización crónica cuando se llega a estadios adictivos.
Esto forma parte de la complejidad de la estructura adictiva en donde las estructuras cerebrales permiten el tránsito de todo un tejido simbólico de transmisión de notas de vida, valores, modelos de vida dentro de un contexto de des-familiarización que se da en la postmodernidad. Los niños o jóvenes abandonados con un cerebro que no ha terminado de desarrollarse y mielinizarse están sometido a efectos permanentes neurotóxicos y por ende neuro-degenerativos.
Así nos vamos encontrando precisamente con pacientes con alteraciones cognitivas (atención, memoria, capacidad de planificación, memoria de trabajo, etc.) derivados del daño al cerebro del consumo.
Es la propia actividad terapéutica junto al no consumo de drogas uno de los aspectos fundamentales que participan de la neuro-regeneración.
Las drogas actúan sobre el centro del placer y van generando un estado de perturbación de la neurotransmisión que puede ser reversible o crónico:
A- Se modifica la capacidad del usuario para controlar la autoadministración.
B- Triunfan las conductas compulsivas.
C- Hay modificaciones de la conducta humana y del ordenador cerebral. D- Son xenobióticas( o sea no son necesarias para la salud cerebral muy por el contrario lesionan su funcionamiento); y actúan sobre el cerebro a dosis muy muy bajas.

Se va efectivizando cuando avanza el proceso adictivo lo que podríamos llamar el “progreso regresivo” al “homo demens” (concepto muy feliz del pensador francés E. Morin que lude a la demenciación progresiva en la medida que se va alejando del “homo sapiens” y mucho más del concepto mucho más feliz de Ortega y Gasset que define al hombre como un “homo incipiens” o sea alguien que nunca termina de hacerse y desarrollarse).
Todo esto culminará en daños al sistema nervioso especialmente en el llamado deterioro fronto-temporal que implica la destrucción de las áreas claves de la empatía y de la conciencia de sí; surgiendo el llamado sujeto “hipofrontalizado”.
El Premio Nobel de Medicina